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11 consejos para salvar a Detroit

La ciudad tiene un administrador de emergencia con el trabajo de sanear la economía local; Steve Miller, presidente de AIG y veterano de numerosas reestructuraciones, ofrece estos consejos.
vie 22 marzo 2013 01:33 PM
Detroit enfrenta un déficit presupuestal de 327 millones de dólares en este año fiscal. (Foto: Getty Images)
detroit

Kevyn Orr, el recién nombrado administrador de emergencia de Detroit, tiene el solitario e ingrato trabajo de salvar a la llamada ‘Motor City' del abandono financiero . El anterior administrador de la bancarrota de la ciudad, Jones Day, describió su misión como las "Olimpiadas de la reestructuración", pero sin medallas o acuerdos de patrocinio si tiene éxito. 

Steve Miller, presidente de AIG y un veterano de numerosas reestructuraciones corporativas, sabe algo acerca de esos trabajos ingratos. Aceptó un salario anual de un dólar como director ejecutivo de Delphi, llevó a la compañía a la bancarrota cuando fracasó la conciliación y luego fue vilipendiado por el sindicato del sector automotriz United Auto Workers. Miller, quien en 2008 escribió el libro ‘The Turnaround Kid: What I Learned Rescuing America's Most Troubled Companies', ofreció a Orr algunos sabios consejos ahora que inicia su trabajo:

1. Ten cuidado con las generalizaciones basadas en tu experiencia previa. Cada situación tiene su propia dinámica, por lo que no puedes abordarla con un recetario general. Necesitarás adaptarte y ser creativo.

2. Céntrate en cómo sacar a Detroit del bache, no en averiguar cómo se metió la ciudad en ese atolladero. Un nuevo líder en una situación de crisis tiene la gran ventaja de no tener que defender o justificar acciones previas y cómo se produjo el problema. Evita asignar culpas, no ayuda.

3. Antes de actuar, dedica el primer mes a reunirte uno a uno con cada grupo de interesados . Escúchalos. Tendrás que tomar decisiones difíciles, y ninguno estará del todo contento con el resultado. Pero estarán más molestos si las decisiones se toman sin que hayan sido escuchados.

4. Después de un mes, toma decisiones críticas. Los problemas se han construido y debatido durante años. No más vacilación. Tú eres el nuevo líder a quien acuden en busca de dirección. Pon en marcha el tren.

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5. No des por sentado que la gente es mala sólo porque la situación es mala. La mayoría de las organizaciones tienen buenas personas con buenas intenciones e ideas, pero se han visto entrampadas por una organización ineficaz. Con una buena dirección y orientación, pueden hacer milagros.

6. Racionaliza la organización. Las situaciones más difíciles se vuelven extremadamente burocráticas, con muchas capas en la toma de decisiones. Da clara autoridad a las personas que pueden con esa responsabilidad.

7. Sé accesible. Come en la cafetería, no en restaurantes lujosos. Siéntate con grupos de empleados elegidos al azar y averigua lo que piensan. Aprenderás muchas cosas que se quedan fuera de los canales normales.

8. Da tu dirección de correo electrónico. Responde a los correos tú mismo. Sí, recibirás algunos mensajes llenos de animadversión, pero la gente se sorprenderá de que realmente leyeras sus comentarios.

9. Decide cuáles son tus tres principales prioridades a largo plazo. Asegúrate de que tus decisiones diarias estén alineadas con esas prioridades fundamentales.

10. Sé paciente. Cada reestructuración requiere el doble de tiempo y es el doble de complicada de lo que puede imaginarse en un principio.

11. Que se te resbale todo. El problema no puede resolverse sin decepcionar a los interesados. Se te culpará y te dirán cosas que van a doler. Elévate por encima de todo eso, y mantén tu mirada en las soluciones necesarias.

Miller podría haber añadido una duodécima recomendación: ten cuidado con ese primer paso hacia la luz pública, puede ser complicado.

El diario The Detroit News informó recientemente que Orr y su esposa estaban sujetos a un embargo precautorio fiscal sobre su casa en Maryland por impuestos no pagados... un mal ejemplo para una ciudad que ha tenido problemas para cobrar impuestos a sus ciudadanos. Orr dijo que estaba avergonzado y que pagaría los impuestos de inmediato.

Conviene pues recordarle a Orr, teniendo en cuenta los recientes acontecimientos en Roma, que tendrá que ser más santo que el Papa, al menos en el ámbito de la rectitud financiera.

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