Un hombre corrió el maratón de Tokio con 3,000 amigos virtuales a cuestas
Los maratones alrededor del mundo son conocidos por atraer a cierta clase de corredores – aquellos que visten atuendos extravagantes para la agotadora carrera.
Pero ninguno se ha vestido como Joseph Tame, que completó el maratón de una manera poco usual en el Maratón de Tokio el pasado domingo.
A Tame le tomó un poco más de tiempo correr el trayecto, pues llevaba a 3,000 personas con él. Pero no era gente real, sino gente virtual, quien lo vio correr en vivo desde los 4 iPhones de Tame.
Tame transmitió los 42 kilómetros enteros con un iPhone que apuntaba a su rostro y otro que apuntaba hacia al pavimento frente a él. Un tercer iPhone era un localizador GPS que permitía que los seguidores pudieran ver todo su recorrido. Un cuarto teléfono le permitió comunicarse con sus amigos, escribiendo tuits sobre su progreso.
Esos tuits se mostraban en el iPad atado a su espalda.
“Es uno de esos retos locos donde ves a la gente quebrarse y llorar”, dice Tame, mientras terminaba los primeros 10 kilómetros de recorrido.
Los audaces intentos de Tame por terminar todo su recorrido con un centro móvil de iPhones fueron eclipsados sólo por su audaz vestimenta. Tame usó un rehilete de plástico rosa sobre un casco y conejitos rosa en sus tenis.
Los brillantes rehiletes fueron parte de la diversión de Tame, y no tuvieron mayor relevancia en su transmisión a través de internet, excepto por un monitor climático pegado a su espalda.
"Todo se resume a hacer presión sobre los límites de lo que es considerado un uso aceptable de los medios móviles", dijo el ciudadano británico de 33 años de edad, que vive en Tokio.
“Cuando ves un maratón en televisión, se siente un poco distante. Realmente queremos sumergir a la gente en la experiencia para que nunca olvide el Maratón de Tokio 2011”, dijo.
Como productor que trabaja en redes sociales, Tame dice que está reduciendo los límites de los medios. “Es una transmisión ciudadana. ¿Podemos llevar la cobertura de eventos deportivos en vivo al siguiente nivel?”.
Al igual que varias incursiones pequeñas en transmisiones ciudadanas, Tame no está ganando ni un centavo. Su elaborada idea fue financiada por él mismo, y parte del dinero que recaude será destinado a la Fundación Tyler, una caridad para el cáncer infantil con base en Tokio.
Todo este intento, dice, pretende ser divertido. Es un objetivo que Tame creó en el camino, con amigos en una habitación mini controlada transmitiendo sus videos en Ustream.
Las transmisiones ciudadanas enfrentan problemas muy pronto, desde errores en los videos hasta baterías muertas, algo que fue omnipresente en todo el recorrido de Tame.
“Las transmisiones son una gran pesadilla”, dijo Tame a la mitad del maratón. Dice que sus baterías se estaban agotando y el audio fue un problema persistente en la primera mitad de la carrera.
Pero Tame mantuvo la exuberancia incluso en medio de los problemas técnicos, arreglados en parte por sus amigos en la habitación de mini-control y por la multitud que lo animaba.
“Soy studio 3, en el camino”; dice Heather Russel, una amiga que tuiteaba y transmitía por medio de su iPhone.
En la marca de 35 km, Russel y algunos de sus amigos lograron reunir a porristas adolescentes japonesas para animar a Tame en la parte final del maratón.
Cuando Tame las vio estaba feliz. “¡Estoy muy sorprendido, increíble!”.
Tame arranca en la parte final con sus cámaras. “Sí, lo logramos, ganamos la medalla”, dijo Tame, aunque con toda su vestimenta la medalla no logró pasar por el casco.
Pero también está cansado, diciendo que fue mucho más difícil de lo esperado , sobre todo porque cargaba 4 kilos de vestimenta. Cuando les preguntaron si lo haría de nuevo el año siguiente, dijo que no. “Una vez es suficiente para esta locura”.
Otro corredor notable del domingo fue Edison Peña , uno de los 33 mineros chilenos rescatados en octubre después de pasar 69 días atrapados bajo la tierra.
Peña, que corrió el maratón de Nueva York en noviembre, terminó la carrera en cinco horas y ocho minutos, media hora más rápido que su tiempo en la Gran Manzana. Durante su dura prueba en la mina, Peña corrió 10 kilómetros al día a través de una serie de túneles.