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Economía, ‘vacunada’ ante elecciones

México cuenta con credenciales monetarias y fiscales fuertes, además de liquidez, dicen economistas; la economía se beneficiará de los efectos expansivos del ciclo político, aseguran.
mié 25 abril 2012 06:02 AM
Los especialistas coinciden en que la incertidumbre sobre las políticas económicas promovidas por el ganador de la justa presidencial es baja. (Foto: Thinkstock.)
elecciones (Foto: Thinkstock.)

México está encarando este proceso electoral con credenciales monetarias y fiscales fuertes, un ciclo económico constructivo, y un escenario boyante de liquidez global, coinciden economistas.

Aún en un escenario políticamente adverso, los especialistas descartan desequilibrios macroeconómicos y financieros importantes, porque "la economía se encuentra en una posición sólida para soportar impactos de magnitud considerable en diversos escenarios", dijo Mario Correa, economista en jefe de Scotiabank.

Este martes la calificadora de valores Standard and Poor´s consideró que si el pasado es un indicador fiable, "México está relativamente bien posicionado para el crecimiento, independientemente de los resultados de las elecciones".

Con el respaldo de políticas monetarias y fiscales fuertes, un ciclo económico constructivo y un escenario boyante de liquidez global y continuidad de políticas macroeconómicas bien administradas, cualquier depreciación en activos locales como resultado de la volatilidad relacionada con el periodo electoral debe ser tomada como una oportunidad para adoptar posiciones largas en el peso mexicano y en la curva de rendimiento local, estima BBVA Research.

La estabilidad macroeconómica en México ha estado presente durante la última década en oposición a otros países de América Latina, también ha descendido la posibilidad de que los mercados financieros sean afectados estructuralmente, destaca el análisis elaborado por los economistas de BBVA Ociel Hernández y Claudia Ceja.

Al contrario del cambio de preferencias durante las elecciones de 2006, un repunte radical y súbito en las preferencias de los votos (en candidatos a la Presidencia) sería una sorpresa que podría venir aparejada con alguna volatilidad en el mercado, si los participantes reaccionan como típicamente lo hacen basados en sus preferencias por cierta ideología política, indican.

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Si las preferencias en las encuestas cambiaran significativamente , los mercados probablemente tendrían una reacción más fuerte. Sin embargo, considerando la experiencia de otros países de América Latina respecto de sus ideologías gobernantes, y dados los sólidos fundamentos de México, esperarían que esa volatilidad -si existiera-- fuera marginal y de corta duración.

Hasta ahora la incertidumbre sobre las políticas económicas promovidas por el ganador de la justa presidencial es baja; los analistas están esperando una continuación de la administración macroeconómica.

También los economistas de BVA Research refieren que, dado que la posición de la Reserva Federal (Fed) durante la elección presidencial de 2012 es radicalmente diferente de la prevaleciente en los dos ciclos electorales anteriores, "los hallazgos sugieren que nosotros nos debemos esperar una fuente de volatilidad local/idiosincrática o más de 35-40 centavos para el peso mexicano y 30 puntos base para el Bono M a 10 años".

A pesar de todos los pronósticos pesimistas, tanto del mercado como del gobierno, la economía mexicana se beneficiará una vez más de los efectos expansivos del tradicional ciclo político que se presenta cada seis años de elecciones presidenciales, destaca Alfredo Coutiño, director para América Latina de Moody´s Analytics.

"La economía se expandirá a una tasa muy por encima de su potencial durante la primera mitad del año, para luego desacelerarse hacia el último trimestre. El PIB reportará un crecimiento promedio de alrededor de 5% este año, mayor al 3.9% del año pasado, poniendo en evidencia que tanto mercados como gobierno se equivocaron".

Sin embargo, advierte que el próximo año la economía mexicana se verá impactada por el efecto contrario del ciclo político: "el tradicional efecto de contracción del primer año del nuevo gobierno".

El cambio de administración, de equipos y la transición misma, siempre generan un retraso en la ejecución del presupuesto federal y en las decisiones de inversión y gasto del sector privado, por lo cual la actividad económica siempre presenta desaceleración en el primer año de cada sexenio.

"En este sentido, ciertamente la economía mexicana ha logrado librarse de las crisis de fin de sexenio, pero no ha logrado escapar de la desaceleración del primer año de cada nuevo gobierno", indica Coutiño.

Mario Correa, de Scotiabank, percibe a los mercados y al entorno económico de neutrales a optimistas con el resultado de las elecciones. "Veo más bien las preocupaciones relacionadas a factores externos, especialmente lo que está pasando en Europa, más que a factores internos", dijo.

Menciona que hasta ahora el proceso electoral no ha tenido algún impacto negativo importante sobre el desempeño de los mercados y la economía. "No percibo alguna preocupación demasiado exagerada o importante respecto a la marcha del proceso electoral o sobre las posibles implicaciones que tenga más adelante en la economía, que se encuentra bien posicionada".

El principal activo del país es la solidez macroeconómica, que permite absorber durante un buen tiempo choques internos o externos de magnitudes moderadas. "En términos macro financieros, la economía mexicana se encuentra relativamente bien; hay otros temas que nos falta por atender que son estructurales y esos son los que nos limitan para alcanzar tasas realmente elevadas y sostenibles , pero relativo a la salud financiera la economía está en buena situación", concluyó.

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