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La tormenta perfecta que amenaza a Brasil

Más de un millón de brasileños exigieron la destitución de la presidenta Dilma Rousseff el domingo; la corrupción y el colapso económico de Brasil han desatado las críticas masivas hacia el Gobierno.
jue 19 marzo 2015 06:02 AM
El Gobierno brasileño invirtió 5,100 mdd en sectores como turismo, seguridad, salud, entre otros.  (Foto: AP)
brasil (Foto: AP)

La economía de Brasil se está quedando sin energía.
Más de un millón de brasileños protestaron en las calles el domingo, y pidieron la destitución de la presidenta Dilma Rousseff.

Un caso masivo de corrupción que involucra a la presidenta ayudó a desatar las protestas, pero los brasileños también marcharon a causa de la frustración por que el auge económico de Brasil haya terminado.

La mayor economía de América del Sur fue el mercado emergente consentido de la última década. Ahora se dirige a la recesión y su moneda está perdiendo valor rápidamente. El escándalo de corrupción y el colapso económico están creando una tormenta perfecta para el descontento público .

Crisis de materias primas

Brasil es el mayor productor mundial de azúcar, café, soya y uno de los principales productores de mineral de hierro y petróleo. A pesar de su clase media en aumento, Brasil sigue siendo una economía de productos de exportación.

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Su principal socio comercial es China, que atraviesa una desaceleración en este momento. Eso está disminuyendo la demanda de bienes brasileños, lo cual provoca que los precios se hundan.

Los precios del azúcar han bajado 24% respecto a hace un año. El café ha caído 29% a 1.35 dólares por libra. La soya (lo adivinaste) ha caído 32% en los últimos 12 meses. Hace cinco años, cuando la economía de Brasil se desplazaba hacia nuevas alturas, todos esos productos se estaban vendiendo a precios mucho más altos.

Aunque el café más barato y el azúcar pueden sonar bien para los consumidores estadounidenses, son negocios multimillonarios en los que Brasil está perdiendo dinero. El colapso de los precios de los productos básicos está empezando a causar una alta inflación a medida que el Gobierno aumenta los impuestos y tasas para compensar por los ingresos perdidos.

Los brasileños promedio están resintiendo el impacto. Los precios de los bienes en Brasil han subido casi 8% respecto a hace un año; el cambio más grande en más de una década.

Eso significa que todo, desde los alimentos hasta la gasolina y la renta se han elevado, mientras que aparentemente el dinero de todos vale menos y menos cada día.

El impacto real

La moneda brasileña, el real, cae rápidamente.

Un dólar estadounidense valía 2.60 reales al comienzo del año. Ahora, un dólar equivale a 3.27 reales. Eso representa una baja de la divisa del 25% en dos meses y medio. Es aun peor si consideramos que, hace apenas unos años, un dólar equivalía a unos 1.60 reales.

Brasil tuvo problemas de hiperinflación en los años 1980 y 1990, y esta inflación no se acerca para nada a esa escala. Pero la inflación súbita es un preocupante signo para las personas que la conocen demasiado bien.

Por desgracia, los brasileños no son ajenos a la corrupción política tampoco.

La otra crisis del petróleo

Mientras que muchas naciones productoras de petróleo, entre ellas Brasil, lidian con la caída de los precios energéticos, Brasil tiene que enfrentarse a otra debacle. Los fiscales están investigando a Petrobras, la compañía petrolera estatal , por canalizar sobornos a las campañas electorales de Rousseff y a los legisladores de su Partido de los Trabajadores.

Las acciones de Petrobras ha caído 60% en los últimos seis meses, y Moody's rebajó la deuda de la empresa a una calificación de basura hace unas semanas.

Brasil se enfrenta al mismo dilema de los decrecientes precios del petróleo que otros países. El barril de petróleo vale 44 dólares actualmente, mucho menos que los alrededor de 100 dólares de apenas hace seis meses. Brasil está entre los 11 primeros países en producción de petróleo.

La culminación del la crisis de los productos básicos, la inflación y el escándalo político significa que algo más se hunde: el índice de aprobación de Rousseff.

El índice es del 23%, según Datafolha, una encuesta brasileña. Su predecesor, Luiz Inácio Lula da Silva, dejó el cargo a principios de 2011 con un índice de aprobación del 83%.

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