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Trump y sus 500 empresas plantean un dilema ético

Si el republicano llega a la presidencia de EU, sus firmas significarán un conflicto de interés; Donald Trump no se ha comprometido a vender sus empresas, y la ley estadounidense no lo obliga.
jue 17 marzo 2016 04:00 AM
El empresario solicitó que se anulara la victoria de su contrincante. (Foto: Getty Images)
donald trump grito El empresario solicitó que se anulara la victoria de su contrincante. /

Donald Trump controla más de 500 empresas, muchas de las cuales podrían crear conflictos de intereses si es electo presidente.

CNNMoney entrevistó a abogados especializados en ética que trabajaron para el presidente George W. Bush, para los candidatos presidenciales Bob Dole, John Kerry, John McCain y Mitt Romney, y para el alcalde de Nueva York Michael Bloomberg. Todos dijeron que Trump tendría más conflictos potenciales de negocio que cualquier otro presidente anterior.

Trump no se ha comprometido a vender sus empresas, y en vez de eso ha dicho muchas veces que sus hijos y sus ejecutivos los administrarían.

“Esto sin duda presentará un dilema ético sin precedentes si Trump gana”, dijo Kenneth Gross, socio de Skadden Arps Slate Meagher & Flom, que proporciona asistencia legal a varios candidatos presidenciales durante sus campañas. “No le puede dar amnesia. No puede deshacerse del conocimiento de lo que posee”.

Como presidente, Trump no estaría obligado a vender ninguno de sus negocios o inversiones. El Estatuto de Conflictos Financieros de Interés de Estados Unidos prohíbe a los funcionarios no electos del poder ejecutivo mantener participaciones en activos que puedan entrar en conflicto con su capacidad para hacer correctamente su trabajo.

Por ejemplo, el ex presidente ejecutivo de Goldman Sachs, Hank Paulson, vendió sus acciones en la compañía antes de convertirse en secretario del Tesoro en 2006.

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A los funcionarios del poder ejecutivo también se les prohíbe obtener ingresos de sus negocios y deben cumplir con normas estrictas de imparcialidad.

Pero el Congreso decidió no aplicar esas restricciones al presidente o vicepresidente. Ellos tienen que revelar sus propiedades, pero no deshacerse de ellas.

Así que, Donald Trump podría ser presidente sin tener que vender sus negocios.

Mantener las apariencias

Aún así, la mayoría de los candidatos tratan de eliminar los conflictos de interés mucho antes de las elecciones.

Mitt Romney puso sus activos en un fideicomiso ciego durante la campaña presidencial de 2012. Lo mismo hizo Ronald Reagan, George W. Bush, Bill Clinton y George H. W. Bush. El difunto Jack Kemp dejó su asiento en el directorio de Oracle durante la elección de 1996. Y Nelson Rockefeller se ofreció a poner sus participaciones significativas en un fideicomiso mientras era confirmado por el Senado para servir como vicepresidente de Gerald Ford en 1974.

El presidente Barack Obama optó por no poner su dinero en un fideicomiso ciego, pero sus participaciones están compuestas casi en su totalidad por inversiones como los insulsos bonos del Tesoro de Estados Unidos y fondos de inversión.

Trump se encuentra en una situación diferente. Las inversiones pueden ser colocadas en un fideicomiso que alguien más controle. Eso es más difícil de hacer con las empresas, sobre todo porque tiene muchas.

Para eliminar realmente un conflicto de intereses, Trump tendría que vender sus negocios y poner las ganancias en lo que se conoce como un fideicomiso doble ciego. Bajo este arreglo, Trump no tendría ninguna comunicación con su principal asesor financiero con el fin de evitar cualquier sugerencia de conducta inapropiada.

“Uno confía en un presidente que acepta el consejo de los abogados de ética de hacer todo lo posible —incluso vender activos— para evitar un conflicto de intereses”, dijo Painter. “Uno desea que el presidente mantenga las apariencias”.

Conflictos de interés

Jimmy Carter, como Donald Trump, era propietario de negocios. Tenía un cultivo de cacahuate en Georgia, del cual cedió el control en 1977, antes de ser presidente. El abogado de Atlanta y amigo de Carter, Charles Kirbo, dirigió el rancho durante su presidencia.

Pero Trump posee mucho más que Carter. Él controla propiedades inmobiliarias, hoteles, campos de golf en todo el país y en todo el mundo. ¿Qué pasaría si el presidente Trump orquesta un acuerdo comercial favorable en uno de los países donde tiene propiedades? ¿O si aparta algunos terrenos de un parque nacional cerca de uno de sus campos de golf? ¿O si el Congreso aprueba leyes laborales o de inmigración que afecten a sus hoteles u otras empresas?

Una portavoz de Trump se rehusó a decir si Trump podría considerar vender sus empresas para evitar posibles conflictos.

Los conflictos de intereses no son solo escenarios hipotéticos. Pueden tener consecuencias reales.

Durante la fundación de la nación, los presidentes George Washington y Thomas Jefferson poseían extensas plantaciones en Virginia y no hicieron nada por detener el crecimiento de la esclavitud en el país.

“La tragedia más grande en nuestro país fue causada por conflictos de intereses de los propietarios de las plantaciones”, dijo Painter. “No hicieron frente al problema de la esclavitud, y claramente lo exacerbaron”.

Dick Cheney, mientras se desempeñaba como vicepresidente, retuvo las opciones de acciones de Halliburton por 34 millones de dólares que se le concedieron durante su cargo como presidente ejecutivo de la compañía. A pesar de que se comprometió a donar a la caridad cualquier dinero que ganara de las opciones, estas se convirtieron en un tema político importante cuando Estados Unidos fue a la guerra en Irak.

A diferencia de Trump, Cheney nunca tuvo una participación de control en ninguna empresa.

El paralelo más cercano a Trump podría ser Bloomberg, quien mantuvo el control de su compañía, Bloomberg LP, a lo largo de sus tres periodos como alcalde de Nueva York. El alcalde Bloomberg nunca puso un pie en la sede de la compañía, pero siguió tomando grandes decisiones corporativas, incluyendo adquisiciones y contrataciones importantes, según Gross, quien maneja la divulgación financiera de Bloomberg.

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