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Ideas inútiles para bajar la deuda de EU

Los legisladores estadounidenses dan propuestas mediocres para el problema deficitario del país; la reducción de la ayuda al extranjero y cancelar el gasto desperdiciado son algunas propuestas.
mié 06 enero 2010 06:00 AM
Estados Unidos tiene alrededor de 12 billones de dólares en deuda acumulada. (Foto: Jupiter Images)
mano-dolar-dinero-billetes-JI.jpg (Foto: Jupiter Images)

Sólo en el mundo de la deuda federal las decenas de miles de millones de dólares pueden ser errores de redondeo, y sí, los errores de redondeo son lo que muchos legisladores buscan para formular sus discursos apasionados sobre la reducción de la deuda. 

Sea cual sea el mérito de sus ideas, no rezan por generar ahorros significativos. Aún así, hasta el último centavo cuenta.

Pero "el último centavo" no tiene la fuerza suficiente cuando hablamos de 12 billones de dólares en deuda acumulada , muchos billones de dólares más de lo esperado para la próxima década y decenas de billones de dólares más por encima de los déficits a largo plazo en Seguridad Médica y Seguridad Social.

Con esto dicho, los déficits fiscales a largo plazo podrían llegar a 60 billones de dólares durante los siguientes 75 años si no hay cambios, dijo Robert Bixby, director de Concord Coalition, un grupo de observadores del déficit.  

Es por eso que los observadores hablan de la necesidad de encoger la "brecha fiscal" a largo plazo, una medida del dinero que se necesita cada año a partir de ahora para mantener el rango de deuda al PIB donde se encuentra ahora. 

Se estima que esa brecha se encuentra entre el 4% y el 9% del producto interno bruto. En una economía de 14 billones de dólares, eso significa que para que el Gobierno cierre la brecha se necesitan entre 560,000 millones de dólares y 1.26 billones de dólares al año. 

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Si tomamos esto en cuenta, aquí hay un par de ideas para atacar la deuda que a los políticos les encanta traer a discusión mientras evitan la toma de decisiones más difíciles e infinitamente menos populares.

Reducir la asignación de fondos

Las asignaciones de fondos tienen mucho de malo, pero llevar la deuda estadounidense a la estratósfera no es necesariamente un punto en contra.

Una asignación de fondos se define normalmente como una porción del dinero designado a una agencia que un legislador o el presidente pide que se separe para un proyecto específico.

Mientras que algunas asignaciones de fondos son más difíciles de justificar que otras, no representan un gasto adicional: son una porción de la cantidad de gasto total que los legisladores ya aceptaron en cierto año.

El gasto de una asignación de fondos no representa más que un pequeño porcentaje del gasto total durante cierto año.

"Quienes sugieren que una reforma a la asignación de fondos es la respuesta para aumentar rápidamente la deuda federal, infortunadamente están desviando la atención del público lejos de los importantes problemas fiscales que está enfrentando nuestra nación", escribió el experto en presupuestos, Charles Konigsberg, en su libro "Las prioridades de Estados Unidos". 

Recortar el gasto desperdiciado

Incluso si todos están de acuerdo en cuál es el gasto desperdiciado, eliminarlo no haría la gran diferencia que todos esperan, pues dos terceras partes del gasto federal son obligatorias, lo que significa que los legisladores no pueden elegir cómo gastan (o si gastan) en ciertos asuntos presupuestales como Seguridad Social e intereses en la deuda del país. 

La otra tercera parte del presupuesto federal también se llama gasto "discrecional".

En 2010, la Oficina Presupuestal del Congreso espera que el gasto discrecional sea de alrededor de 1.4 billones de dólares, un poco más de la mitad destinada a la defensa, dejando 683,000 millones de dólares para asuntos discrecionales no relacionados a la defensa, como educación y transporte. 

Casi con certeza hay gastos desperdiciados en estas áreas, pero no varios cientos de miles de millones de dólares al año.

La oficina presupuestal de la Casa Blanca emprendió varios esfuerzos el año pasado para reducir el gasto, impulsar la eficiencia y disminuir pagos inapropiados. Todos son importantes y serán un recurso significativo si se logra, pero sus ahorros, cerca de 20,000 millones de dólares, no dejarán una marca en el problema de deuda más importante.

Reducir la ayuda extranjera

Los beneficios morales y estratégicos de proveer ayuda económica y humanitaria a otros países podrían ser particularmente intangibles para los votantes cuando ellos mismos han resultado heridos por la caída económica, pero aquellos que pidan una reducción en la ayuda económica difícilmente verán ahí un negocio redondo. En los últimos 30 años, la ayuda al extranjero ha constituido 1% o menos tanto de la economía en general como del presupuesto federal.

Normalmente sólo se gastan 20,000 millones de dólares al año en ayuda económica y humanitaria, según Konigsberg.

Pagos inmediatos

La administración y los observadores presupuestales presionan al Congreso a sumar algunas reglas de pagos inmediatos, lo que requiere que cualquier aumento en el gasto o recorte fiscal sea pagado. Es decir, si quieren aprobar un recorte a un impuesto que reduzca los ingresos por 100,000 millones de dólares en 10 años, necesitarían recortar el gasto en 100,000 millones de dólares o recaudar otros 100,000 millones de dólares en ingresos de otra parte del presupuesto.

Lo que los pagos inmediatos lograrían sería evitar que la situación de la deuda empeore, pero no es el remedio absoluto. "Los pagos inmediatos mantendrán las cosas como están, pero no mejorará las cosas", dijo Bixby, partidario de los pagos inmediatos.

Más impuestos para los ricos

Para los legisladores, las parejas que ganan más de 250,000 dólares y los individuos que ganan más de 200,000 dólares parecen ser la fuente de pagos para todo, desde reformas a la salud, reformas fiscales, otras iniciativas legislativas y, por supuesto, la reducción del déficit.

El problema es que hay mucho dinero que puede exprimirse razonablemente de este pequeño grupo de estadounidenses.

"El presidente cree que pronto reduciremos el déficit y arreglaremos el código fiscal sin aumentar un centavo en los impuestos de aquellos pobres desafortunados que ganan un cuarto de millón de dólares al año o menos. Infortunadamente, el 95% de nosotros estamos en ese grupo. No puedo esperar a ver qué pasará", dijo recientemente Howard Gleckman, editor del blog TaxVox. 

La necesidad de pensar (verdaderamente) en grande

Según los expertos, la única forma de realmente controlar la situación de la deuda es hacer un verdadero intento de reducir el crecimiento del gasto e impulsar los impuestos, sobre todo en materia de Seguridad Médica y Seguridad Social.

Eso inevitablemente implicará una reducción en los beneficios prometidos a los futuros jubilados y a otros elementos de ayuda que no serán bien recibidos por los votantes.

Que los legisladores lo logren queda en duda, señaló Gleckman.

"Mientras los políticos crean que la disciplina fiscal es un suicidio profesional, habrá pocos cambios".

 

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