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México y AL: los pendientes de Obama

El TLCAN y la política migratoria con México son temas que Barack Obama aún no define en su age analistas creen que la política con AL tendrá que esperar turno luego de la multipolaridad con
mié 03 diciembre 2008 06:00 AM
Muchos se preguntan cómo será la política migratoria de Obam

A la defensa que corre a lo largo de 1,125 kilómetros de la frontera entre México y Estados Unidos le llaman La Gran Muralla, con buena razón. Esa suerte de Muro de Berlín de placas de acero y cemento de 15 pies de alto, que recibió en 2007 otros 1,200 millones de dólares para eliminar la porosidad limítrofe de San Ysidro a Matamoros, logró frenar el paso por Arizona y California a numerosos inmigrantes ilegales. No los ha detenido, pero se ha erigido en un símbolo de la política migratoria del gobierno ‘neocons’ (neoconservadores) de George W. Bush.

Mucha gente desea saber ahora si lo será también de la gestión de Barack Obama. ¿Qué lugar ocupará esa política en la agenda?, ¿cuál será el del TLCAN y el de México, en general? ¿Y el de América Latina?

La primera respuesta es: nadie lo sabe muy bien. La única certeza es que América Latina tendrá en el presidente Obama un oído más dispuesto que el de su antecesor. Pero numerosos factores anteceden la preocupación por una región que, como dice Peter Hakim, director de The Inter-American Dialogue, un centro de estudios de Washington DC, no es una amenaza para la seguridad de EU más allá del dilatado conflicto interno colombiano, que parece definitivamente encaminado a su resolución.

Un lugar en el mundo
Para los analistas no hay duda de que la crisis económica y financiera llenará el plato de Obama por largo tiempo. La secundará, a no mucha distancia, la necesidad geopolítica de EU de recuperar respeto, prestigio y presencia global pues el mundo ha vuelto a cambiar en menos de cuatro años. Las relaciones con China, Japón y los países árabes deberán mantenerse activas pues aún son funcionales a las necesidades financieras del gobierno. Rusia ha reinstalado una nueva bipolaridad para saldar cuentas con EU por alentar la reconversión al occidentalismo de sus ex repúblicas soviéticas.

La agenda latinoamericana podría venir en la carpeta siguiente a la construcción de la multipolaridad con la Unión Europea, pero a buena distancia. La expectativa inicial, con todo, es favorable. El Consejo para las Relaciones Internacionales de Washington recomendó actualizar las relaciones enfocándose en pobreza, desigualdad, seguridad, energía y migración.

En esa agenda, sólo el petróleo venezolano y el peso estratégico de Brasil tienen importancia más allá de México. El clima parece ser bueno. Hugo Chávez, espoleado por la caída del precio del crudo que le exporta, ya anunció que su gobierno buscaría reconstruir relaciones con EU. Por su parte, Brasil podría hallar el OK para legitimarse definitivamente como la voz de Sudamérica. “No creo que EU suavice su posición con Venezuela y los gobiernos de izquierda, pero sí habrá cierta urgencia por encontrar una salida más creativa al problema cubano, que es uno de los grandes fracasos de su política exterior”, dice Edmundo Paz Soldán, profesor de Cornell University, en Ithaca, Nueva York.

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Welcome to Mexico
El socio latino de EU enfrenta graves amenazas a la seguridad interna por la violencia criminal y el narcotráfico y una economía próxima a una prolongada recesión. Por eso, es el principal foco de atención en la región merced a dos factores determinantes: el TLCAN y la política migratoria.

Ya no es novedad el virulento criticismo de Obama sobre el TLCAN y su llamada a renegociarlo. Aunque no ha tomado posición en asuntos clave de comercio, el nuevo presidente desea conversar con México y Canadá, pues cree que la importancia del acuerdo fue ‘sobrevendida’ en EU y no ha creado los trabajos y la riqueza prometidos. Su apuesta primaria es abrir mercados para la producción estadounidense manteniendo elevados los estándares laborales y ambientales, por eso votó contra el CAFTA centroamericano y por allí presionará inicialmente a México.

El presidente ya adelantó que incrementaría impuestos a multinacionales que tercericen en el extranjero, pero también reclamó ampliar los programas de asistencia a trabajadores que pierden el empleo por el comercio. “Pocos creen que inicie un esfuerzo serio por cambiar sustancialmente un acuerdo de 15 años”, dice Hakim. “Él apoyó la expansión del comercio en principio pero es vago lo que prevé hacer en la práctica”.

El foco sobre los migrantes también quema. Obama ha ganado las elecciones con 66% del voto hispano y analistas creen que eso presionará la búsqueda de nueva legislación migratoria más humanitaria, aunque no es esperable una batalla política con los republicanos por ella. “El humor antiinmigratorio en EU es seguramente peor por el escenario económico”, dice Hakim.

Obama ha sido partidario de mantener La Gran Muralla pero también está al tanto del valor de la migración para la economía. Brookings Institution, centro de estudios de filiación demócrata, propuso recientemente abandonar el muro y lanzar un sistema de visas transitorias, en alguna medida alineado con el lanzado por Bush. “Políticamente, a los demócratas les conviene legalizar a los latinos indocumentados para consolidarlos como bloque tras los afroamericanos”, dice Paz Soldán. “Estoy seguro de que Obama tendrá en su gabinete a dos o tres latinos de la nueva generación”.

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