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José María Pérez Gay, escritor que fincó un puente cultural con Alemania

A los 21 años viajó a Alemania sin conocer el idioma; se quedó 16 años y más tarde tradujo a sus mayores escritores al castellano
dom 26 mayo 2013 11:25 AM

José María Pérez Gay adoptó desde su juventud otro apellido: Alemania. La relación que había entre el escritor, internacionalista, traductor, diplomático, académico y primordialmente germanista y la cultura de ese país marcó la trayectoria tanto de su obra como de las personas más cercanas a él.

A los 21 años, el escritor que este domingo falleció a los 69 años , recibió una beca de la Fundación Ford para viajar a ese país sin conocer el idioma, según lo contaba él mismo. Ese pequeño viaje se convertiría en una estancia de 16 años que marcaría el rumbo de su vida personal y académica.

Después de siete meses en el Instituto Goethe, pudo completar su educación en seis semestres en la Universidad Libre de Berlín, en donde obtuvo el doctorado de Filosofía Germanística. “Si he de ser sincero, no sé todavía cómo sobrevivimos a ese Tribunal de la Santa Inquisición Germana”, decía.

Desde ahí se interesó por la filosofía de ese país y a lo largo de su vida se conocería como traductor al español de grandes escritores y filósofos como Johann Wolfgang Von Goette, el escritor Franz Kafka, Jürgen Habermas, Elias Canetti y Theodor Adorno, entre otros.

Su carrera en la diplomacia la desempeñó en diversos puestos, primero como cónsul en la provincia de Colonia, en Alemania y más tarde como consejero cultural en la embajada de Paris, Francia. Finalmente fue embajador de México en Portugal durante el primer periodo de la presidencia de Vicente Fox.

Una de sus personas más cercanas era la escritora Elena Poniatowska. “José María Pérez Gay tiene más tendencia al insomnio que al sueño. Cuando no duerme lee a Paul Celan o a Elías Canetti”, cuenta en un artículo que escribió con motivo del homenaje que recibió en 2011.

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José María, el mayor de cinco hermanos —Lourdes, Alicia, Guadalupe y Rafael— en su casa era conocido como Pepe y quizá uno de los que más influencia tuvo en el ámbito académico y personal fue Rafael Pérez Gay, 14 años menor que él. José María nació el 15 de febrero de 1944.

Papeles por toda su casa, diccionarios de alemán que siempre estaban abiertos, una máquina de escribir, así como tazas de café usadas y un cenicero que ya no podía contener más restos de tabaco era la escena que Rafael recuerda de cómo era ver trabajar a su hermano mayor

“Cuando Pepe traducía, la casa volaba en pedazos y le leía cuartillas a todo aquel que se dejara. La señora de la limpieza oyó extraordinarios aforismos de Canetti, en especial ese que dice que sin los libros se pudren las alegrías. El voceador que nos acercaba la vida política de Echevarría (expresidente de México), supo que para (Robert) Musil era más importante escribir una novela que fundar un imperio.”

Así lo recordaba su hermano menor durante un homenaje que José María recibió en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, en 2011. Además de su hermano menor, en esa ocasión estuvo rodeado por varios de sus amigos cercanos, como el filósofo alemán Rüdiger Safranski, los escritores Elena Poniatowska y Héctor Aguilar Camín y la entonces titular del Consejo Nacional Para la Cultura y las Artes, Consuelo Sáizar, quien entregó un diploma a nombre del gobierno federal por su trayectoria en la cultura alemana en México y la lengua española.

No solo en México se sabía de sus destacados conocimientos sobre la cultura germana. El gobierno alemán le otorgó la Cruz al Mérito en 1992 y la Medalla Goethe en 1995; mientras que la República de Austria le concedió la Gran Cruz de las Artes y las Letras, primera clase, en 1997.

La nueva televisión cultural

En su paso por la función pública, también se destacó como  el primer director de Canal 22, una televisora pública mexicana que ofrece programación cultural y educativa desde 1993.

“Pérez Gay fue nombrado director del canal y con un trabajo intenso pudimos en un tiempo récord, prácticamente un año, organizar una programación muy rica que garantizó el éxito durante los primeros años del canal, incluyendo importantes miniseries, cine internacional, programas de reflexión cultural, producciones propias, todo eso estuvo al aire, satisfaciendo esa demanda cultural que se daba en nuestro país”, dijo Rafael Tovar y de Teresa, según un comunicado de Conaculta este domingo.

En sus últimos 10 años de vida, José María Pérez Gay puso a descansar su parte alemana para concentrarse en la política mexicana. Desde 2004 se acercó al proyecto político de Andrés Manuel López Obrador, con el que colaboró desde ese año como asesor en política exterior, pero principalmente lo apoyó en su aspiración presidencial de 2006 y los movimientos político-sociales posteriores.

“En su casa se fundó el Comité de Intelectuales en Defensa del Petróleo (…) en la sala de su casa se analizó y se condenó la guerra contra el narco. Es una forma equivocada del gobierno para legitimarse frente a la población, dijo Pérez Gay”, según Elena Poniatowska, quien explica cómo su hogar era el centro de las reuniones de López Obrador con sus cercanos para tomar decisiones.

Otro tipo de consejos que llegaron a López Obrador gracias a José María estuvieron en el amor, según cuenta la historia de esta pareja, pues fue José María Pérez Gay quien le presentó en 2004 a quien dos años después se convertiría en su esposa: Beatriz Gutiérrez Muller.

Pérez Gay había conocido a Beatriz Gutiérrez por medio de su amigo Sergio Mastretta —hermano de la escritora Ángeles Mastretta— y entonces se la presentó a López Obrador, quien la invitó a participar en el Gobierno del Distrito Federal. Después se hicieron pareja y finalmente se casaron en octubre de 2006.

Como escritor, Pérez Gay realizó diversas publicaciones entre novelas como La difícil costumbre de estar lejos (1984), Tu nombre en el silencio (2006) y el ensayo El imperio perdido o las claves del siglo (1991).

Además de su vida por la cultura alemana, su paso por la diplomacia y la función pública, su activismo en la izquierda de México, una silla de ruedas fue la otra fiel acompañante de José María Pérez Gay en sus últimos años.

“Su mirada siempre me ha llamado la atención no solo por grandota, sino porque es la de un niño que observa lo que sucede en el mundo y experimenta lo que nunca antes vivió: la lucha social de México, su país a la deriva, su país destrozado por la violencia, su país en que la prohibición de las drogas produce el negocio, su país que ha caído en la cultura de la muerte”, dijo Elena Poniatowska en un artículo que tituló Homenaje a José María Pérez Gay en 2011.

A José María Pérez Gay le sobreviven su esposa Lilia Rosbach y sus hijos Mariana y Pablo.

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