OPINIÓN: ¿Por qué un medallista de EU ondea la bandera de México?
Nota del editor: Ruben Navarrette Jr. es colaborador de CNN y columnista para otros medios. Puedes seguirlo en su cuenta de Twitter: @rubennavarrette
SAN DIEGO, California (CNN) — Cada cierto tiempo vuelvo a valorar cómo me siento acerca de los estadounidenses de origen mexicano que ondean banderas de México.
En gran parte tiene que ver con quién la ondea y bajo qué circunstancias.
En 2006, escribí una columna donde decía que era una mala idea para los defensores de la reforma de inmigración ondear banderas mexicanas mientras marchaban en ciudades de Estados Unidos como Phoenix, Chicago, Dallas y Los Ángeles. Es ilógico mostrar tu lealtad con un país mientras demandas alojamiento en otro.
Pero en 2007 escribí otra columna después de asistir a un concierto de Luis Miguel en Las Vegas, Estados Unidos, donde fanáticos del cantante mexicano desplegaron banderas de su país. Concluí que no hay nada de malo con eso.
Se trata del contexto. Hay una gran diferencia entre una protesta política y un concierto.
Ahora, gracias al medallista olímpico de Estados Unidos, Leo Manzano , y lo que considero como una forma equivocada y mal educada para celebrar su medalla de plata en la final de los 1,500 metros, tuve la oportunidad de reflexionar sobre el tema de ondear la bandera una vez más.
Después de que Manzano terminó su carrera y aseguró su medalla, hizo lo que los atletas normalmente hacen en los Olímpicos. Sostuvo la bandera de su país; la de las barras y las estrellas.
El atleta de 27 años nació en México, pero Estados Unidos es su país ahora. Su padre emigró ilegalmente desde la ciudad de Dolores Hidalgo —en el estado de Guanajuato—. Manzano fue traído aquí cuando tenía cuatro años. Como la mayoría de los inmigrantes, vinieron en búsqueda de mejores oportunidades. Y las encontraron: para ellos y para sus hijos.
El niño eventualmente se volvió un ciudadano estadounidense. Y entonces, después de mucho trabajo y miles de horas de entrenamiento, se ganó la oportunidad de representar a su país y competir en los Juegos Olímpicos. Y, para poner la cereza en el pastel, realmente gana una medalla de plata. La última vez que un estadounidense ganó una medalla de cualquier tipo en los 1,500 metros fue hace 44 años.
No puedes evitar sentirte orgulloso de Manzano y del país que le permitió la oportunidad de desarrollar su potencial.
Así que, ¿por qué Manzano cargó dos banderas en su vuelta de la victoria? Mientras el mundo lo observaba, levantó la bandera estadounidense y la bandera mexicana. No fue un buen vistazo. Y no fue una buena idea.
Manzano publicó mensajes en Twitter durante la competencia. En español e inglés.
Después de su victoria, tuiteó, "medalla de plata, ¡todavía se siente como si hubiera ganado! ¡Representando a dos países, EUA y México!".
Eso es gracioso, solo vi un conjunto de letras en su camiseta: EUA.
Después, dijo a los medios que estaba honrado de representar a Estados Unidos y México.
Me di cuenta que, para muchos de mis compañeros estadounidenses de origen mexicano, la imagen de Manzano ondeando dos banderas no es gran cosa. Y para muchos estadounidenses que nacieron en México, en realidad es algo grandioso.
Ambos grupos incluso podrían encontrar el gesto encantador, aunque, por diferentes razones.
La mayoría de los estadounidenses de origen mexicano que conozco necesitarían a un equipo entero de terapeutas para solucionar sus puntos de vista en cultura, identidad nacional, orgullo étnico y su relación con México. Son los huérfanos del suroeste; demasiado mexicanos para los estadounidenses, demasiado estadounidenses para los mexicanos.
Su reacción positiva a la fotografía tenía menos que ver con Manzano que con su propio sentido de desplazamiento.
Muchos mexicanos que vienen a Estados Unidos, particularmente aquellos que vienen como profesionales o se vuelven profesionales una vez que están aquí, ven a México con una mezcla de afección y culpa. Idealizan lo que dejaron atrás y encuentran más fácil amar al país desde cientos o miles de kilómetros de distancia. Pueden vivir en Estados Unidos, pero muchos de ellos siguen considerándose niños de México, del tipo de los que se escapan de casa.
Para ambos grupos, el hecho de que Manzano, que tiene doble nacionalidad, tomara la decisión de mostrar las banderas de ambos países fue un tipo de señal para la gente de México de que este joven no había olvidado el lugar de donde venía. Para algunos, ese concepto es emotivo y conmovedor.
Pero la imagen no me conmovió. Hizo que me doliera el estómago.
Entendido, me han llamado un separatista mexicano, un racista que odia a todos los que no son mexicanos o estadounidenses de origen mexicano, alguien que está obsesionado con su etnia. De hecho, no puedo recordar la última vez que alguien me acusó de no estar orgulloso de ser mexicano o estadounidense de origen mexicano. Y en los últimos 20 años, he escrito cientos de miles de palabras en defensa de los mexicanos y de los estadounidenses de origen mexicano.
Con eso dicho, la fotografía me molestó.
Algunas personas dirán que fue la decisión de Manzano, que fue su sudor y sacrificio lo que lo llevó a Londres, y esta era su victoria para celebrar como él creyera que era correcto.
Esas personas están equivocadas. Se enfocaron en lo individual. Pero lo último de lo que se tratan los Juegos Olímpicos es de lo individual.
Se trata de ser parte de un equipo: el equipo olímpico estadounidense. Se trata del orgullo nacional, no del ego.
Manzano no estaba allí para competir por él sino para representar a su país. Todo lo que tenía que hacer era decidir a qué país iba a representar. Escogió no escoger.
¿Qué me perdí? ¿Dónde estaban los atletas estadounidenses de origen italiano ondeando la bandera italiana, o los estadounidenses de origen irlandés ondeando la bandera irlandesa? No vi eso.
Recuerdo que, en 1992, el boxeador estadounidense de origen mexicano, Oscar De La Hoya, levantó ambas banderas después de ganar una medalla de oro en Barcelona. Pero eso fue en su mayoría simbólico, ya que De La Hoya nació en Estados Unidos. No era un inmigrante atrapado entre dos países.
Leo, con todo respeto, deberías estar orgulloso de tu logro. Te lo mereces. Pero cuando eres un atleta olímpico, no puedes llevarte tu pastel y también comértelo. Tarde o temprano, tendrás que escoger a qué país vas a representar. Y lo hiciste. Hiciste esa elección, cuando te pusiste la camiseta del equipo de EU.
No fue como la decisión que tus padres tomaron cuando escogieron a Estados Unidos en lugar de México hace un cuarto de siglo. Votaron con sus pies. Sería bueno si no hubieras dejado tu corazón atrás.
Este país te acogió cuando lo necesitabas. Ahora en tu momento de gloria, ¿qué país merece tu respeto? ¿el que no le ofreció nada a tus padres y los obligó a irse o el que te acogió y te dio la oportunidad de vivir tus sueños?
La respuesta debería ser obvia.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Ruben Navarrette.