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2014, uno de los años más complicados para el Barcelona

El último título del Barça fue la Supercopa de España conseguida en el verano de 2013, desde entonces ha vivido una etapa inestable
mar 23 diciembre 2014 10:32 AM
messi barcelona
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La dimisión de Sandro Rosell, la investigación de la Audiencia Nacional por el caso Neymar, la sanción de la FIFA y el fallecimiento de Tito Vilanova marcaron un difícil 2014 para el Barça, que ha estrenado proyecto, con un nuevo técnico y un nuevo presidente.

Después del espejismo que supuso la etapa de Josep Guardiola al frente del equipo, aquellos maravillosos años en los que el Barça fue campeón de todo y referente del futbol mundial, ahora los azulgrana han vuelto a la incómoda realidad.

El último título del Barça fue la Supercopa de España conseguida en el verano de 2013. Desde entonces, los azulgrana no han podido levantar ni una más.

En 2014 falló en su intento de conquistar la Liga, que perdió en casa cuando dependía de sí mismo. Cayó en la final de la Copa del Rey y en los cuartos de final de la Liga de Campeones frente al Atlético de Madrid.

Lee: 2014, el mejor año del Real Madrid

En el primer mes del año, Sandro Rosell dimitió de su cargo como consecuencia del caso Neymar, que aún no ha sido resuelto desde la Audiencia Nacional, y fue sustituido por Josep Maria Bartomeu, hasta entonces vicepresidente primero de la entidad.

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El fallecimiento de Tito Vilanova fue el gran mazazo anímico para el barcelonismo. Vilanova tuvo que ser sustituido en el verano de 2013 por Tata Martino debido a sus problemas de salud y la peor de las noticias llegó en abril de 2014.

Para el Barça ha sido un ejercicio complicado. Martino, técnico azulgrana desde el verano de 2013 a la primavera de 2014, no fue capaz de devolver a los azulgrana a los éxitos. Estuvo a punto en la Liga y en la Copa, pero no en la Champions.

Su frustración fue tal que poco después de perder la Liga en casa —el Barça necesitaba ganar y empató ante el Atlético de Madrid en el último partido— tiró la toalla. A partir de entonces, empezó una nueva etapa.

Al frente del nuevo Barça de Bartomeu se situó Luis Enrique Martínez y se dispuso de una inversión cercana a los 170 millones de euros, la más alta de su historia, para reflotar el equipo y todo ello con la sombra de la amenaza de la sanción de la FIFA, a raíz del caso La Masía.

En los primeros meses con Luis Enrique, el Barcelona se ha mostrado irregular. Empezó muy bien, pronto acumuló seis puntos de ventaja sobre el Real Madrid, pero poco a poco el equipo ha ido perdiendo gas.

Con una descomunal pegada, propia de un equipo con jugadores ofensivos como Messi, Neymar y Luis Suárez , su fichaje estrella del verano, el Barça ha goleado en muchos partidos sin ofrecer un gran juego y mantiene su pulso con los blancos después de perder en el Bernabeu y dejarse puntos en casa ante el Celta y fuera en Getafe.

El nuevo Barça se cimenta en una buena defensa —ha anotado solo siete goles en todo el campeonato—, pero ofrece muchas dudas. No es ya un equipo de centrocampistas, como en su etapa dorada, sino de delanteros, con todo lo que supone.

Lee: El primer gol de Suárez con el Barça, opacado por Messi

Este Barça recuerda más al equipo de Bobby Robson, dependiente de sus estrellas, que al Barça de la excelencia; y la estabilidad de la entidad se tiene que edificar desde el equipo.

Luis Enrique, hasta el momento, no acaba de darle al clavo. Depende el Barça de Messi, como siempre, pero jugadores importantes no hace tanto como Busquets o Iniesta no están en su mejor momento.

Xavi Hernández, que apura sus últimos meses en el equipo, es de los jugadores más en forma, pese a que se dio por hecho que con la llegada de Luis Enrique su periplo en el Barça había acabado.

De las ocho contrataciones realizadas, Suárez es el que ofrece mejores expectativas. Los dos porteros (Claudio Bravo y Ter Stegen) se han mostrado a gran nivel, Ivan Rakitic empezó muy bien y poco a poco se ha ido diluyendo.

Mathieu ofrece seguridad atrás y a Rafinha le ha faltado continuidad en un puesto muy claro. Los otros dos fichajes no responden a las expectativas: Douglas apenas ha contado para el técnico y Vermaelen llegó lesionado, ha tenido que ser operado de los isquiotibiales y aún no ha debutado.

Bartomeu aseguraba que era necesario regenerar a su Barça, pero la tarea será complicada, también en el área institucional. Y es que si el Barça no consigue volver a la senda del éxito será complicado que este verano no haya movimiento electoral.

El barcelonismo crítico reclama una cita en las urnas aduciendo que Bartomeu ha accedido a la presidencia sin haber sido votado por los socios.

Su mandato —el de Rosell— concluye en el verano de 2016, pero la oposición, con Joan Laporta y Agustí Benedito a la cabeza, está preparada porque saben que en el futbol lo que manda es la dictadura de la pelota: si entra o no.

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