Jóvenes apuestan por el arte urbano para contrarrestar la violencia
Víctor, Ricardo, Roberto y Gonzalo son amigos, les gusta el arte urbano y crecieron en un país “decadente” y “feo”. Su repuesta a ese contexto es apoyar el arte, por eso a principios de mayo trajeron a la Ciudad de México a una decena de artistas y pusieron a su disposición cientos de metros de muros para que los pintaran.
Los amigos también pusieron a disposición de los artistas 1,000 botes de pintura, dos andamios, ocho grúas y cerca de 50 voluntarios de menos de 35 años. Consiguieron permisos del gobierno local, financiamiento de la iniciativa privada y convencieron a los propietarios de nueve edificios para que accedieran a ver pintados los muros de los mismos.
Víctor, Ricardo, Roberto y Gonzalo son los organizadores del festival All City Canvas, un espacio que convocó a siete artistas (o colectivos) extranjeros y dos nacionales para que hicieran pintas a gran escala mientras los transeúntes los veían trabajar durante seis días. Las pintas fueron realizadas entre finales de abril y principios de mayo y permanecerán expuestas a manera de galería al aire libre al menos seis meses.
“Somos un movimiento de buenaondés porque nos tocó vivir un México violento”, dice Roberto Y. Shimizu, para explicar de dónde surgió la idea de organizar el festival hace aproximadamente un año.
Roberto es arquitecto, tiene 28 años, y es director creativo del Museo del Juguete Antiguo (MUJAM), en la Ciudad de México.
Conoció a Víctor Celaya, y a su hermano, Ricardo, en un congreso donde compartieron sus experiencias sobre proyectos culturales que han modificado el entorno social. Víctor y Ricardo son los fundadores de ARTO, una organización que busca acercar el arte a las personas más allá de los museos.
“Desde que nos conocimos fue amor a primera vista, somos mexicanos, jóvenes, nos tocó vivir un México decadente, feo”, recuerda Roberto.
Los organizadores también buscan que la Cuidad de México, o cualquiera donde haya arte urbano, se fije en sí misma, explica Víctor, quien tiene 31 años, es originario de Hermosillo, Sonora, y estudió Política en Medios Masivos de Comunicación.
Los artistas invitados llegaron al país con la misión de “dar una buena noticia a México y de dar una buena noticia de México”, cuenta Roberto.
Blogs de arte urbano en Nueva York, Los Ángeles, Barcelona, Londres, Sao Paulo, entre otros, dieron cuenta de las actividades del festival, según Víctor. El arte “es algo que habla en cualquier idioma”, dice.
Los artistas invitados fueron ROA (Bélgica), Escif (España), Herakut (Alemania), Sego (Oaxaca), Interenski Kazki (Ucrania), Vhils (Portugal), Saner (Ciudad de México), y El Mac (Estados Unidos).
Los muros pintados están en edificios ubicados en varios puntos céntricos de la capital, como la avenida Reforma, Tlatelolco, Polanco, el centro y la colonia Juárez.
Los dueños de los edificios decidirán si borrarlos en noviembre o dejar que la inteperie los desdibuje. "El arte urbano es efímero", explica Víctor.
La propuesta de All City Canvas es que los habitantes y visitantes de la ciudad aprovechen los meses próximos para hacer un recorrido para ver los muros.
La segunda edición de All City Canvas se llevará a cabo fuera de México, aunque todavía no está claro en donde; después volverá a realizarse en una ciudad de México aún no definida, de acuerdo con Roberto. El reto es aumentar la proyección del festival. “Queremos que el mundo vea un festival mexicano con calidad de exportación”.
La convocatoria
Los organizadores no saben con exactitud cuántas personas fueron a ver a los artistas mientras plasmaban su obra, pero dicen que eran "cientos", entre ellos, grupos de ciclistas, turistas, estudiantes y oficinistas. Llegaban, tomaban fotos, comentaban la obra y pedían autógrafos cuando había oportunidad.
A Irvin, de 16 años, lo acompañó su mamá, Gabriela. Ambos llegaron hasta la avenida Reforma a ver cómo Interesni Kazki pintaba la pared de un edificio que alberga a un diario nacional.
Irvin no estudia ni trabaja, pero le gusta dibujar. De la bolsa de su pantalón entubado saca su celular para mostrar la fotografía de una de sus creaciones, y cuenta que de vez en cuando él y un amigo piden permiso en su colonia para que los dejen pintar alguna pared. “A veces dicen que sí, a veces que no”.
All City Canvas también pretende cambiar la idea en México de que pintar muros es vandalismo. “Esto es un hobbie”, dice Gonzalo Álvarez, de 29 años, otro de los organizadores de All City Canvas, y fundador de MAMUTT, organización enfocada a la promoción de la cultura.
“Mi mamá es artista, siempre había hecho cosas relacionadas con la música. El día que decidí qué fregados iba a hacer en mi vida traté de plasmar todo lo que me gusta y formé Mamutt”, cuenta Gonzálo al explicar por qué promueve el arte.
A Gonzalo le sorprendió la convocatoria que tuvo All City Canvas: personas de distintos trabajos y niveles económicos reunidas para ver a un artista.
“Cada día conocía a alguien que está haciendo su tesis sobre esto (el arte urbano)”, añade.
El arte urbano surgió a mediados de los 90 y abarca el stencil (uso de plantillas), las pegatinas, los pósters y pintas en muros como expresiones artísticas plasmadas, casi siempre de forma ilegal, en las calles. Uno de sus exponentes más conocidos es Banksy , cuyas obras se valoran en miles de dólares.
El arte urbano llama a la reflexión, hace crítica o simplemente embellece las ciudades. En el caso de la capital del país, haber logrado conseguir los permisos para All City Canvas significa que “la ciudad se está dejando pintar”, según Víctor.
Para Gonzálo, lo importante es que “estas expresiones (de arte) influyen en cualquier contexto, digan lo que digan, algo de color (siempre) te va a alegrar”.