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Boom de casas sigue en México, pese a EU

La estabilidad económica en el país provoca un sector inmobiliario en auge y con crecimiento ré a diferencia de EU, en México las instituciones de préstamo no otorgan préstamos de alto riesgo
lun 21 enero 2008 05:50 AM
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México tiene una meta de un millón de nuevas hipotecas al añ

En su atareada agencia de bienes raíces, Ana Laura Pulido está haciendo sus mejores negocios en años, disfrutando una suerte de inmunidad mexicana a la crisis de viviendas en Estados Unidos.

“Es un tiempo de una buena esperanza”, dijo Pulido, que ha vendido centenares de casas a familias de medianos ingresos desde 1992. “El comprador hoy es un comprador más consciente. La gente compra con más tranquilidad. Puede planear para largo plazo”.

Fustigado durante mucho tiempo por los vaivenes de la economía estadounidense, México tiene ahora un sector inmobiliario en auge cuyo crecimiento récord encabeza América Latina, una señal de creciente estabilidad económica, y un lugar para inversionistas que buscan escapar de la crisis al norte de la frontera.

Instituciones gigantescas como el Sistema de Retiro de Empleados Públicos de California (CalPERS, por sus siglas en inglés), el mayor fondo público de pensiones en Estados Unidos, están financiando proyectos en México, donde reciben “más ganancias por sus inversiones”, dijo Clark McKinley, portavoz de CalPERS, que ha invertido más de 300 millones de dólares en fondos mexicanos de bienes raíces.

La tendencia pudiera incluso reducir el flujo migratorio desde México, al crear millones de dólares en empleos y ahorros personales en momentos en que los préstamos les permiten a muchos tener su primera oportunidad de ser propietarios de una casa.

El presidente Felipe Calderón ha fijado un objetivo nacional de un millón de nuevas hipotecas al año para el 2010. El lunes, Calderón dará a conocer una serie de medidas para asegurar que continúe el crecimiento económico, con planes para estimular el mercado de reventas en México y combatir la expansión urbana que ha comenzado a cubrir valles con centenares de miles de casas idénticas entre sí.

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El auge ha sido respaldado por seis años de crecimiento y estabilidad económica, y una escasez nacional de seis millones de viviendas. Aunque las tasas de interés están cayendo, apenas 6% de los 25.7 millones de viviendas en México están financiadas con hipotecas, en comparación con el 67% en Estados Unidos. La mayoría de los mexicanos heredan sus hogares, los compran con efectivo o los construyen.

Esa demanda en una nación de 108 millones de habitantes significa que las instituciones de préstamos pueden hacer cumplir estrictas normas que en el tercer trimestre del 2007 mantuvieron las tasas de cese de pagos por debajo del 4%, comparadas con 5.6% en Estados Unidos.

“México está en las etapas iniciales de la expansión”, dijo Juan P. De Mollein, director de finanzas estructuradas para América Latina en Standard & Poor’s. “Aún existen numerosos puntos para evolucionar, porque todavía hay abundante demanda”.

En Estados Unidos, las instituciones de préstamo que buscaban ampliar su cartera de clientes otorgaron hipotecas riesgosas a personas con malos antecedentes crediticios, pero en México esa categoría de “préstamos de alto riesgo” no existe, porque los prestamistas no la necesitan para crecer. Asimismo, muy pocos mexicanos cambian de vivienda o refinancian sus hipotecas, lo que mantiene estable al mercado.

“México no tiene un problema crediticio. Nosotros aún podemos escoger a quién le prestamos porque la demanda es muy grande”, dijo Mark Zaltzman, director financiero de Su Casita, una de las principales compañías hipotecarias en el país.

Una recesión en Estados Unidos podría ahogar las inversiones norteamericanas en México, reduciendo la creación de empleos y desalentando a los compradores de viviendas.

Pero no es probable que eso derive en despidos masivos y en cese de pagos de hipotecas, dijo Rafael Amiel, director para Latinoamérica en la firma de asesoría financiera Global Insight. México simplemente tiene mucho espacio para crecer, y sus pujantes mercados locales le han aislado un poco de los altibajos estadounidenses.

Todo ello representa un cambio radical desde 1994, cuando México devaluó el peso, lo cual generó un alza enorme en la inflación y las tasas de interés, obligando a dueños de viviendas a dejar de pagar sus hipotecas y colocando a los bancos al borde del colapso.

Los créditos se otorgaban con tantas dificultades que la mayoría de los mexicanos pagaban sus casas por adelantado, o las construían ellos mismos, a menudo una habitación a la vez.

Desde entonces, México ha visto una recuperación en el sector apoyada en una mezcla de iniciativas gubernamentales, inversiones privadas y un nuevo grupo de empresarios que adoptaron un enfoque más local al otorgar las hipotecas, aprovechando sus conocimientos de los antecedentes de las familias y los contactos en los barrios para asegurarse que la gente pague los préstamos.

Cada casa construida podría generar cuatro puestos de trabajo nuevos, dijo Carlos Gutiérrez, dijo el director de la Comisión Nacional de Vivienda.

En lugar de construir viviendas para la población, el gobierno reestructuró las leyes hipotecarias, estableciendo normas más estrictas para el crédito, evaluaciones uniformes y exhortando a los prestamistas a generar dinero en efectivo en los mercados financieros.

Asimismo, reformó el Infonavit, una agencia pública que concede más de la mitad de las hipotecas en México y es financiada por un impuesto del 5% a las nóminas. Se subcontrataron unos 20,000 empleos y la agencia dobló los nuevos préstamos a 458,700 en el 2007, dijo Víctor Borras, el director.

Otro mercado de enorme potencial está formado por los aproximadamente 11 millones de mexicanos en Estados Unidos, que ahora pueden comprar hipotecas para pagar casas en México, lo que les da más control sobre las ganancias que envían a sus familiares al sur de la frontera y reduce el tiempo que tienen que trabajar en territorio estadounidense para construirse un futuro en su país.

Millones de personas que compran por primera vez tienen ahora un bien inmueble para heredar a sus hijos, o usan las casas como garantía para financiar gastos futuros, lo que estimula el crecimiento.

“Siempre me he metido en la cabeza que lo único que les puedes dejar a tus hijos de herencia es el estudio y una casa”, afirmó Antonia Correa, una recepcionista de 37 años que pagó un enganche de 7,200 dólares por una casa de tres habitaciones en una nueva zona en Cuautitlán, en las afueras de la Ciudad de México.

“Un techo, es lo mejor. Es tu mundo, tu hogar”, señaló.

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