La Organización Mundial de la Salud estima que el deficiente estado de salud mental cuesta a la economía global alrededor de 1 trillón de dólares anuales en pérdida de productividad.
Presentado por Deloitte
La salud mental es uno de los elementos de mayor impacto en diversos ámbitos de acción del ser humano: desde las relaciones personales, profesionales y laborales, así como en el entorno educativo y hasta el entretenimiento. En la Encuesta Generación Z y Millennials, realizada por la firma de servicios profesionales Deloitte, destaca los aspectos más relevantes de la salud mental en la vida de estas generaciones, que hoy forman parte de la mayoría de las personas económicamente activas.
En el estudio se consideró a individuos de la Generación Z (nacidos entre enero de 1995 y diciembre de 2005), así como millennials (nacidos entre enero de 1983 y diciembre de 1994). En total fueron aproximadamente 23,000 encuestados en 44 países de Norteamérica, Latinoamérica, Europa Occidental, Europa Oriental, Medio Oriente, África y Asia Pacífico.
“La salud mental es un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad”.
Organización Mundial de la Salud (OMS).
• Trastornos mentales.
• Discapacidades psicosociales.
• Estados mentales asociados con un alto grado de angustia, discapacidad funcional o riesgo de conducta autolesiva.
En la Encuesta Generación Z y Millennials, el cuarto factor más citado por el 40% de la Generación Z es la preocupación por su salud mental, y concretamente para las personas LGBT+ o grupos étnicos minoritarios, el porcentaje es de 46%; para quienes tienen capacidades diferentes o neurodivergentes la cifra es de 49% y para las mujeres representa 42%.
Al cuestionarles si sienten estrés o ansiedad siempre o gran parte del tiempo, el 40% de las personas de la Generación Z dijo que sí; mientras que el 35% de los millennials contestó afirmativamente a esa pregunta. Específicamente en el caso de mujeres, los porcentajes se elevan: 46% Generación Z y 38% millennials. En tanto que en los grupos poco representados se incrementan más las cifras: LGBT+: 48% Generación Z y 43% millennials; minorías étnicas: 48% Generación Z y 45% millennials; personas con capacidades diferentes: 61% Generación Z y 61% millennials.
Entre los principales riesgos que inciden en la salud mental se encuentran: la crianza severa durante la infancia, castigos, acoso escolar, asuntos familiares, problemas económicos, de salud física, presiones en el trabajo, peligros locales, amenazas mundiales como guerras, pandemias, recesiones económicas, emergencias humanitarias y cambio climático.
La salud mental influye en todos los aspectos de la vida y, particularmente, en el trabajo permite una colaboración más agradable y productiva. De acuerdo con la OMS, la baja salud mental representa una pérdida de 1 trillón de dólares anuales en la economía global. Esta cifra contempla aspectos como el costo de tratamientos psicológicos, servicios de salud, medicamentos, pago de incapacidades, ausentismo, presentismo y rotación de personal.
El estudio de Deloitte destaca, que el 36% de la Generación Z y 33% de los Millennials consideran que sus empleos contribuyen a generar sentimientos de ansiedad o estrés, debido a factores como:
• Falta de reconocimiento o recompensas por el trabajo realizado (51% Generación Z / 53% Millennials).
• Falta de tiempo suficiente para completar el trabajo (50% Generación Z / 45% Millennials)
• Falta de justicia percibida en la toma de decisiones (49% Generación Z / 50% Millennials)
• Falta de apoyo de su líder (46% Generación Z / 49% Millennials)
Asimismo, repercuten en el estrés y ansiedad las jornadas demasiado largas, el sentirse micro gestionados en sus ambientes de trabajo y/o desconocer el propósito al que contribuyen con su labor. Además, aproximadamente el 50% de los encuestados experimentan burnout en el trabajo, lo cual interfiere en el balance de su vida laboral y profesional.
Aunque la preocupación de las personas por su salud mental es alta, lo cierto es que aún existen varios retos para poder mejorar la atención en estos padecimientos. Gema Moreno Vega, socia líder de Talento y Ética de Deloitte Spanish Latin America, expone que es poca la educación y concientización acerca de los problemas mentales o emocionales, aunado a que, desafortunadamente, han sido estigmatizados, por lo que muchas personas prefieren callar cuando sienten alguno de esos padecimientos.
Particularmente, después de la pandemia por covid-19, en las compañías se han generado mayores esfuerzos para poder ayudar a las personas en el tema de salud mental. La Encuesta Generación Z y Millennials revela que:
• 54% de los entrevistados considera que su empleador se toma en serio la salud mental de los empleados.
• 56% opina que se sentiría cómodo hablando abiertamente con su gerente acerca de su sensación de estrés o ansiedad.
• 27% se preocupa de que su gerente lo discrimine, si le expone sus inquietudes sobre su salud mental.
• 26% dice que sus jefes no hablan de la importancia de priorizar la salud mental.
Por otra parte, aunque el 76% de los encuestados de la Generación Z y 65% de los Millennials, requirieron tiempo de descanso por ansiedad y estrés, solamente 39% y 34%, respectivamente, se tomaron el tiempo.
Moreno recomienda tener “una visión integral que propicie ambientes de trabajo saludables, aunque retadores, con clara comunicación del propósito de la organización y de cómo el diario quehacer de los colaboradores contribuye al mismo”.
Al final, tener un ambiente laboral en donde se propicie una sana interacción de las personas y un flujo de trabajo más participativo y equitativo, incidirá para lograr una mejor salud mental en los colaboradores.
“No solo es importante que, como individuos, prestemos atención a la salud mental, es imperante que como organizaciones y sociedad prestemos atención a este componente medular de nuestra salud, que a nivel global está sufriendo una escalada que provoca el demérito de nuestra salud, generando frustración, obstáculos para alcanzar metas y una vida satisfactoria y, en consecuencia, reduciendo nuestra productividad y por lo tanto, incidiendo en el ámbito empresarial”.
Gema Moreno Vega, socia líder de Talento y Ética de Deloitte Spanish Latin America.