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Empresarios exigen aumentar deuda en EU

Los CEO agrupados en la Business Roundtable pidieron al Congreso no arriesgar la economía del país; sin embargo, los republicanos parecen empeñados en llevar la discusión al límite con el Gobierno.
mar 24 septiembre 2013 02:12 PM
El CEO de Boeing, Jim McNerney, advirtió que incluso un cierre temporal del Gobierno tendría graves consecuencias económicas. (Foto: Reuters)
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Conforme Washington recae en otra crisis fiscal, el grupo que aglutina a los principales directivos del país dirige una nueva y urgente petición a los miembros del Congreso estadounidense: financien al Gobierno y eleven el límite de la deuda sin demora.

La solicitud se presentó bajo la forma de una carta firmada por la Business Roundtable (BRT), el grupo de cabildeo que representa a los principales líderes empresariales.

"El fracaso en financiar las actividades básicas del Gobierno y ajustar el límite de la deuda de una manera fiscalmente responsable arriesgaría la salud a corto y largo plazo de la economía y podría aumentar de forma permanente los costos de endeudamiento", escribieron el CEO de Boeing, Jim McNerney, y el presidente de la BRT, John Engler. " Incluso un breve cierre tendría graves consecuencias económicas y el default, aunque temporal, sería desastroso".

Tal vez este llamado empresarial caiga en saco roto. Hasta el momento la facción republicana que al parecer ha orillado al partido a una confrontación se ha mostrado indiferente, por no decir desdeñosa, a las peticiones expresadas por las autoridades del establishment que tradicionalmente han podido ayudar a romper la parálisis legislativa.

Eso es tanto un síntoma como una causa del problema: la dinámica vertical que una vez predominó en la institución, permitiendo que los líderes del Congreso negociaran acuerdos para destrabar asuntos que impedían la labor de gobernar , se ha erosionado. Ha sido sustituida por centros de poder liminales que no rinden cuentas a nadie salvo a una base cada vez más febril.

Este nuevo orden queda claramente manifiesto en el caótico contexto actual, donde los republicanos ultraconservadores se han unido para pedir un rescate increíblemente alto (retirarle los fondos al logro más emblemático del actual presidente, la reforma sanitaria) a cambio de no lanzar al país al limbo económico. Sus líderes electos, hasta ahora, no han hecho más que mirar.

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En ese contexto la carta de la BRT peca de cautela. Tras sonar la alarma sobre los riesgos, el grupo a continuación anima "a ambas partes a adoptar un nuevo espíritu de cooperación para lograr acuerdos comprensivos a largo plazo que pongan en orden nuestra situación presupuestaria y despejen el camino para un mayor crecimiento económico".

Otra carta que el grupo envió el lunes a Barack Obama esbozó el mismo argumento, instando a la administración y al Congreso a entablar un diálogo. Los textos se producen luego de la visita que hizo el titular del ejecutivo la semana pasada a una reunión del grupo, celebrada en Washington, donde el mandatario exhortó a los titanes corporativos a aplicar "su influencia en cualquier forma que puedan" para poner fin a la disputa presupuestal.

Llueven las peticiones

Los mensajes de la BRT se unen a una creciente serie de advertencias vertidas por un sector empresarial vejado por los republicanos a los que apoyaron con el 72% de sus contribuciones en la última elección. En ese tenor, una carta que la Cámara de Comercio de Estados Unidos envió a los miembros republicanos de la Cámara baja la semana pasada les solicitaba retirar las amenazas. La Asociación Nacional de Fabricantes la secundó.

El lunes el exsenador Judd Gregg -quien ahora preside la Securities Industry and Financial Markets Association, un grupo de lobby de Wall Street- tejió todavía más fino. En un artículo publicado el lunes por The Hill, el otrora funcionario denunció que "el parloteo autopromocional de unos cuantos se ha convertido en la corriente dominante del pensamiento político republicano. Ha marginado la influencia del partido en un grado terrible".

Informar al público

Así que una vez más surge la siguiente pregunta: ¿qué pueden hacer realmente los grupos empresariales? Por un lado, pueden reunirse con los nuevos centros de poder en donde estos viven, literalmente. Las cartas son otra opción, pero ayudaría mucho si armaran una campaña informativa en los distritos de origen de los legisladores donde explicaran a sus electores las consecuencias económicas de un default o impago.

Tal vez algunos miembros del Congreso sienten que no deben rendir cuentas a sus dirigentes electos en Washington, pero sí tienen que responder ante los votantes que les dieron la curul. Eso es influencia.

 

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