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Deuda de EU: un preludio de la elección

Elevar el techo de deuda, más allá de la elección de 2012, mejoraría la economía, dice Tim Geithner; los republicanos prefieren un plan de 2 fases, con un aumento de 1 billón de dólares en 6 meses.
mar 26 julio 2011 01:01 PM
Aunque una reducción de la deuda implementada en dos fases es viable, aplazar la decisión puede ser peligroso, dice Tim Geithner. (Foto: Reuters)
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¿Cuál es la discusión del día en torno al debate sobre el límite de deuda estadounidense? Por cuánto tiempo debería prolongarse el aumento al techo de endeudamiento.

Los dos partidos políticos tienen respuestas diametralmente diferentes a esa pregunta. Los republicanos quieren restringirlo inicialmente a seis meses, mientras que el presidente Barack Obama y los demócratas quieren que el aumento aplique hasta el 2013.

Para ese fin, el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, ha propuesto un plan que reduciría la deuda en 2.7 billones de dólares (bdd) a cambio de elevar el techo de la deuda en 2.7 billones de dólares. El paquete no incluiría un incremento en los impuestos ni recortes en los programas de prestaciones sociales. 

Los republicanos de la Cámara de Representantes, sin embargo, dicen que no quieren entregarle a Obama un ‘cheque en blanco' sólo para que éste pueda evitar otro enfrentamiento sobre el techo de la deuda durante su campaña por la reelección en el 2012. Ellos preferirían que el límite de la deuda del país, cuyo tope legal es de 14.3 billones de dólares, se eleve en dos fases. 

El primer aumento de 1 billón de dólares duraría unos seis meses y estaría acompañado de un ahorro de 1.2 bdd obtenido mediante recortes y límites en el gasto público y en defensa durante 10 años. Para obtener un segundo incremento del límite de deuda por otros 1.6 billones de dólares, el Congreso tendría que aprobar ahorros adicionales por 1.8 billones de dólares, sin incluir ningún alza en impuestos. Esos ahorros serán seleccionados por un nuevo comité bipartidista, y el Congreso tendría que votar sobre las recomendaciones del comité. 

Si las dos cámaras rechazan las propuestas del comité, no se elevará el techo de la deuda. 

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El Secretario del Tesoro, Tim Geithner, dijo el domingo pasado que no tiene ningún inconveniente con una reducción de la deuda implementada en dos fases, pero le preocupa que aplazar la decisión del techo de la deuda pueda ser peligroso . "No podemos hacerlo porque sería irresponsable dejar la amenaza de un impago pendiendo sobre la economía", dijo el secretario en el programa ‘State of the Union' de CNN. 

Elevar el techo de la deuda por un periodo que incluya la próxima elección y, por consiguiente, eliminar hasta entonces el temor de un impago, ayudaría al crecimiento económico en la segunda mitad de este año, abundó Geithner. 

Lo que seguramente afectaría al crecimiento económico es una rebaja en la calificación crediticia del país, algo que Standard & Poor's (S&P) ha amenazado con realizar en los próximos tres meses. La agencia calificadora no especificó si realizaría la degradación en caso de que el aumento inicial del límite de deuda fuera a corto plazo, como piden los republicanos. Pero sí aclaró que el uso recurrente del techo de la deuda como un instrumento político podría provocar una degradación. 

Por otro lado, S&P y otras agencias calificadoras han dicho que no quedarán satisfechas si los legisladores no logran idear un paquete creíble y comprensivo de reducción de la deuda. 

Esa es una de las razones por las cuales Douglas Holtz-Eakin, ex director de la Oficina de Presupuesto del Congreso que hoy dirige un ‘think tank' o grupo de reflexión republicano; no cree que una propuesta de reducción de deuda en dos fases, una pensada a corto plazo seguida por otra más amplia perjudicaría a la economía, contrario a lo que piensa Geithner. 

Holtz-Eakin dijo el lunes pasado a la CNBC, "los mercados quieren ver que el techo de la deuda impida una interrupción de pagos a corto plazo y quieren ver un progreso importante hacia el control del gasto". 

Hay otra razón por la cual los mercados no se verán perturbados por un aumento de dos fases en el límite de deuda: cualquier acción será una señal de que el Congreso no permitirá que la nación caiga en default, explica David Kotok, presidente y CEO de Cumberland Advisors. 

Lo que realmente importará a los mercados y a las agencias calificadoras será el equilibrio que encuentren los legisladores estadounidenses entre la duración del aumento del techo de deuda y el contenido del paquete de reducción de deuda que lo acompañe. 

"Lo peor, aparte de un default, sería un aumento que aplique por corto tiempo que no involucre un compromiso para realizar una reforma fiscal en el mediano plazo", advierte Mohamed El-Erian, CEO de Pimco Funds, la mayor gestora de bonos del mundo. El mejor resultado sería, indica El-Erian, "un aumento del techo de deuda que aplique por varios años en el marco de serias reformas fiscales y del gasto".  

Pero esa solución ideal no es la que se busca en estos momentos. Los políticos buscan más bien ‘lo posible'. 

A pocos les atrae la idea de repetir el desgastante debate que se ha vivido en torno al límite de la deuda, que ha consumido las sesiones del Congreso en los meses recientes. Por eso Rudy Penner, ex director de la Oficina de Presupuesto del Congreso, también se inclina por que el aumento del techo de la deuda se alargue hasta las próximas elecciones de 2012, "sólo para postergar el tipo de incertidumbre que se crearía si se repite el debate".

Penner cree que es posible estructurar un aumento en dos fases para que eso no ocurra. Pero el plan de los republicanos de la Cámara baja no le da muchas esperanzas. "Si el comité bipartidista acuerda recortes por 1.8 billones de dólares, y son aceptados por el Congreso, entonces estaremos a salvo, ¿pero cuáles son las probabilidades de que eso ocurra?".

Lo que realmente le gustaría a Penner es "no tener ningún límite de deuda, pues es una ley irracional que no corresponde y es inconsistente con las decisiones fiscales y de gasto hechas en el pasado".

 

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