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Silicon Valley (finalmente) se enfrenta cara a cara con el sexismo

Silicon Valley se está enfrentando a uno de los secretos a voces: la industria de la tecnología está plagada de acusaciones de mujeres que han sido marginadas o acosadas.
jue 10 agosto 2017 02:55 PM
Acoso laboral
Acoso laboral Tres de cada cinco mujeres en Silicon Valley dicen que experimentan propuestas sexuales indebidas, de acuerdo con una encuesta. Dos tercios dicen que las insinuaciones provenían de un superior. (Foto: Ditty_about_summer/Shutterstock / Ditty_about_summer)

Cuando Susan Fowler declaró en febrero que el sexismo y el acoso sexual estaba descontrolado en Uber, la sorpresa no fueron únicamente los cargos. Lo soprendente fue su voluntad de hablar contra un exempleador poderoso.

A mitad del año, las afirmaciones sobre mujeres socavadas y dañadas por una cultura de tecnología dirigida por hombres se sienten demasiado familiares.

Silicon Valley se confronta, dolorosa y públicamente, a lo que muchas mujeres han dicho en privado por años: la industria de la tecnología está plagada de acusaciones de mujeres que han sido marginadas o acosadas.

Esta semana Google se encuentra en la mira. Durante el fin de semana, un memorándum de 3,300 palabras , escrito por un ingeniero, fue hecho público. En él proponía que las mujeres no son aptas para empleos en tecnología por motivos “biológicos”, y que son propensas a la "neurosis”. La tormenta estalló, el ingeniero fue despedido, y Google se enfrenta a críticos que afirman que está actuando bajo prejuicios políticos liberales.

Lee: Un manifiesto en contra de las mujeres causa revuelo en Google .

Por supuesto, los asuntos que rodean el género en el ámbito laboral, incluyendo el acoso sexual, no son exclusivos de la tecnología. Pero la industria se enfrenta a un periodo particularmente público de autoevaluación.

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En Uber, la publicación de blog de Fowler fue el catalizador para una investigación de meses a la cultura laboral de la compañía que derivó en la renuncia del CEO de Uber, Travis Kalanick . Siguiendo su ejemplo, más mujeres presentaron acusaciones de acoso. El resultado: dos poderosos inversionistas de Silicon Valley dejaron las firmas que fundaron.

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La omnipresencia de estas controversias ha hecho que algunos comparen Silicon Valley con otra industria dirigida por hombres poderosos de bolsillos profundos en donde las mujeres son marginadas. "2017 en tecnología me recuerda a Wall Street en los 90s", dijo Freada Kapor Klein, activista y líder defensora del impulso de diversificación en tecnología, a CNN Tech.

Kapor Klein y su esposo, Mitch, son inversionistas en startups de Silicon Valley. Dos de sus inversiones han estado en los terribles titulares este año, Uber y 500 sartups. Ellos no han sido tímidos al expresar su decepción.

Tres de cada cinco mujeres en Silicon Valley dicen que experimentan propuestas sexuales indeseadas, de acuerdo con una encuesta realizada a más de 200 mujeres. Dos tercios dicen que las insinuaciones provenían de un superior, de acuerdo con la encuesta llamada “Elephant in the Valley”.

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Han habido rastros del problema del sexismo en la tecnología a lo largo de los años. Ellen Pao tuvo una demanda de discriminación por género de alto perfil contra el fondo de capital de riesgo Kleiner Perkins, la cual perdió en las cortes en 2015. Gesche Haas, fundadora de Dreamers // Doers, una comunidad de mujeres emprendedoras hizo públicas afirmaciones de acoso sexual contra un inversionista de proximidad en 2014.

"En mi caso, no tenía a nadie a quién acudir, para discutir las posibles implicaciones”, dijo Haas a CNN Tech, añadiendo que las mujeres como ella y Pao han ayudado a crear un camino para que otras hablen. “Algunas mujeres se han acercado a mí antes de hacerlo público”, agregó.

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En las startups, existen innumerables historias de ambientes laborales hostiles que se toman como dolores de crecimiento. Pero Google, formalmente parte de Alphabet, es diferente. Es una empresa pública masiva fundada hace casi 20 años. Tiene un valor de cientos de miles de millones de dólares.

"Cuando surgió la historia de Uber, muchas empresas de tecnología querían hablar sobre qué tan diferentes eran de Uber”, dijo Cate Huston, exingeniera de software de Google a CNN Tech esta semana. “Espero que esto nos force a pensar sobre las maneras en las que somos como Uber y cómo planeamos resolverlo”.

Otro exingeniero de Google, Yonatan Zunger, dijo que "la verdadera historia sobre el manifiesto del exempleado de Google no es el manifiesto en sí; es que esto sucede todo el tiempo y nadie nunca escucha sobre ello”.

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Incluso antes del memorándum, existían señales preocupantes sobre la cultura de Google.

El Departamento del Trabajo está investigando la brecha salarial de Google. La agencia federal demandó a Google en enero para forzar a la compañía a entregar información sobre el sueldo de sus empleados. Un director regional del Departamento del Trabajo testificó posteriormente que había encontrado un problema “sistémico” de Google ofreciendo menores salarios a mujeres.

Google ha negado fuertemente esta afirmación, calificándola de “infundada”. El mes pasado, un juez dijo que el Departamento del Trabajo debía delimitar el rango de información que exigía a Google. Todo esto está forzando a Silicon Valley a luchar con una creencia de base: que es una meritocracia, en la que los mejores y más brillantes se elevan únicamente según sus habilidades. Kapor Klein recordó a la gente a principios de la década del 2000 que la gente hablaba de la industria de la tecnología como una “postdiversidad”.

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"Creo que existe suficiente evidencia para sugerir que tenemos un sistema que aspira a ser meritocrático y de hecho es profundamente deficiente”, dijo Kapor Klein. "Hasta que podamos acordar una definición de lo que es un campo de juego justo, quién tiene la ventaja ahora, qué nivel de juego necesitamos para tener un campo de juego nivelado, veremos surgir estos casos”.

Y cuando estos casos surjan, es probable que continúen desenvolviéndose bajo la mirada pública.

"Medium y Twitter se han convertido en los canales de queja de la tecnología”, dijo Kapor Klein, señalando la “ausencia” de canales accesibles para quejas dentro de las compañías. “Las empresas de tecnología no pueden culpar a nadie más que a ellas”.

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