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Cines: un año de terror que no termina

La industria cinematográfica vivió en 2020 el peor año de su historia: con cientos de salas cerradas y aforos muy limitados, las pérdidas derivadas de la crisis de coronavirus tardarán en recuperarse.
lun 15 febrero 2021 05:00 AM
Crisis cine
Según datos de Canacine, las salas cerraron 2020 con una caída en taquilla de 80% en comparación con el año anterior.

El 2020 fue una película de terror para la industria cinematográfica, que sufrió los daños colaterales de la pandemia de COVID-19. Un año después de la aparición del coronavirus en el mundo, el sector quiere rebobinar la película y dar paso a la recuperación.

“Es una crisis sin precedentes para la industria, la peor de su historia. Peor que durante las dos guerras mundiales”, dice Alejandro Ramírez, director general de la cadena Cinépolis, que tiene operaciones en 18 países. En el mundo, los ingresos por taquilla durante 2020 sumaron 16,300 millones de dólares, de acuerdo con estimados de Statista. El año anterior fueron de 42,200. La consultora alemana prevé que el daño a los ingresos dure los próximos cinco años, aunque se espera un pequeño crecimiento anual a partir de este año.

La situación para el sector es complicada. Cinépolis colocó 50 millones de entradas de cine en el mundo en 2020, 15% de los 336 millones que vendió durante el año anterior. La caída ha implicado pérdidas y el cierre de algunos cines, ocho de ellos en territorio mexicano.

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Grupo Cinemex, la segunda cadena de cines más grande de México, cerrará indefinidamente 145 salas de cine y trabajará con los bancos para reestructurar al menos 230 millones de dólares en deuda. La empresa, propiedad de la familia Larrea, que controla la minera de cobre Grupo México, estaría cerrando un acuerdo con bancos como BBVA, HSBC Holdings, Banco Santander y Bank of Nova Scotia, según dijeron personas familiarizadas con las negociaciones privadas a Bloomberg.

A los cierres y el confinamiento, se ha unido el problema del contenido. “En México, nos están faltando más contenidos y cambiar la percepción del público [para que sepa] que el cine es seguro”, afirma Ramírez, en entrevista previa a que se hiciera pública la información de Cinemex. La empresa ha trabajado con distribuidoras de filmes independientes y locales para que nuevos títulos lleguen a las carteleras. “Son distribuidores de cine independiente americano, mexicano, europeo… Hemos traído las películas que ayudaron a reactivar la taquilla en Corea del Sur, como Peninsula y Alive. Si hay contenidos y protocolos de seguridad, y la percepción del público es la correcta, la gente vuelve al cine”, afirma.

Además, se mantienen las conversaciones con los grandes estudios de Hollywood, que han recalendarizado algunos de sus estrenos y han sido pocos los que han visto primero la luz en la pantalla chica a través de plataformas de streaming, como es el caso de Disney+, que lanzó Mulán y Soul. La cadena también buscó que los distribuidores liberaran los títulos para los mercados fuera de Estados Unidos, dado que algunos estrenos lograron recaudar cifras precovid, como ocurrió con Tenet, que llegó a captar más de 250 millones de dólares en Europa y Asia.

“Por importantes que sean, simbólicamente, no pueden dejar de soltar producto para el resto del mundo. Cuando se pudo abrir Nueva York, ayudó a que los estudios reconsideraran estrenar en 2020 algunos títulos que ya habían movido para 2021. Estamos tratando de romper el círculo vicioso”, afirma Ramírez.

El nuevo participante

Para el directivo, por ahora es una incógnita cómo se estabilizará la convivencia de los estrenos entre las salas de cine y las plataformas de streaming, dado que algunas de las ventanas de distribución tienen un periodo de exclusividad entre diferentes plataformas, que se determina por acuerdos entre distribuidoras y las empresas de exhibición.

“Es probable que tenga que haber más flexibilidad de ambos lados, para películas más pequeñas que la gente ve en un periodo de tres a cuatro semanas, para que no tengan que esperar 90 días hasta que se estrene en la siguiente plataforma. Y que se analice para películas medianas, pequeñas y grandes cuál es la ventana correcta”, señala.

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El consumo on demand también fue una oportunidad de negocio para Cinépolis Klic, la plataforma de streaming de venta y renta de películas de la compañía, que logró buenos crecimientos, sobre todo, durante los primeros meses del confinamiento. Pero la falta de estrenos en salas ha significado también menos películas nuevas en la plataforma, que ha complementado su catálogo virtual con eventos en vivo, como conciertos.

La compañía también ha complementado sus ingresos en México con la venta de palomitas y los productos de dulcería a través de plataformas como UberEats, una apuesta que no desaparecerá una vez que se termine el confinamiento para evitar los contagios de COVID-19.

“Es importante recordar que, en 2019, se vendieron en el mundo, boletos por 42,000 millones de dólares. Es una ventana que no se puede reemplazar de la noche a la mañana con canales digitales, por eso, de 25 películas de 2020 solo tres se fueron a canales digitales”, puntualiza el directivo.

Cinépolis, que busca reestructurar 1,350 millones de dólares de deuda, según fuentes citadas por Bloomberg, ha enfrentado la emergencia desde diversos frentes debido a que tiene operaciones en Arabia Saudita, India, España, Brasil, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, Costa Rica, El Salvador, Panamá, Colombia, Perú y Chile, entre otros, lo cual permite tener un termómetro de la industria en el mundo.

De hecho, en algunos países las salas no han cerrado como parte del confinamiento, ya que las autoridades han comprobado que no hay contagios rastreables en los complejos de cine. En España, por ejemplo, se mantienen con aforo reducido y horarios restringidos por las noches, ya que el país ha impuesto un toque de queda nocturno para evitar las aglomeraciones como parte de las estrategias de salud. Esto ha permitido a Cinépolis recuperar, en ese país europeo, un 60% de los asistentes a las salas que tenía antes de la pandemia. En Asia, está a niveles superiores al 85%.

“Países que han controlado bien la pandemia, como Taiwán, Japón o Corea del Sur, nunca cerraron los cines, aunque sí impusieron restricciones de aforo. Esos son los países donde ves más claramente que ya se recuperó la taquilla”, explica Ramírez. En China, la venta de boletos está en cifras similares a las que se registraron antes de la llegada del coronavirus y en sus salas de proyección se han estrenado filmes que lograron recaudar más de 200 millones de dólares, en la misma línea que las cifras antes de la pandemia de COVID-19.

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El contagio del mercado mexicano

Los complejos de cine en México operaban a final del año pasado con un 30% de aforo en aquellos estados con semáforo naranja. Por protocolo de salud, establecido por las autoridades, el ingreso a las salas es en grupos de dos personas, que están separadas por butacas bloqueadas. Los asistentes deben utilizar su tapabocas durante toda su estancia en el interior de las salas y en áreas comunes. Además, los horarios de las funciones son escalonados y se desinfectan las salas entre cada función. Los complejos de Cinépolis, que tiene una participación de 52% en el mercado nacional, cuentan, además, con un sistema de ventilación que permite la inyección de aire del exterior.

Sin embargo, los meses de cierre han causado un desplome en la taquilla de las salas de cine en México, que concluyó 2020 con ingresos por 3,584 millones de pesos, una caída de 80% en comparación con 2019, de acuerdo con datos de la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica (Canacine).

Durante el año pasado, los complejos cerraron sus puertas en el país por casi cinco meses. La apertura fue paulatina y acorde con el semáforo epidemiológico en cada una de las 32 entidades. Como resultado del confinamiento y de la reducción en el aforo, solo se vendieron 62 millones de boletos, cuando en 2019 se comercializaron 335 millones de tickets.

“El cine es de las actividades de entretenimiento que más extraña la gente, como indican las encuestas. México es un país sumamente cinéfilo, por ser el entretenimiento más accesible fuera de casa. Es por una razón histórica que el cine está en la canasta básica por décadas y se ha mantenido como un entretenimiento, en términos relativos, accesible”, explica el director de Cinépolis.

Fernando de Fuentes, presidente de Canacine, considera que hay signos de que la cuesta será larga, dado que se han perdido cerca de 12,500 millones de pesos en boletos no vendidos. Sin embargo, quien ha asistido a las salas se ha sentido seguro y eso ha permitido un efecto de crecimiento. Cinépolis tenía un promedio de tres asistentes por función en junio, una cifra que aumentó hasta un promedio de 10.2 en septiembre. De hecho, según una encuesta de Canacine, 96% de quienes se han animado a ver una película en salas dijo que se sintió seguro.

En México, como en otras latitudes, el cambio de fecha de algunos estrenos por parte de las empresas distribuidoras es otro de los desafíos que enfrentan las empresas distribuidoras, dado que no hay audiencia sin contenidos. “Aunque se ha programado espectacularmente bien, y se ha hecho un gran esfuerzo, se requiere de un voto de confianza de compañías distribuidoras para reactivar estas economías, porque las condiciones están más que dadas”, advierte De Fuentes.

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