Las puntadas de una niña crean negocio
Mientras la mayoría de sus amigos se debate entre las tareas de la escuela y juegos de video, una niña de 10 años se aventura en el mundo de la moda, convirtiéndose en la diseñadora más joven de Estados Unidos.
Este es el caso de Cecilia Cassini, una joven emprendedora que inició en el mundo de la moda destruyendo los vestidos de su hermana y madre para crear las prendas a su gusto.
"Siempre me gustó la moda y desde que recibí mi primera máquina de coser el día que cumplí 6 años no he dejado de trabajar en mis propios diseños", relató la joven diseñadora creadora de su propia línea de ropa para niñas.
Aunque la hija de una instructora de yoga y un fotógrafo, ha tomado diversos cursos de corte y confección, su formación ha sido totalmente empírica después de ensayo y error y una decena de agujas quebradas.
Puntada tras puntada, la niña que vive en Estados Unidos pasó de ser la creadora de los vestidos de sus compañeras de colegio para convertirse en la diseñadora de estrellas de la música pop como Miley Cyrus.
Entre libros y tareas de la escuela, Cassini aseguró que no quiere esperar a ser grande y tener una formación profesional para seguir su sueño de ser una gran diseñadora que logre un impacto en el competido mundo de la moda.
Con vestidos sin mangas de corte imperio y apliques de grandes proporciones en la parte frontal, esta emprendedora busca cautivar a sus pequeñas clientes que al igual que ella se apasionan por la moda.
Si bien es cierto que sin el apoyo de su familia, Cecilia no hubiera podido seguir adelante con su sueño, ella confiesa que lo que más la impulsa a continuar son sus clientes que se sienten felices de llevar un vestido creado por alguien de su propia edad.
" Sólo porque somos niños no significa que no podamos seguir lo que nos apasiona y hacer nuestros sueños realidad", dijo la diseñadora.
Con la apertura de dos tiendas en California y la posibilidad de conseguir los vestidos que van desde los 60 dólares en su página web, la marca Cecilia Cassini ofrece a sus clientas que por 500 dólares puedan hacer un recorrido en su taller, un vestido hecho a la medida, una foto con la pequeña diseñadora y en el momento de la entrega de la prenda un certificado de que la pieza se trata de una creación original.
Con el objetivo de seguir adelante en la industria de la moda, la diseñadora continúa buscando fuentes de inspiración para crear lo que ella denomina sus "masterpiece".
