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El firmante ‘robot’ de Bank of America

Tam Doan, responsable de autorizar las ejecuciones hipotecarias en EU asegura que no las revisaba; BofA y JPMorgan han detenido dichas ejecuciones mientras revisan sus documentos y procesos.
lun 01 noviembre 2010 06:00 AM
Los estadounidenses tienen una imagen negativa de bancos como Bank of America a causa de los rescates financieros. (Foto: AP)
Bank of America (Foto: AP)

Sólo le tomaba un segundo firmar cada documento de ejecuciones hipotecarias. Así de bueno se había vuelto Tam Doan en su trabajo en Bank of America, en el departamento de ejecuciones hipotecarias de pre-venta al sur de California.

Claro que no tenía tiempo para leer realmente el papeleo que estaba firmando, dijo, y en algunos casos, ni siquiera sabía por qué tipo de documentos estaba pasando su pluma.

"No tenía idea de lo que estaba firmando", dijo Doan. "O lo hacías o te ibas".

La reciente revelación en torno a que las compañías de servicios de préstamos hacían que los empleados firmaran miles de documentos al mes sin verificar la información que contenían, hizo que el sistema de ejecuciones hipotecarias se volviera un caos. Los jueces cuestionan cada vez más si las compañías que ofrecen estos servicios tienen sus documentos en orden.

Varias de las compañías recaudadoras más grandes, incluyendo a Bank of America y JPMorgan Chase, pusieron un alto a sus ejecuciones hipotecarias mientras revisan sus documentos y procesos . Quieren asegurarse de que los documentos que levantaron las preocupaciones, ya sean comprobantes de pago o de deuda, hayan sido firmados adecuadamente.

Doan se acercó a CNNMoney después del escándalo de "firmantes robotizados" saliera a la luz el mes pasado. Después de 18 meses en Bank of America, fue despedido a principios de septiembre por no cumplir con las políticas, según la compañía.   

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Dijo que fue despedido por la forma en la que calculaba el valor de las casas destinadas a la venta por ejecuciones hipotecarias.

Si una propiedad no contaba con una certificación que mostrara que el banco había hecho todo lo posible por ayudar al prestatario, Doan dijo que él valuaba la propiedad al 100% de la deuda sin pagar. La política del banco, dijo, era venderla al 85%.

Doan dijo que esperaba que la fijación de un precio más alto sirviera para que al banco se le dificultara vender la casa en una subasta, y como resultado, Bank of America se viera en la necesidad de arreglar la situación con el prestatario.

Dijo que también se le acusó de no haber informado a sus jefes cuando alguna valuación mostraba que la ejecución hipotecaria generaría una pérdida de más de 200,000 dólares.

Bank of America dijo que Doan sólo participaba en una sección aislada del proceso de ejecuciones hipotecarias, y que sus acciones no representan las operaciones de los empleados ni las de la compañía. El recaudador dijo que las operaciones atraviesan varios revisores que detectan errores, y que si se encuentra un error, éste es corregido. 

"No estamos pidiendo perfección, pues nosotros no podemos ofrecerla", dijo Dan Frahm, vocero del banco. "Estamos comprometidos a que nuestro proceso sea el correcto y a dar a nuestros clientes la confianza de que se les está tratando con justicia".

Doan se unió a la compañía a finales de 2008, después de haber pasado 12 años en el departamento de titulización de Countrywide Financial, que fue comprado por Bank of America. Su unidad era la responsable de preparar los préstamos atrasados para su venta por ejecución hipotecaria.

Se unió a Countrywide como becario, y trabajaba el turno de la tarde mientras estudiaba mercadotecnia en la Universidad del Estado de California en Los Ángeles. Amaba su trabajo y el sueldo era bueno, así que cuando se presentó la oportunidad de tomar un empleo de tiempo completo, lo tomó.

A diferencia de Countrywide, compañía que describe como ordenada y disciplinada, Doan dijo que las operaciones de ejecuciones hipotecarias de Bank of America eran caóticas y estresantes. No había gente suficiente para hacer el trabajo y no recibían la capacitación necesaria para hacerlo adecuadamente.

"Con tanta carga de trabajo estábamos saturados", dijo, señalando que su día laboral solía comenzar a las 7 de la mañana y terminar a las 8 de la noche. "Firmábamos documentos por doquier".

Claro que Doan pudo haber hablado con sus supervisores con respecto a sus preocupaciones, pero, dijo, nunca informó su inconformidad porque quería ser visto como un buen empleado que trabajaba en equipo. Temía echar abajo cualquier oportunidad de asenso, e incluso podría perder su empleo si se quejaba.

Pero Bank of America dijo que los empleados cuentan con varios recursos para externar sus preocupaciones en torno a algún problema con el proceso de las ejecuciones hipotecarias.

Documentos distintos

Doan lidió con varios tipos de documentos y realizó verificaciones de distintos niveles. Pero agregó que no manejó documentos relativos a los comprobantes de pagos.

El papeleo que firmó robotizadamente con más frecuencia consistía en los avisos a los prestatarios retrasados en sus pagos, haciéndoles saber que el banco realizaría una ejecución hipotecaria. Al firmar ese documento, él estaba afirmando que el banco había revisado el préstamo y no calificaba para una modificación. Pero, dijo, la realidad es que no tenía idea de lo que Bank of America había hecho realmente para intentar salvar la casa del prestatario.

"No sabíamos si las ejecuciones hipotecarias podrían proceder o no, pero a pesar de no saberlo, firmamos los documentos para deshacernos de estos documentos de ejecuciones hipotecarias", dijo,  agregando que él asumía que otro departamento se aseguraría de que se hiciera la revisión.

En sus últimas semanas en el puesto, un notario le dejaba rutinariamente pilas de archivos de 20 páginas, cada una con indicadores de dónde debía ir su firma. Él no tenía idea de en qué consistían estos documentos.

Pasó tantas horas dejando su firma que ésta se convirtió en una serie de cuatro círculos sobrepuestos. Dijo que él y sus compañeros bromeaban diciendo que se habían acostumbrado tanto a firmar con velocidad que incluso aplicaban la técnica para sus documentos personales.

De cualquier forma, Doan dijo que él no revisaba todos los documentos que llegaban a su escritorio.

Una de sus tareas principales era revisar las valuaciones y las condiciones de las propiedades que atravesaban el proceso de ejecución hipotecaria, así como asegurarse de que no hubiera impedimentos legales que obstaculizaran la venta. Esto sí lo hacía.

Los abogados del proveedor de servicios también le enviaban documentos legales que necesitaba revisar y firmar. Con frecuencia revisaba los elementos más simples, como los balances sin pago o la fecha de vencimiento del préstamo. Pero dijo que no tenía tiempo para revisar los problemas más complejos, como revisar la tasa de interés sobre ciertas hipotecas de tasas ajustables.

Doan no está seguro de cuál será el próximo paso. Actualmente administra una compañía de decoración de pasteles junto con su prometida, mientras intenta descifrar cuál será el próximo rumbo profesional que tome. Consideraría regresar a la industria hipotecaria pues ésta ha sido muy buena con él; gracias a ella compró una casa, ha vivido cómodamente y ha cuidado a su hija pequeña.

Mientras que Bank of America lo acusó de intentar tomar ventaja del frenesí mediático actual en torno a los firmantes robotizados, dijo que decidió decir la verdad porque el banco lo despidió erróneamente.

Ahora que no está en medio del proceso de las ejecuciones hipotecarias, Doan dice que ha tenido tiempo para reflexionar en lo que implicaron sus acciones. Probablemente, cada firma permitió que algún prestatario perdiera su casa. Aunque ignoró este hecho mientras realizaba este trabajo, ahora siente culpa.

"Me estremezco al pensar que muchos documentos de ejecuciones hipotecarias tienen mi firma", dijo.

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