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Celulares que son billeteras virtuales

Los servicios financieros a través de la telefonía móvil están tomando auge en Asia y África; más de 5.5 millones de filipinos utilizan su celular para realizar transacciones bancarias.
dom 21 octubre 2007 10:40 PM
La Cofetel dijo que el tráfico por teléfonos celulares creci

 Dennis Tiangco, de 18 años, debe ir al banco a cobrar su mesada semanal, que le es girada por su madre, que vive en Hong Kong, a su billetera electrónica: su teléfono celular.

Al detenerse en una sucursal del Banco GM en la localidad filipina de San Miguel, Dennis llena un documento y envía un mensaje de texto desde su teléfono a una línea bancaria dedicada a este servicio.

En cuestión de segundos, la transacción es aprobada y el cajero le entrega 2,500 pesos filipinos (54 dólares) menos una comisión del 1%. Ni siquiera necesita una cuenta bancaria para retirar el dinero.

Más de 5.5 millones de filipinos utilizan en la actualidad sus teléfonos celulares como billeteras virtuales, lo que convierte a Filipinas en el líder entre las naciones en desarrollo en ofrecer transacciones financieras a través de telefonía móvil.

Los servicios bancarios a través de instrumentos móviles, que también están tomando auge en Kenia y en Sudáfrica, permite que las personas que no poseen cuentas bancarias el poder hacer transferencias monetarias de una manera fácil, rápida y segura.

Este método se está difundiendo rápidamente en las naciones en desarrollo porque el tener un teléfono celular es mucho más común que poseer una cuenta bancaria.

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El sistema resulta particularmente útil para unos ocho millones de filipinos, el 10% de la población, que trabajan en el extranjero y envían dinero a sus hogares, como la madre de Dennis, Anna Tiangco.

Anteriormente, la mujer enviaba el dinero a través de giros bancarios, que tenían un costo de 2.50 dólares y tardaba hasta dos días en ser liberado el dinero.

En contraste, el método de los teléfonos celulares tiene un costo de apenas 13 centavos de dólar y es casi instantáneo.

''Lo bueno de esto es, que sin importar donde se encuentren mis hijos, ellos me pueden enviar un mensaje de texto y les puedo enviar el dinero de manera inmediata'', señaló Anna Tiangco en una llamada telefónica desde Hong Kong.

Los clientes también pueden almacenar cantidades limitadas de dinero en sus celulares para adquirir cosas en tiendas que participan en sus redes, aunque esta práctica aún no está muy difundida en las Filipinas.

Muchos filipinos usan sus teléfonos para transferir cantidades de tiempo aire, llamada ''cargas'' a clientes de telefonía de prepago. Un padre de familia, por ejemplo, puede enviar una ''carga'' de 60 pesos para renovar el tiempo aire del teléfono de su hijo, con cargo a la cuenta del padre.

Pese a que los japoneses y los sudcoreanos han utilizado sus celulares como monederos electrónicos virtuales desde hace varios años, esos sistemas utilizan un microprocesador de computadora implantado en el teléfono que le permite a la gente comprar cosas al agitar el teléfono frente a un sensor. Empero, el sistema filipino se basa en mensajes de texto simples.

Los cerca de 41 millones de usuarios de teléfono celular en las Filipinas son usuarios ávidos de los mensajes de texto. Las conexiones electrónicas han fomentado una cultura de rápidos saludos y bromas retransmitidas por bits a los pequeños aparatos. Los mensajes de texto también tuvieron un papel vital para movilizar a las multitudes que impulsaron la revuelta del ''poder del pueblo'' del 2001 y que terminó con la caída del gobierno del presidente Joseph Estrada.

Los dos mayores proveedores de telefonía celular de las Filipinas, Globe Telecom y Smart Communications, han impulsado este gusto por los mensajes de texto para ofrecerles a los consumidores el acceso al mundo del comercio electrónico.

Además, al aprovechar en el flujo de remesas de los filipinos en el extranjero, que enviaron a su país 12,700 millones de dólares el año pasado, las empresas Globe y Smart forjaron alianzas con proveedores de telefonía celular y con bancos extranjeros, así como con bancos locales y comerciantes, para crear una red que permita a los usuarios enviar y recibir dinero de manera internacional.

Por ejemplo, cuando Anna Tiangco desea enviar dinero a casa, ella se dirige a una sucursal de su servicio de telefonía celular, el Hong Kong CSL Ltd. donde un cajero le acredita a su teléfono celular la cifra de dinero que ella llevó en efectivo. Ella entonces lo transfiere a sus familiares a través de un mensaje de texto, en esencia, instruyendo a sus proveedores que deduzcan la cifra de su cuenta y se lo acredite a las personas que ella indique.

Si un teléfono celular cargado con dinero se pierde o lo roban, el dinero no puede ser cobrado mientras el número de identificación personal no es relevado.

El control del dinero puede ser recuperado mediante un reemplazo de la tarjeta SIM emitida por cualquiera de los dos proveedores de telefonía celular.

El sistema fue ''creado para pagos remotos y para los mercados no bancarios'', señaló Rizza Maiego Eala, presidenta de G-Xchange, la subsidiaria de Gobe a cargo del servicio de transferencia de dinero llamado G-Cash.

Eala indicó que medio millón de usuarios de G-Cash transfieren unos 100 millones de dólares mensuales, pero se negó a declarar cuántas transacciones involucran transferencias desde el exterior.

Smart ofrece un sistema de transferencia de dinero un poco diferente, que es empleado por cinco millones de filipinos y que integra el dinero o una tarjeta de débito con un teléfono celular.

Los usuarios pueden cargar sus teléfonos de dinero a través de mensajes de texto La tarjeta, que tiene un costo de 200 pesos pero que no exige poseer una cuenta bancaria, puede ser utilizada entonces para adquirir bienes en negocios que acepten la tarjeta MasterCard o pueden retirar el efectivo de un cajero automático.

El vocero de Smart Communications, Ramón Isberto, señaló que cada vez que un receptor hace uso del dinero, el remitente recibe un mensaje de transacción.

''El valor agregado en esto es que los filipinos en el extranjero tienen un mayor control sobre su dinero. Pueden creerlo, eso es muy importante para ellos'', agregó Isberto.

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