Futuro cercano del peso, ligado a la UE
El futuro próximo de la moneda mexicana está estrechamente ligado a las decisiones que emanen de la UE, en particular del Banco Central Europeo (BCE), lo que puede llevar al tipo de cambio a oscilar entre 13 y 14 unidades por dólar, advierten analistas. El ajuste a la baja en las tasas de interés por parte de la institución no es suficiente para reactivar el crecimiento económico en la región, pues los mercados esperan medidas más contundentes para restablecer la confianza en el corto plazo.
"Tampoco esperaría una euforia (...) pero sí se verá un movimiento muy positivo de darse un estímulo adicional, y puede ser tanto compra de deuda o a través de liquidez hacia los mercados", explica Mario Copca, analista de CIBanco.
En un escenario optimista, anticipa que el peso podría regresar a cotizar a niveles de 13.06 por dólar; de lo contrario, una mayor incertidumbre llevaría a la moneda mexicana a operar en 13.90 pesos por dólar.
El mercado necesita una acción de corto plazo, porque las que se tomaron la semana anterior tendrán efecto hasta finales de 2012, y "sí hacen falta de corto plazo incentivos adicionales, por eso es que las tasas han bajado a un ritmo muy lento".
La reducción en las tasas de interés del BCE implicará acciones de política monetaria más expansivas que se traducirían en mayor liquidez, mientras que mayores flujos de capital se canalizarían a mercados emergentes atractivos, como México, lo que llevaría a una apreciación de monedas, agregan los especialistas.
"Son medidas para atender la emergencia. Lo más probable es que un aumento de liquidez acabe yendo a mercados emergentes como México", dice Mario Correa, economista en jefe de Scotiabank.
Los rendimientos para los inversionistas de bonos en los mercados globales se han secado, son prácticamente inexistentes sobre todo en términos reales, y México aparece como una opción atractiva para la inversión extranjera. Si el BCE baja la tasa de interés, el grado del atractivo de mercados como el mexicano aumenta en términos relativos, indica Correa.
La decimonovena cumbre europea de "emergencia" que se celebra desde que la crisis de deuda comenzó hace dos años concluyó el viernes 29 de junio con otra descarga de parches y promesas dudosas . Poco se habló, si acaso, de abordar los problemas estructurales detrás de la crisis, mientras los líderes siguen en desacuerdo sobre la forma de proceder para resolver el problema.
Así, podría necesitarse más del BCE para satisfacer a los mercados financieros, quienes ya empiezan a dudar sobre la solidez de las medidas adoptadas la semana pasada para enfrentar la crisis de deuda de la zona euro, destaca la Mesa de Análisis de Banamex.
Con relación a si la mayor liquidez desataría de nuevo una guerra de divisas, el economista de Scotiabank añade que "no sé si sea una guerra, lo cierto es que en la medida en que la moneda de un país se deprecia, se tiene una ventaja en términos del precio de sus exportaciones y al vender más al exterior, le ayuda a su crecimiento".
Para muchos países pudiera ser deseable una depreciación que les ayude a la reactivación económica, señala.
"El problema es que no se pueden depreciar todas las monedas al mismo tiempo", destaca, por lo que su expectativa para el tipo de cambio al cierre de año se mantiene en 13.10 pesos por dólar, pero sujeta a una elevada incertidumbre por los riesgos que hay en el panorama global .
"Si el panorama internacional se complica, el riesgo es que el peso se deprecie", señala Correa.
"Si se da este proceso de transición política de forma ordenada, se terminan las impugnaciones de forma ordenada y se tienen perspectivas de avance en reformas estructurales, el panorama económico para México mejora notablemente y pueden entrar capitales que aprecien al peso, siempre y cuando el entorno global está tranquilo".
