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Alemania, mejor poderosa que impotente

Líderes de Europa temen más a un Gobierno ineficaz ante la crisis de deuda que a uno preponderante; algunos se preguntan con horror qué pasaría si el país se harta y se desentiende del euro.
sáb 03 diciembre 2011 02:40 PM
La canciller federal Angela Merkel ha restado importancia a temores sobre una preponderancia de Alemania. (Foto: AP)
alemania (Foto: AP)

Durante más de medio siglo, el recuerdo de la Segunda Guerra Mundial significó que la mera mención de un nuevo aumento del poder alemán causaba escalofríos en Europa. Ahora, Alemania cada vez más está dictando políticas para todo el continente, pero a nadie parece preocuparle.

El canciller polaco Radek Sikorski, cuyo país perdió millones de personas en la invasión y ocupación nazi, sorprendió a muchos esta semana cuando hizo un llamado a una mayor influencia alemana.

"Ustedes saben muy bien que nadie más puede hacerlo. Probablemente soy el primer canciller polaco que lo dice, pero aquí va: ‘Yo temo menos el poder alemán que lo que estoy comenzando a temer la inacción alemana", dijo Sikorski ante una audiencia mayoritariamente alemana en Berlín.

Líderes europeos están sumamente nerviosos por una deuda insostenible que pudiera lastrar la economía global .

Desde las calles hasta los salones de poder, todos los ojos apuntan a Alemania (la mayor economía de Europa) en busca de guía para sacar al continente de la crisis.

"Alemania debe tomar el papel de liderazgo porque en estos momentos, económicamente, es la única que puede hacerlo", dice Nacho Criado, un español de 31 años que se dedica a la instalación de cables de fibra óptica en Madrid.

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El viernes, la canciller federal alemana Angela Merkel presentó un esbozo de plan de acción diseñado por Berlín para contener la crisis europea, llamando al establecimiento de reglas más estrictas para controlar los presupuestos nacionales.

Merkel fijó la agenda para la importante cumbre de la Unión Europea (UE) la semana próxima, al decir que la reunión va a lidiar con una estrategia para asegurarse de que los países respetan las reglas y redactar esos cambios en tratados del bloque.

Al mismo tiempo, Merkel le restó importancia a cualquier temor sobre una preponderancia alemana en Europa.

"Nuestras directrices para la semana próxima son claras, pero quiero recalcar que no tienen nada que ver con temores o preocupaciones que estamos escuchando de que Alemania quiere dominar Europa ni nada parecido. Eso es absurdo", comentó.

Sin embargo, cada vez más, esos temores parecen trocarse por esperanzas.

El canciller austriaco Werner Faymann, cuyo país a menudo vive a la sombra de su vecino mayor, desestimó cualquier preocupación por un renovado dominio alemán.

"Yo estoy realmente feliz", dijo acerca de las iniciativas de Merkel para Europa.

Algunos europeos se han preguntado con horror qué sucedería si Alemania se hastía de los problemas de la deuda en Europa y simplemente se desentiende.

"¿Qué quedaría del euro si Alemania dice adiós? Un castillo de naipes", dijo Lennart Sacredeus, un legislador del Partido Demócrata Cristiano, uno de los partidos de la coalición gobernante en Suecia, en un artículo en el periódico Svenska Dagbladet.

Durante toda la crisis, Merkel ha colaborado estrechamente con el presidente francés Nicolas Sarkozy, el líder de la segunda mayor economía en la zona del euro.

Pero el mandatario francés, cuya popularidad ha caído a menos de un año de las elecciones, se ha mostrado recientemente mucho más dispuesto a aceptar el modo de pensar de la líder alemana .

En particular, ha adoptado ideas alemanas de que los países cedan control de una porción de sus presupuestos a una autoridad central, a expensas de un poco de soberanía nacional.

El ministro francés de finanzas habló esta semana sobre "un esfuerzo franco-alemán" para salvar el euro, e hizo notar el éxito económico alemán y lo comparó con las dificultades de la deuda en Francia.

"Alemania es un modelo que nos interesa", concluyó en una entrevista de radio.

La oposición política francesa, en tanto, ha criticado a Sarkozy por seguir la pauta de Merkel.

"Durante meses, la señora Merkel es quien ha decidido y Nicolas Sarkozy el que obedece", sostuvo el candidato presidencial socialista Francois Hollande esta semana.

Pero los europeos parecen cada vez más inclinados a apoyar el liderazgo de Alemania, o al menos tolerarlo.

"Este Gobierno no teme a Alemania", apuntó el analista político italiano Sergio Romano sobre el nuevo Gobierno de tecnócratas encargado de resolver la crisis de la deuda en Italia.

"No lo ha dicho tan explícitamente, pero diría lo mismo que dijo Sikorski: Tememos más una Alemania impotente que una Alemania poderosa".

Mientras que el ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi rechazó la interferencia alemana, el nuevo premier Mario Monti dijo que la cultura alemana de estabilidad es "una de sus mejores exportaciones".

"Siempre me han considerado el más alemán entre los economistas italianos, lo que me ha parecido un elogio, aunque realmente no tenía esas intenciones", expresó Monti recientemente.

El próximo presidente del Gobierno español, el conservador Mariano Rajoy, es considerado mucho más abierto a un liderazgo alemán que el saliente José Luis Rodríguez Zapatero. Y los diarios de España regularmente elogian la colaboración de Merkel y Sarkozy para resolver los problemas de Europa.

Rafael Gaisse, un abogado de Madrid, dijo que el papel guía de Merkel es algo que la gente acepta ya como establecido, pero añadió que también existe la percepción de que ella a menudo revierte un liderazgo negativo.

"Ella está impidiendo ciertas medidas que probablemente mejorarían la situación, especialmente en lo que respecto a la deuda soberana. Hasta ahora, lo único que ha hecho es decirle no a todo", manifestó Gaisse.

Expertos coincidieron en que eso es porque Berlín está confiado en su visión.

"El Gobierno alemán está convencido de que su argumento intelectual ha sido probado, uno necesita estabilidad, más reglas, más sanciones", dijo Katharina Gnath, economista y experta en ciencias políticas con el Consejo Alemán de Relaciones Exteriores.

El ministro alemán de finanzas Wolfgang Schaeuble reconoció el problema al decirle esta semana a corresponsales extranjeros en Berlín que el Gobierno se siente como si estuviese siendo halado en direcciones opuestas: criticado por algunos por no hacer lo suficiente, y por otros por imponer demasiado su agenda.

"Me siento como un bombero que es atacado por el incendiario", dijo.

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