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Las prisas de Pemex amenazan su nuevo megayacimiento

La petrolera quiere poner al tope de su producción el campo Quesqui en 2021, pero corre el riesgo de dañarlo sin antes tener más información, dicen analistas consultados.
vie 13 diciembre 2019 05:02 AM
Petróleo
Viejo y conocido. El campo Quesqui se encuentra en medio de un área que lleva más de 100 años de explotación petrolera en México.

La falta de información sobre las características del nuevo megayacimiento descubierto por Pemex este año, y anunciado durante la gira del presidente Andrés Manuel López Obrador del fin de semana pasado, juega en contra de la necesidad de la compañía de presentar resultados positivos en un año donde ha incumplido con sus propias metas.

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Pemex presumió de los hallazgos de uno de los pozos exploratorios perforados en el campo Quesqui, que pudiera contener cerca de 500 millones de barriles de petróleo crudo equivalente, una cantidad que lo pone dentro del término de megayacimiento.

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El campo se ubica en una de las zonas con más historia en la perforación petrolera de México, y flanqueado por descubrimientos que fueron de los más importantes para Pemex antes del descubrimiento en aguas someras de Cantarell, dice Alfredo García, director de la consultora Siete Energy.

“Lo atractivo y sorprendente de Quesqui es que está en una zona madura en donde Pemex exploró los últimos 100 años y, aunque hay mucha información, a veces te encuentras con un yacimiento con este volumen”, dice el especialista.

Las características de la última perforación, que en realidad se dio a mediados de este año, dejan ver que tiene además una calidad de crudo ligero –más fácil para su refinación- , pero falta aún más trabajo para conocer la cantidad de condensados y gas natural que puede contener este descubrimiento, dice García.

Los grandes descubrimientos de las empresas que ganaron bloques en las rondas petroleras se han dado justo por los trabajos en la exploración de áreas donde se pensaba que la cantidad de petróleo era menor a la que al final encontraron.

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Las reservas en los campos Amoca-Miztón-Tecoalli, que lidera la petrolera italiana ENI, se multiplicaron por 3.8 veces gracias a los trabajos que realizaron en el área; los de Hokchi en 2.9 veces, y los de Ichakil-Pokoch de Fielwood en 6.7 veces, según datos de la Comisión Nacional de Hidrocarburos. Los tres campos pertenecen a áreas que se adjudicaron durante la Ronda 1.

El campo de Zama, que entró en un periodo tenso de negociación entre Pemex y el consorcio liderado por Talos , se descubrió desde 2017 pero ha día de hoy aún no cuenta con reservas comprobadas, debido a los trabajos que aún llevan las empresas ganadoras de este bloque, apunta Fausto Álvarez, especialista del sector y ex funcionario de la CNH.

“La perforación de un pozo exploratorio ayuda para determinar la existencia de hidrocarburos y a dar una primera estimación de volumen en sitio. Pero para convertirse en reserva se requiere evaluar el descubrimiento, generalmente a través de más perforaciones (pozos delimitadores); derivado de la evaluación se determina la comercialidad del descubrimiento y, de ser comercial, se tendrá que establecer un plan de desarrollo para determinar el volumen a recuperar”, dice Álvarez.

Las primeras características sobre Quesqui también apuntan a que el campo tiene condiciones de alta temperatura y alta presión, lo que puede complicar las labores de Pemex, que no tiene mucha experiencia en desarrollar bloques con este tipo de características.

“Quesqui tiene la ventaja de ser terrestre, con infraestructura cercana, lo que va a beneficiar a la petrolera para su desarrollo. El gran reto es un campo clasificado con alta temperatura y alta presión, y Pemex no es el mejor desarrollando este tipo de campos”, dice Jorge Sierra, consultor senior en temas de exploración y producción de hidrocarburos de Wood Mackenzie.

La administración de Pemex espera que el primer pozo delimitador de Quesqui eleve las reservas a 700 millones de barriles de petróleo crudo equivalente, a la vez que el campo llegue a una producción pico de entre 120,000 a 140,000 barriles diarios al tercer trimestre de 2021. El gobierno espera que Pemex revierta la declinación de su producción petrolera, que este año apunta a registrar una nueva caída anual, y elevar la producción de cerca de 1.7 millones de barriles de petróleo actuales, a 2.6 millones de barriles promedio a finales del sexenio.

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