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¿Librará el G20 los fracasos del G8?

Las conclusiones del encuentro en Pittsburgh se parecen mucho a las producidas en años por el G8; el Grupo de los 20 podría sufrir la falta de resultados que caracterizó al equipo que reemplazará.
lun 28 septiembre 2009 10:32 AM
El presidente estadounidense, Barack Obama, participa en una sesión de la cumbre del G8 en Italia. (Foto: Reuters)
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El Grupo de los 20, el club más exclusivo del mundo, acaba de hacerse mayor y promete mucho para la economía global, pero seguramente tendrá los mismos problemas que el grupo que reemplaza a la hora de producir resultados.

Los líderes del G20, en su tercera reunión de alto nivel en menos de un año, dijeron que el siglo 21 necesita una nueva forma de coordinar la economía global para reemplazar al Grupo de los 7 y luego al Grupo de los 8, que durante las últimas tres décadas impusieron el ritmo decisorio a la economía mundial.

De ahora en adelante será el G20 el que lleve la voz cantante. Ello significa que las viejas potencias económicas -Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia, Canadá y Rusia- están ahora acompañadas por países como Argentina, Brasil, México, China y la India.

Los líderes veteranos fueron efusivos a la hora de ensalzar la ampliación del club. El primer ministro británico Gordon Brown dijo que el nuevo grupo será la "principal organización económica para atender la gerencia económica en todo el mundo".

El presidente Barack Obama, quien ayudó a negociar la composición del grupo entre la vieja guardia del G7 y los nuevos países, dijo que "no podemos encarar ya los desafíos de la economía del siglo 21 con los enfoques del siglo 20".

Empero, pese a la retórica altruista, los resultados salidos del encuentro del G20 en Pittsburgh se parecen mucho a los producidos a lo largo de los años por el G8: objetivos excesivos y grandilocuentes pero pocos detalles específicos.

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Ello no debería sorprender, ya que el proceso para obtener resultados es el mismo. Antes de que los dirigentes se sienten a negociar, sus ayudantes pasan horas trabajando en los detalles de los acuerdos.

Encerrar a un puñado de burócratas en una habitación para unas negociaciones largas invariablemente significa que cualquier propuesta atrevida es reducida al mínimo común denominador para superar las objeciones de otros países.

Francia y Alemania pidieron límites a las compensaciones de los banqueros, a lo que se opuso Estados Unidos. ¿El resultado?: una propuesta que pide a los reguladores bancarios ejercer mayor vigilancia a la hora de ligar la paga con el rendimiento, pero sin límites vinculantes.

Es un resultado decepcionante para un electorado estadounidense furioso ante la reaparición de jugosas compensaciones a unos banqueros cuyas entidades recibieron rescates financieros del erario hace unos pocos meses.

Del mismo modo, las gestiones de Estados Unidos para evitar otra crisis financiera al obligar a todos los países a adoptar normas más rígidas de capital y reservas seguramente no impedirán la próxima crisis financiera.

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