Rafael Nadal y su tropiezo con 'la misma piedra' balcánica
Aunque Rafael Nadal asegurara este domingo que la derrota ante Novak Djokovic en la final del Abierto de Australia ha sido la menos dolorosa en su carrera, esta fue su tercera caída consecutiva en una final de Grand Slam.
El español, un deportista acostumbrado a cosechar récords, obtuvo esta vez en Melbourne esa marca indeseada de derrotas, y frente al mismo rival serbio en la era de los abiertos.
La primera, quizá la más fuerte en la trayectoria de Nadal en el circuito profesional, fue en Wimbledon en julio de 2011, en la que Djokovic lo degradó como cabeza de la clasificación mundial —algo que ostentaba desde el 2008— y perder después la final en Londres con el nativo de Belgrado.
Pero también fue importante para Nole quien en aquella ocasión le quitó la corona a Nadal en cuatro sets de 6-4, 6-1, 1-6 y 6-3, para afianzar su primer título en Wimbledon, algo que celebró de una manera algo peculiar, al comerse el pasto de la cancha.
Flushing Meadows, amenazado por los efectos del huracán Irene, fue el siguiente escenario en el que estos tenistas se enfrentaron. Djokovic nuevamente le quitaba un título al de Manacor en el Abierto de Estados Unidos.
El dominio del serbio en la cancha dura era cada vez más evidente —seis victorias en la temporada pasada sobre Nadal—, aunque el español aun puede presumir su fuerza en las duelas de arcilla, con cinco títulos en Roland Garros, mientras que Djokovic no ha podido alzarse con ninguno.
Ahora Australia fue testigo de un partido épico en la final de su abierto de tenis : un partido de casi seis horas de duración, y pese a que Nadal tuvo la oportunidad de llevarse el juego en el quinto set, el cansancio fue clave para que Djokovic sentenciara el duelo.