John Malkovich presenta la ópera 'The Infernal Comedy' en México.
Su voz pausada y su temperamento ecuánime han hecho que al actor estadounidense John Malkovich siempre se le cuestione sobre su lado oscuro.
“Tal vez soy menos oscuro que el resto de la gente; no podría decirle a alguien ni qué ordenar en un restaurante”, dijo Malkovich este miércoles durante una conferencia de prensa en la Ciudad de México.
Su personalidad reservada lo convierte en un personaje enigmático del que, sin embargo, sabemos algunos detalles: viaja casi 300 días al año alternando entre piezas teatrales, cintas comerciales e independientes tanto estadounidenses como europeas. Tuvo un problema de impuestos en Francia que lo obligó a regresar con su familia a vivir a Boston. Tiene una elegante línea de ropa italiana para hombres de nombre Technobohemian, cuyas prendas él mismo diseña , además de su odio por el pescado crudo.
Con todo y su inusual sentido del humor, el actor ha creado una red de amistades en diferentes partes del mundo que ha facilitado un importante intercambio cultural y artístico. Así fue como en una plática con el director de orquesta Martin Haselböck surgió la idea de fusionar el teatro contemporáneo con la música clásica.
El resultado es la ópera que se estrena este jueves en el Centro Histórico de la Ciudad de México: The Infernal Comedy.
En esta ópera Malkovich interpreta a Jack Unterweger, un feminicida austriaco que consiguió su libertad en 1990 al ser considerado un ejemplo de rehabilitación social por los intelectuales de la época.
Al actor de Illinois la historia le intrigó desde que la escuchó en las noticias. Hubo una amplia campaña que impulsaba su liberación; incluso la que sería Nobel de Literatura en 2004, Elfriede Jelinek, autora de La pianista, firmó la petición a su favor.
A Unterweger se le consideraba un artista importante que al salir de prisión se volvió un periodista que cubrió el asesinato de unas prostitutas en los bosques de Viena. Tiempo después se descubrió que él mismo las había matado.
Por iniciativa de Malkovich, la historia se convirtió en una ópera teatral que en los últimos cuatro años se ha presentado en Europa, Estados Unidos y Canadá.
En la obra escrita y dirigida por Michael Sturminger, el célebre asesino regresa de la muerte para presentar sus memorias ante la élite vienesa que lo liberó. Se trata de una comedia pues “constantemente intenta parecer simpático e interesante para seducir al público y conseguir su redención”, explicó Malkovich en una entrevista para la reciente edición de la revista Chilango .
Malkovich ha participado en más de 70 películas en las que, si bien ha hecho desde roles cómicos hasta de villanos, destaca su facilidad para recrear psicologías complejas.
Con el filme Dangerous Liaisons (1988), dirigida por Stephen Frears, Malkovich se ganó la fama de siniestro con la interpretación de Vicomte Sébastien de Valmont, un peligroso seductor del siglo XVIII.
Con ella agregó a su estilo dramático un tinte erótico que ha sido difícil de borrar. Esta cinta le mereció una nominación al Oscar y el inicio de una relación con Michelle Pfeiffer, su coprotagonista.
Por las cintas Places in the Heart y In the Line of Fire también fue nominado al Oscar. Aunque títulos como Empire of the Sun, Of Mice and Men o Red, recibieron muy buena respuesta de la crítica, fue Being John Malkovich el que lo coronó como un actor de culto. Este filme de Spike Jonze con un guión de Charlie Kaufman juega con la propia personalidad del actor quien ha declarado que el personaje, aunque lleva su mismo nombre, es una variante de sí mismo.
La importancia de Malkovich en el teatro se remonta a la fundación de la legendaria compañía de Chicago Steppenwolf que desde 1974 ha promovido a nuevos dramaturgos, actores y directores con el reconocimiento de la crítica. En 1976, Malkovich se volvió miembro y tiempo después protagonizó la pieza True West de Sam Shepard, actuación por la que obtuvo un premio Obie. Desde entonces hasta la fecha mantiene una estrecha relación con esta compañía.
Con arias de Mozart y Vivaldi, la parte operística de The Infernal Comedy corre a cargo del director Haselböck y su agrupación barroca Orchester Wiener Akademie. Más de 30 personas sobre el escenario fusionan música clásica y teatro contemporáneo en un formato poco ortodoxo: una orquesta, dos sopranos y un actor.
“El mayor reto fue integrar el monólogo con la narrativa propia de la música”, reflexionó Malkovich en la conferencia de este miércoles, y añadió, “la música es muy importante porque es la voz de las víctimas, la única manera que tienen de expresarse”.
The Infernal Comedy es una producción de Diego Luna a través de su compañía MUECA. Esta mancuerna se ha extendido del teatro al cine: Malkovich dirigió la obra El buen canario que Diego Luna protagonizó; fue productor ejecutivo de Abel, la opera prima de Luna y lo será también de su cinta César Chávez: Fight The Field sobre el activista que encabezó un movimiento campesino en Estados Unidos en los años 60.
Tan lucrativa ha sido esta amistad que las cuatro funciones en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris en el Centro Histórico del Distrito Federal están agotadas. Sin embargo, también se presentará al interior de México en Guadalajara, la capital de Jalisco y en la ciudad de León en Guanajuato.
Malkovich adelantó que regresarán al país el próximo año con una nueva ópera en la que ya está trabajando: The Malkovich Torment.