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El pequeño aspirante al euro

Pese a los problemas que países como Grecia y Chipre atraviesan, Letonia quiere entrar al bloque; las dudas sobre el ingreso del país se centran en la exposición de sus bancos a depósitos rusos.
jue 25 abril 2013 06:02 AM
Las razones de Letonia para unirse son variadas, pero destaca el atractivo del euro para muchos países pequeños. (Foto: Getty Images)
Riga

En un bar lleno de humo en una de las estrechas calles empedradas de Riga, capital de Letonia, un televisor está sintonizado en un informe sobre el estancamiento electoral en Italia . Andrejs, uno de los clientes más jóvenes, señala la pantalla: "El euro... ¿es eso lo que queremos?"

Un poco más allá de la barra, una anciana cargada de bolsas con compras saca un poco de dinero cuando se le pregunta lo que el euro podría significar para Letonia. "Todo sería más caro", exclama su compañero.

Un rescate doloroso y polémico en Chipre y las continuas dificultades en los esfuerzos para formar un Gobierno en Italia han provocado renovadas dudas sobre la viabilidad del euro. Es un momento extraño para que un pequeño país que recibió su propio rescate internacional hace sólo cuatro años quiera unirse al club.

Sin embargo, el Estado báltico con 2 millones de habitantes y una reputación de austeridad profunda quiere hacer justo eso, a pesar del escepticismo público. Está tratando de convertirse en el miembro número 18 de la zona euro en enero, siguiendo los pasos de Estonia, su vecino Báltico del norte, que se unió en la cima de la crisis del euro en 2011.

"La zona euro es de nuevo un club con lista de espera, no en la salida, sino a la entrada", dijo triunfalmente Herman Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo en febrero, mientras países como Lituania y Polonia tomaban su lugar en la fila.

Las razones de Letonia para unirse son variadas, pero destaca el atractivo del euro para muchos países pequeños. Van desde la percibida protección conferida al ser parte de una moneda más grande hasta el deseo de utilizar el euro para deshacerse de su estatus como uno de los países más pobres de Europa.

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Sin embargo, su entrada no está asegurada porque abundan las preocupaciones sobre la cantidad de efectivo ruso que entra en su sistema bancario, preocupaciones que se han intensificado desde la crisis de Chipre. Pero para Letonia quizá el objetivo primordial de la adopción del euro es consolidar su posición en Europa, dos décadas después de su independencia de la Unión Soviética.

"Estamos en una ubicación geopolítica muy frágil. Debemos estar tan integrados como sea posible dentro de las instituciones europeas", dijo Andris Vilks, el ministro de Hacienda. Edgars Rinkevics, el ministro de Relaciones Exteriores, agrega: "Mi mensaje principal es que Letonia está uniéndose al euro como una opción geopolítica".

Letonia ha estado en la Unión Europea (UE) y la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN) desde hace una década, pero sus dirigentes tienen claro que el centro de gravedad en Europa se está moviendo hacia la eurozona. Con su gran población étnica rusa y su papel como centro bancario de muchos países de la antigua Unión Soviética, la adopción del euro es considerada como políticamente fundamental por la élite.

"Lo que vemos y lo que es cada vez más evidente es que la UE se dirige hacia una Europa de dos velocidades con un núcleo europeo que básicamente es la eurozona. Tenemos que decidir nosotros mismos: ¿Queremos pertenecer al núcleo o la periferia?", pregunta Valdis Dombrovskis, primer ministro.

Es una pregunta que muchos de los países más pequeños de Europa fuera del euro están considerando. El debate en países como Islandia, en el otro extremo del continente, es si tener una moneda propia es una ayuda o un obstáculo en tiempos de crisis.

Algunos dicen que la capacidad de devaluar significa que un país puede ahorrarse el sufrimiento que gran parte de la zona euro está atravesando. Islandia tiene un desempleo más bajo que Alemania e incluso en el pico de su crisis en 2008 era muy inferior al promedio de la eurozona. Pero también tiene controles de capital para evitar que la corona caiga en caída libre.

En Letonia, la decisión, en muchos aspectos, fue tomada hace años debido a que ha estado vinculada al euro desde 2005. Los problemas en países como Chipre, Italia y España han sacudido la confianza del público en el euro, pero el Gobierno insiste en que se ha comprometido a unirse a la moneda única. Vilks dice: "En caso de problemas, los países pequeños siempre son atacados por los especuladores. Es mejor estar en un barco grande y no en uno pequeño que esta de algún modo conectado al barco grande".

Él habla a partir de la experiencia: la travesía económica de Letonia ha sido una especie de montaña rusa. Dopada por el crédito barato, registró cifras de crecimiento estelares previas a la crisis y ha experimentado un crecimiento anual de salarios de 20 a 30%. Pero el colapso, cuando llegó en 2008-2009, fue brutal. Letonia perdió más de 20% de su producción, más que cualquier otro país de la UE y cerca de los niveles de la Gran Depresión.

Después de haber resistido a la presión para devaluar su moneda, se vio obligado a una intensa austeridad, con recortes salariales a los trabajadores del sector público de entre 20% y un 40%. El legado de estos recortes aún es motivo de debate. Los críticos dicen que colocan una enorme tensión sobre la sociedad. El crecimiento sigue siendo inferior a los niveles previos a la crisis y la tasa de desempleo fue presionada hacia abajo por la migración masiva. Y aun así, Letonia es ahora una de las economías de más rápido crecimiento de la UE, tras haber registrado un crecimiento del 5.6% el año pasado.

También ha puesto sus finanzas públicas en orden, con una previsión de proporción de deuda/producto interno bruto de 45% este año y un déficit presupuestario de sólo 1.9%, ambos dentro de los criterios de Maastricht que necesita cumplir para unirse al euro.

Pero Letonia sigue siendo un país pobre, el más pobre de la UE después de Rumanía y Bulgaria, y su PIB sigue siendo inferior a los niveles previos a la crisis. El desempleo ha caído de los picos de más de 20%, pero sigue siendo elevado en un 10.9%

Los líderes del país esperan que el euro dé un impulso a la economía y nivel de vida. Dombrovskis dice que debería aumentar la inversión en el país al mejorar su estabilidad financiera. La eliminación de los costos de conversión de divisas y las tasas de interés más bajas también podrían tener un efecto positivo.

Daniels Pavluts, el ministro de Economía, dice que unirse al euro ayudará a Letonia a ponerse al día, pero no lo volverá rico por arte de magia. "El euro es un medio, no el fin. Es una de las herramientas en la caja para asegurarse que la economía letona converja eventualmente sin crear desequilibrios sociales o políticos", dice.

La inflación es baja (alrededor del 1%), pero la expectativa es que se elevará después de la entrada del euro, sobre todo porque el país va a tratar de impulsar los salarios. En Estonia, la inflación pasó del 2.7% en el año previo a la adopción del euro hasta el 5.1% en 2011. Eso preocupa a algunos negocios de Letonia.

"Generaría presión sobre los exportadores, provocaría presión sobre los costos", dice Nicolas Albana, director local de Atea Global Services, una compañía de servicios de tecnologías de la información.

Los responsables políticos reconocen el riesgo, pero destacan que las empresas deben asegurarse que los beneficios en productividad superen a los aumentos salariales. "Yo diría que deberían estar preocupados. Esta presión sobre los salarios, tarde o temprano surgirá de nuevo. Será importante la respuesta que se le dé a esto: ¿será una espiral de precios y salarios o será esta presión salarial una motivación para modernizar la economía?", dice Martins Bitans, jefe de política monetaria del Banco Central.

Bitans dice que el euro es la parte simple, porque gran parte de la economía ya lo está usando, el 80% de los préstamos son en euros. "Convertirnos al euro es más o menos a corto plazo. Es como una carrera de velocidad. Esta reestructuración de la economía es más como un maratón, un objetivo a largo plazo".

Sin embargo, la entrada de Letonia en el euro está lejos de estar asegurada. La Comisión Europea y el Banco Central Europeo (BCE) emitirán su dictamen en junio. Tras bambalinas, hay preocupaciones, principalmente por parte de Francia, en cuanto a permitirle a Letonia entrar ahora.

Una de las principales preocupaciones es dejar entrar a un país donde casi la mitad de los depósitos bancarios provienen de los antiguos estados soviéticos poco después de que Chipre necesitó un rescate. Dombrovskis insiste en que los bancos letones no buscan atraer dinero chipriota pero los depósitos se han incrementado en el último año, muchos de ellos provenientes de la isla mediterránea.

Las autoridades francesas dicen que apoyan la eventual adhesión de Letonia, pero no están seguros si enero es el momento adecuado. Dombrovskis viajará a París este mes para tratar de combatir esas dudas, destacando una supervisión más dura sobre los bancos con altos niveles de depósitos en el extranjero.

Las dudas no son sólo en el extranjero. La mayoría de los letones sigue oponiéndose. Una encuesta reciente muestra que 33% ve la posible introducción del euro como positiva y 63% como negativa. Parte de ello podría estar relacionado con el pasado soviético de Letonia, cuando el rublo era cualquier cosa menos estable. Albana recuerda que su suegra llevó los ahorros de toda su vida a un mercado local después de una devaluación soviética sólo para descubrir que todo lo que podía comprar era una barra de chocolate.

Bitans dice: "Tal vez ésta es una de las razones por las que la gente se muestra escéptica esta vez, ya que principalmente las generaciones más viejas son escépticas acerca del dinero y del tipo de cambio. Sienten que los van a robar".

Los funcionarios letones pueden tomar consuelo de la experiencia de Estonia, el último país en unirse al euro. En Estonia, el apoyo público para el euro aumentó notablemente después de la introducción de la moneda única. "Ahora Estonia es uno de los mayores defensores del euro. Fue apenas introducido aquí y la gente está satisfecha", dijo Andrus Ansip, el primer ministro.

Los responsables políticos también son optimistas acerca de los beneficios del euro. "A medida que cada paso del proceso fue aprobado, la confianza de los inversores regresó. Para nosotros, tener el euro es una cosa más que nos une a la UE. Ayuda a la estabilidad de nuestra economía y elimina el miedo y el riesgo", dice Toomas Hendrik Ilves, presidente de Estonia.

Pero dicen que hay lecciones para Letonia en cómo calmar los temores de la población. Ellos aconsejan que las autoridades letonas expliquen con cuidado al público lo que significará el euro, el tipo de campaña de información que Riga aún tiene que realizar.

Madis Müller, vicegobernador del Banco Central, dice que la información sobre la posibilidad de alzas de precios es particularmente importante. "Hubo una campaña a la cual se sumaron minoristas y empresas: no debemos tratar de redondear los números y generar un pequeño incremento en los precios", dice.

De vuelta en Riga, Aleks, un conductor de taxi está inquieto sobre este mismo punto. "Tengo amigos en Alemania y me dicen que todo subió de precio desde el euro. Estoy muy preocupado por eso aquí".

Los responsables políticos reconocen que necesitan involucrarse más con el público, pero primero están enganchados en la batalla para asegurarse de que a Letonia se le permita unirse en enero. Vilks presume la experiencia de Letonia en la implementación de la austeridad y el posterior retorno al crecimiento como algo que podría ser útil para los países del sur de la eurozona.

"Vamos a ser un muy buen valor agregado a la zona euro, con toda nuestra experiencia. Si un país en un momento muy difícil está dispuesto a participar, entonces ése es un símbolo muy fuerte", agrega.

Polonia: Un largo camino hacia la aceptación

Polonia es el gran premio para el euro, la mayor economía no perteneciente al euro dentro de la UE después de Gran Bretaña, y que ha vuelto a abrir el debate sobre la adhesión a la moneda única en las últimas semanas. Aunque Donald Tusk, primer ministro polaco, dijo en Berlín esta semana que Polonia quiere unirse "lo antes posible", todavía hay mucho fuerte trabajo político y económico por hacer antes de que Polonia pueda convertirse en un miembro.

Polonia no cumple con la mayoría de los criterios económicos para unirse, aunque los indicadores van en la dirección correcta, y muchos economistas esperan que, con la inflación y el déficit presupuestario en descenso, Polonia pueda reunir las condiciones para 2015.

Jacek Rostowski, ministro de Hacienda, ha dejado en claro que está menos interesado en alcanzar los objetivos numéricos que en asegurar que la economía sea reformada y competitiva, para que la eventual adhesión sea un éxito.

Pero eso todavía deja obstáculos políticos significativos. Uno de ellos es que Polonia, que tiene un mercado de divisas grande y con gran liquidez, es cauteloso acerca de bloquearse en el Mecanismo Europeo de Tipo de cambio durante el período de dos años requerido. Marek Belka, el gobernador del Banco Central, ha pedido que se permita a Polonia saltarse esta etapa.

Otro obstáculo es que el apoyo a la moneda común se ha atrofiado desde el inicio de la crisis económica.

Polonia se ha beneficiado de la flexibilidad de tener su propia moneda. Fue el único país de la UE que no cayó en recesión en 2009, en gran parte debido a que la pronunciada depreciación del zloty ayudó a las exportaciones del país.

El sector empresarial está interesado en unirse al euro, debido a que los giros del zloty en los últimos años han dificultado la planificación a largo plazo en un país donde el 80% de las exportaciones están dirigidas a la zona euro, pero la opinión pública sigue siendo negativa. Una encuesta reciente muestra que el 64% de los polacos se opone.

Eso genera un problema político para Tusk, porque la Constitución debe ser modificada antes de que Polonia pueda unirse al euro. Tusk no tiene el apoyo para ganar el voto de dos tercios del Parlamento para modificar la Constitución, y la oposición de la derecha está fuertemente en contra del euro.

Krzysztof Blusz de DemosEuropa, un centro de estudios sobre las políticas europeas con sede en Varsovia, dice: "Si no pueden cambiar la Constitución, entonces yo realmente no veo muchas posibilidades de que Polonia se una".

Reporte adicional de Jan Cienski.

 

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