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El futbol y otros juegos ayudan a la víctimas más jóvenes en Japón

Los esfuerzos de voluntarios para enseñar deportes y juegos, ayudan a las víctimas del terremoto y tsunami a recuperar sus vidas
jue 07 abril 2011 02:18 PM
Japón
futbol japón Japón

Los niños corren a través de una cancha jugando a los 'quemados', arrojándose la pelota unos contra otros, ajenos a la nieve que llena el aire junto con sus risas.

La diversión pura es conmovedora, considerando los niños y su ubicación. El campo de juego es una escuela convertida en refugio en Minamisanriku, uno de los lugares más golpeados por el terremoto y el tsunami del 11 de marzo, el cual arrebató a todos estos niños sus casas, sus posesiones y –en muchos casos– miembros de sus familias. Miles de personas siguen como desaparecidas.

World Vision ha creado un 'espacio amigable con los niños', un programa que la organización ha replicado alrededor del mundo, para que los niños se ayuden unos a otros. Estudiantes de educación media superior trabajan voluntariamente para ayudar a elegir equipos de policías y ladrones y enseñar a los niños habilidades de futbol soccer.

Los esfuerzos son enormes.

Misato Oyama, de 11 años, perdió a su abuelo en el tsunami. “Temo que otro gran tsunami venga y destruya otra parte de mi ciudad”, dijo.

Las familias que vivían a lo largo de a costa ahora están dispersos en muchos refugios distintos, creando mayor inestabilidad para los niños que aún lidian con la destrucción que han experimentado. “Para que ellos recuperen una rutina y su vida normal, es muy importante estabilizarlos y ayudarlos a recuperarse del estrés y del duelo”, dice Makiba Yamano, una líder de equipo de World Vision.

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En una sola mañana, el gimnasio de la escuela primaria Kamaishi es transformado desde el refugio improvisado para cientos de personas en un lugar para un retrasado día de graduación.

“Estoy emocionada por poder ver a mi hijo graduarse de sexto grado pese a que cada día ha sido una pesadilla después de que amigos y familiares suyos murieron”, dijo Shigeko Ogasawara.

Su hijo Shu estaba de vuelta con sus amigos y riendo pese a sus preocupaciones acerca del futuro.

La directora, Kouko Kato, dijo que ella creía que los constantes simulacros de tsunami ayudaron a salvar a toda la clase cuando la verdadera alerta de tsunami sonó. "Estoy muy contenta de ser capaz de dar 42 certificados a 42 estudiante", dijo.

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