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Reforma tributaria: el ‘espejismo’ de EU

Ninguno de los candidatos ofrece una solución real para el tema, dice el analista Bruce Bartlett; la última vez que Washington emprendió una tarea similar fue en 1986, bajo el mandato de Reagan.
jue 05 abril 2012 01:41 PM
La ‘regla Buffett’ aumentará la tasa impositiva para los estadounidenses que ganen más de un millón de dólares al año. (Foto: Cortesía CNNMoney)
obama plan impuesto rico millonario (Foto: Cortesía CNNMoney)

Los políticos estadounidenses promocionan la reforma tributaria como el nirvana fiscal. Estimulará el crecimiento económico, acortará los déficits, reducirá la desigualdad de ingresos, hará casi de todo.

Pero todos estos cuentos alegres esconden la verdad sobre la reforma fiscal, una verdad que Bruce Bartlett conoce, habiendo trabajado como analista de políticas para el presidente Reagan en 1986. Esa fue la última vez que Washington emprendió una importante reforma del código tributario.

El último libro de Bartlett, "The Benefit and The Burden: Tax Reform - Why We Need It and What It Will Take," fue escrito para ayudar a los ciudadanos a comprender el proceso de la política fiscal de manera que puedan exigir más de sus políticos.

CNNMoney pidió la opinión de Bartlett sobre las perspectivas de una reforma tributaria real hoy.

¿Cuál es la única cosa que los estadounidenses necesitan saber acerca de la reforma fiscal que sus políticos no les están diciendo?

Creo que lo principal es que no se puede obtener algo a cambio de nada. Todo el mundo quiere el recorte de tasas y la simplificación, pero nadie quiere deshacerse de las deducciones o exclusiones más importantes en el código tributario. Sin embargo, la reforma fiscal significa mucho más que sólo reducir las tasas, significa eliminar las lagunas que distorsionan las decisiones económicas y crean inequidad.

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Los políticos que únicamente prometen la miel de los recortes en las tasas sin especificar también la medicina que va aunada en términos de ampliar la base impositiva no deben ser tomados en serio.

¿Cuál es la lección más importante de la reforma fiscal de 1986?

Creo que la mayor lección es que es muy, muy difícil hacer una reforma fiscal incluso en condiciones políticas mucho más favorables que las actuales.

Ya se habían presentado importantes proyectos de ley para una reforma tributaria en 1969 y 1976, y los políticos estaban muy familiarizados con el tema, los republicanos y los demócratas en el Congreso ya había puesto sobre la mesa las principales propuestas de reforma tributaria, y el Tesoro ya había completado un estudio meticuloso de la reforma hacendaria sobre el cual se basó la propuesta de Ronald Reagan.

Hoy, los parámetros básicos de la reforma fiscal aún están en debate, no hay opciones serias sobre la mesa, y la administración ha avanzado poco en esta materia.

Además, los dos partidos están mucho más polarizados que en 1986, y es difícil imaginar que los republicanos acepten algunas de las cosas Reagan hizo para hacer funcionar la reforma, tales como aumentar el impuesto a las ganancias de capital.

Si usted dirigiera el Congreso, ¿cómo obligaría a los legisladores a resolver sus diferencias sobre los impuestos?

Lo más importante sería imponer un requisito difícil: que los legisladores compensen cualquier recorte a los impuestos, como fue el caso en 1986. Debido al déficit presupuestario, no nos podemos permitir más recortes de impuestos, punto. Por lo tanto, cualquier reducción en las tasas debe ser plena y honestamente pagada con una ampliación de la base impositiva y la supresión de las lagunas fiscales.

Y no debe haber fachadas ni espejismos, como las tonterías de la "Curva de Laffer" que presume que los recortes de impuestos se pagan por sí mismos.

De los candidatos presidenciales, ¿cuál de ellos le da la mayor esperanza de que una reforma fiscal seria podría darse bajo su mandato?

Ninguno, ni Obama, me da alguna esperanza en este momento de que estén considerando seriamente la reforma fiscal.

Una de las razones es que ambos partidos creen que van a tener una mano más poderosa después de la elección, pero ambos no pueden estar en lo cierto. Y mientras tanto, nadie se preocupa por sentar las bases para una reforma seria.

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