Lindsey Wright se recupera de la batalla contra la depresión
“La gente decía, ‘oh, ¿qué pasa con tu golf?, ¿qué pasa con tu golf?’ y yo pensaba, no es el golf, es mi cabeza, soy yo”.
Cuando Lindsey Wright habló durante la ronda de apertura del primer torneo en la temporada de golf femenil el jueves, era sólo su impresionante cinco bajo par en 67 tiros en el Campeonato Kraft Nabisco de lo que las personas querían hablar.
La australiana dejó atrás el golf en octubre del año pasado, luchando contra el aislamiento en el LPGA Tour y bajo el peso de una condición que la estaba llevando a beber.
“Las personas piensan, ‘la depresión, sólo supérala si estás de mal humor o como sea’. Realmente te impacta físicamente”, reveló la golfista de 32 años.
“Jugar en este tour, salir y tratar de jugar, trabajando arduamente cada semana cuando no has dormido y no puedes concentrarte o enfocarte y además tienes otros síntomas, te deprime, y es una pesadilla”.
La batalla de Wright con la depresión se encontraba en su punto más alto durante las noches que pasaba sola en el tour, cuando el único respiro que podía encontrar estaba en una botella.
“Pero creo que el punto más bajo es cuando tienes insomnio y te despiertas a las dos de la mañana”, dijo la cuatro veces campeona del LPGA Tour. “No hay alivio en tu mente, realmente, y me refiero a que, el único momento en que me sentía aliviada era con dos botellas de vino tinto.
“Te ayuda a dormir, pero no es la manera de combatirla. Allí es cuando me di cuenta de que tenía un problema, y tuve que enfrentarlo porque me ponía peor”.
La condición de Wright empeoró en 2009, después de que alcanzó el resultado más impresionante de su carrera al quedar en segundo en el Campeonato LPGA; uno de los cuatro majors en la temporada femenil.
“Tuve una gran temporada”, dijo. “Terminé segunda con Anna Nordgyist en el Campeonato LPGA, y después empecé a ir en picada.
“Como que pasó de repente. Tienes ataques, y sin ir al psicólogo, no era un buen momento, simplemente no pude superarlo.
“Llegué a casa en septiembre del año pasado y dije, ‘ya fue suficiente, ya no quiero jugar’. Y mi papá me dijo, ‘¿sabes qué? está bien que quieras hacer eso, pero necesitas algo en que recurrir’”.
Así que durante su tiempo fuera del campo, Wright decidió tomar sus primeros pasos en carreras alternativas.
“Trabajé con los medios en el Abierto South Wales State de hombres, y luego trabajé en la oficina de torneos en el Abierto masculino de Australia e hice algunas otras cosas relacionadas con los medios y el deporte”, dijo.
“Fue realmente grandioso. No levante un palo de golf desde el último evento en el que jugué, que fue Taiwán, hasta el 2 de enero”.
El descanso de Wright del deporte parece haber funcionado. Hizo un birdie-putt de 13 pies (3.9 metros) para llevarse el Abierto de Nueva Zelanda el mes pasado, y después de una sólida primera ronda se encuentra en camino para llevarse su primer título en California.
“Si me hubieras dicho antes de Nueva Zelanda, que iba a ganar, no hubiera ido, ‘oh sí, como sea, tengo tan mala suerte’. Pero haber ganado ese torneo abrió todas estas puertas para que jugara en Europa, lo que realmente quiero hacer.
“Estoy emocionada. Y realmente estoy disfrutando de mi golf, que ya no es una carga pesada. Lo estoy disfrutando, en las buenas y en las malas”.
Wright se quedó a un tiro del liderato ocupado por la sudcoreana Amy Yang, que anotó en 66.
La cinco veces campeona de majors de Taiwán Yani Tseng (68) se encontró un tiro detrás de Wright, por delante de un puñado de jugadoras en tres que incluía a la ganadora del Abierto de Estados Unidos de 2010, Paula Creamer.