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Reviven a las máquinas de escribir

Paul Schweitzer es propietario de una empresa que repara máquinas que muchos consideran obsolet para la compañía Gramercy Typewriter los ingresos por máquinas de escribir son el 25% del negoc
vie 30 noviembre 2007 03:41 PM
Estos artículos se venden porque hay formatos que no se pued

Paul Schweitzer pertenece a una especie en vías de extinción. Es propietario de la empresa Gramercy Typewriter Co en la ciudad de Nueva York, donde repara máquinas de escribir que muchos consideran obsoletas.

"Las nuevas generaciones preguntan '¿Quién necesita máquinas de escribir?'. Pero aún hay personas a las que les gusta teclear", comentó Schweitzer, de 68 años, quien se unió al negocio de su padre en 1959.

Algunas organizaciones aún utilizan máquinas de escribir para completar etiquetas o formularios. Y siempre está aquella persona que prefiere escribir de la antigua forma.

"Hay algunas cosas que no se pueden hacer con una computadora", dijo Steve Primont, dueño de TTI Business Systems Inc, un proveedor en Nueva York.

"Nosotros acabamos de vender 15 máquinas de escribir a un gran estudio de abogados", añadió.

La industria de las máquinas de escribir puede no estar muerta aún, pero ha venido en declive desde mucho antes del surgimiento de la generación MySpace.

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Son "una minúscula parte de nuestro negocio", dijo Tom Keirnan, propietario de Professional Business Machines, una compañía de mobiliario para oficinas en Nueva York.

"Vendemos una docena de máquinas de escribir eléctricas, tal vez dos docenas", agregó.

En Gramercy, los ingresos por máquinas de escribir representan el 25% del negocio, mientras el resto es por arreglos de impresoras láser de Hewlett Packard <HPQ.N> y faxes.

IBM Selectric

La máquina de escribir fue patentada en 1868 y promocionada y vendida por la empresa de armas Remington en 1874.

Ganó popularidad al principio del siglo XX y el pico de producción ocurrió a mitad de la década de 1970. Para la siguiente, los procesadores de texto -máquinas de escribir con una tarjeta de memoria- tuvieron un éxito temporal hasta que fueron eclipsados por las computadoras personales.

IBM <IBM.N> era el gigante constructor del mercado de máquinas de escribir en Estados Unidos.

En 1975, su máquina Selectric representaba un 75% del mercado en Estados Unidos. La demanda comenzó a decaer en la década de 1980 y la compañía produjo su última máquina de escribir, la Wheelwriter, en 1993.

Smith Corona, que empleó a unas 5,000 personas a principios de 1970, luchaba por sobrevivir en la década de 1990.

La compañía declaró una especie de bancarrota antes de ser vendida a Pubco Corp <PUBO.PK>, un productor de impresoras de Cleveland, en 2001.

The Royal Typewriter Company, fundada en 1904, era otro de los líderes de la industria. Ahora se llama Royal Consumer Information Products Inc y vende artículos de oficina como impresoras, faxes y fotocopiadoras, así como máquinas de escribir hechas en el extranjero.

Japan's Brother Industries Ltd <6448.T> aún produce máquinas de escribir, pero las ventas han caído a un ritmo constante, dijo Joyce Brittingham, una portavoz de la compañía en Bridgewater, Nueva Jersey.

Coleccionistas

Pese a que las ventas de las nuevas máquinas han decaído, las antiguas tienen seguidores entre los coleccionistas, incluido el actor Tom Hanks, quien enumera "viejas máquinas de escribir" como uno de sus pasatiempos en su página del sitio social MySpace.

Chuck Dilts, de 43 años y editor de "ETCetera, the Journal of the Early Typewriter Collectors' Association", estima que existen unos 600 coleccionistas en Estados Unidos.

Dilts y un socio dirigen un museo de máquinas de escribir en Southboro, en el estado de Massachusetts, que exhibe unos 800 modelos.

Los coleccionistas generalmente buscan máquinas de escribir producidas antes de 1920, explicó Dilts.

"Para mí, buscarlas es mucho más divertido que tenerlas", comentó.

No existe casi interés en máquinas de escribir montadas después de 1956, cuando se volvieron eléctricas.

Para aquellos a los que les gusta escribir con las viejas teclas, las máquinas se pueden comprar en comercios como Staples and Office Depot, con un costo de entre 145 y 615 dólares.

"Se siente algo con las máquinas de escribir, cuando se escribe un poema o una historia y se siente el sonido de las teclas en los dedos", comentó Deborah Chapman, una clienta de Gramercy Typewriter Co.

MyTypewriter.com (http://mytypewriter.com), un sitio en Internet de venta de máquinas de escribir, enumera 56 autores, vivos y fallecidos, y sus máquinas favoritas. John Irving utiliza una IBM Selectric, John Updike prefiere una Olivetti de la década de 1940 y Joan Didion usa una Royal KMM.

La oficina de dos habitaciones de Gramercy en Manhattan está atestada de máquinas de escribir, algunas antiguas y otras eléctricas. En el escritorio de Schweitzer hay desparramados destornilladores manchados de tinta y otras herramientas.

Retirarse no es una opción, comentó, porque él es el único que puede reparar una máquina de escribir.

"¿Quién va a arreglar las máquinas de escribir?" preguntó mientras instalaba una nueva cinta en una Smith Corona de mitad de la década de 1970.

"Voy a seguir hasta que me muera", añadió.

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