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El sector energético sufrirá si no hay acuerdo en el TLCAN

El fin del tratado puede elevar los precios de los productos petrolíferos y del gas natural que México importa desde Estados Unidos. La dependencia del país vecino se ha elevado en los últimos años.
mar 17 octubre 2017 10:56 AM
Debacle
Dependencia. Las importaciones de gas natural superan a la producción de Pemex, y la brecha ha crecido desde 2016. (Foto: nielubieklonu/Getty Images/iStockphoto)

El flujo de energéticos entre México y Estados Unidos, un mercado de decenas de miles de millones de dólares para ambos países, puede verse afectado con el fin del Tratado de Libre Comercio (TLCAN), debido a los aranceles y a condiciones más restrictivas para su comercio.

"Creo que México no debe quitar de encima de la negociación el capítulo energético y ver las ventajas de inscribirlo, sin sacrificar los beneficios del país en aras de la prisa”, consideró Marcelo Mereles, socio de la consultora HCX.

México importó el equivalente a 20,200 millones de dólares (mdd) de productos energéticos desde Estados Unidos en 2016, la mayor parte de refinados del petróleo y en menor porcentaje de gas natural, según cifras de la Agencia de Información Energética de Estados Unidos (EIA por sus siglas en inglés). En cambio, el país exportó el equivalente a 8,700 mdd hacia la nación vecina del norte en el mismo periodo, casi en su totalidad derivado de la venta de petróleo crudo.

La dependencia mexicana de combustibles y de gas natural estadounidense se ha intensificado en los últimos tres años. Las gasolinas que vienen del extranjero, en su mayoría de Estados Unidos, surten casi el 65% del mercado nacional, mientras que la cuota del gas natural subió aún más , pues las compras al exterior superan a la producción nacional.

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El fin del TLCAN, con la consecuencia de un alza en las cuotas arancelarias, puede encarecer estos productos. En el caso de las gasolinas, México tiene mayor margen de maniobra, porque existen otras zonas del mundo, como Europa o países de las Antillas, que pueden suplir parte del abasto que se hace hoy desde Estados Unidos, opinó Mereles.

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Pero en el gas natural resulta más complicado, por la propia naturaleza de este producto. Traer la molécula en barco requeriría transformar el producto en gas natural licuado, elevando mucho su precio.

“En Estados Unidos saben que tienen un cliente cautivo. Por eso este tema del arancel al gas natural ha ganado algo de tracción, porque no tenemos cómo reemplazarlo”, dijo el experto.

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Sin embargo, Estados Unidos también puede salir perdiendo. Existe un grupo importante de compañías en la Costa del Golfo de ese país que puede ver peligrar su negocio en caso de que disminuya el flujo de energéticos con México, aseguró Rodrigo Favela, también socio de HCX.

“Ellos también tienen una dependencia importante para colocar su producto en México. Ahí va a ser interesante el tema de discusión, y una palanca para negociar”, opinó el especialista.

Esta zona de Estados Unidos tiene una de las mayores capacidades de refinación a nivel mundial, a tal grado que quedó sobrada para surtir la demanda en su país, por lo que México se convirtió en el mejor desahogo para su producción de refinados del petróleo crudo .

¿Qué puede México ganar y perder?

Si los países deciden mantenerse en un TLCAN renovado, México debe cuidar los términos en cuanto a la trasferencia tecnológica, mano de obra y beneficios para las empresas del sector, porque son aspectos donde Estados Unidos y Canadá tienen más que ganar.

“El reto es que México pueda hacer este acto muy difícil de entrar al TLCAN en el capítulo de energía, pero que pueda conservar restricciones en materia de tecnología”, destacó Mereles.

Los otros dos países cuentan con fuertes sectores privados en materia de producción y extracción de hidrocarburos, además de refinación y logística, mientras que México apenas transita del monopolio de Pemex hacia la libre competencia.

Por ello, según los consultores, el gobierno debe evitar que una apertura fuerte impacte en el desarrollo de la incipiente industria energética mexicana.

La inclusión de México en este capítulo también puede dar más tracción a los cambios constitucionales y legales de los últimos cuatro años. Al incluir estos temas de apertura en un tratado internacional, se vuelve más complicado realizar cambios legales destinados a retrasar o revertir la reforma energética por posteriores gobiernos, consideró Mereles.

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