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33% de las medicinas se vende sin receta

El 80% de las farmacias privadas en México son Pymes cuyos vendedores recetan sin estar capacitados; sólo 50% de los pacientes elige las medicinas adecuadas y apenas 3 de cada 10 leen los...
vie 10 julio 2009 06:00 AM
Las 23,000 farmacias privadas del país se encuentran entre las beneficiadas por la autoprescripción. (Foto: Roberto Hernández Guerrero)
Farmacias (Foto: Roberto Hernández Guerrero)

Durante la etapa más crítica de la contingencia sanitaria por la influenza, la niña Zaira Morales llegó al área de urgencias del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) en la Ciudad de México. La pequeña de cinco años tenía tos, escurrimiento nasal y dolor de cabeza. También había presentado temperatura de más de 38°, pero al llegar al hospital este último síntoma había cedido porque le dieron unas gotas de paracetamol. La enfermera dijo a la madre que lo mejor habría sido no darle nada, porque el medicamento podía enmascarar los síntomas para determinar si Zaira tenía influenza.

Según María de los Ángeles Mora, jefa del Departamento de Servicio Social del INER, ésta fue una escena común en los agitados días de abril y mayo. La mayoría de los 200 pacientes que llegaban a diario declararon que, sin consultar al médico, habían comprado algún medicamento. “Llegan desgastados en lo económico y en lo físico al tratar de curarse, tanto con medicamentos como con remedios caseros”, dice.

Para el secretario de Salud, José Ángel Córdova, la situación iba más allá. En una de sus conferencias de prensa, dijo que la autoprescripción era una de las principales causas de las muertes por la pandemia.

En México, el mercado de medicinas mueve al año 14,500 millones de dólares (MDD). Según IMS Health, sólo 24.5% de los 1,000 millones de unidades de fármacos que se venden son con receta; 33.8% fueron sin receta –incluye pacientes crónicos que repiten una receta inicial– y el resto son productos de libre acceso.

La autoprescripción es una práctica extendida en la que obtienen jugosas ganancias las 23,000 farmacias privadas existentes en el país. Sin restricción alguna, pueden vender lo que sea con sólo dictar el nombre al vendedor. La falta de control por parte de las autoridades ha creado un nicho de negocio que la crisis de la gripe dejó al descubierto.

Mientras en Europa y EU los antibióticos y medicinas para enfermedades crónicas únicamente se pueden comprar con receta médica, en México no sólo no es requerida sino que pueden ser ‘prescritos’ por los mismos vendedores.

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Antonio Pascual Feria, presidente de la Asociación Nacional de Farmacias de México, reconoce que sólo 1% de las farmacias privadas del país cuenta con personal capacitado para el manejo y la venta de las medicinas. La Ley General de Salud también establece que estos puntos de venta deben contar con un químico fármaco-biólogo o técnico farmacéutico como encargado del establecimiento, pero pocas lo tienen.

“Todo es por falta de recursos”, dice el dirigente al señalar que 80% de las farmacias privadas son micro, pequeñas y medianas empresas en las cuales los propios dueños son quienes administran y despachan los productos. El resto de las empresas son cadenas y autoservicios que venden 35% de todo lo que se consume en el año.

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Quien debería sancionar esta violación a la ley es la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris). Al cierre de la edición, el organismo no atendió las solicitudes de información.

Para evitar el riesgo de la autoprescripción, durante la contingencia la orden del gobierno fue no vender ningún medicamento de prescripción sin receta. La vigilancia se centró aún más en Oseltamivir, el famoso Tamiflu. “Y la ley (General de Salud) se cumplió”, dice Gustavo Hernández Verde, director de Asuntos Científicos de la Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (AMIIF).

Hace cuatro años especialistas del Hospital General Regional Número 25 del Seguro Social investigaron las características de la autoprescripción en pacientes del área de urgencias. Querían conocer las causas, la frecuencia y las consecuencias de esa práctica. Durante dos meses analizaron a 360 derechohabientes y pudieron confirmar algunas sospechas.

Primero, que la falta de profesionalización de las farmacias privadas –incluyendo las de genéricos– contravenían la ley al vender medicamentos sin receta médica.

El estudio reveló que 40.6% de los encuestados reconoció autoprescribirse algún fármaco cada seis meses, y que lo hacían para evitar la espera de entre cuatro y seis horas para ser atendidos por su médico en las clínicas del IMSS. Otro hallazgo se relacionó con la cuestión económica: los investigadores encontraron pacientes que llegaban al área de urgencias después de haber comprado algún medicamento por el que pagaron entre 100 y 300 pesos, que además de ser un golpe a su bolsillo, no remediaba la enfermedad y quizá hasta la agravaba.

“En México, esa práctica va en aumento. Algunas estimaciones indican que ya estamos por encima de los parámetros aceptados por la Organización Mundial de la Salud (OMS)”, dice Jorge Loria Castellanos, profesor de la especialidad de Urgencias Médico Quirúrgicas de la UNAM. A la fecha, él le sigue preguntando a sus pacientes si se ‘autorrecetó’ algún fármaco. La respuesta es afirmativa en 80% de los casos.

La OMS señala que en promedio en el mundo, 6% de los medicamentos de prescripción se venden sin receta. Se trata principalmente de analgésicos, antigripales y antibióticos. Entre los factores que influyen en este uso irracional destacan la prescripción de medicamentos costosos, el uso innecesario de antibióticos, el costo de los servicios médicos en el sector privado y los gastos indirectos de otros servicios de salud, como estudios clínicos y de gabinete.

Una buena parte de los recursos de las familias mexicanas se destina a la salud. El análisis Gasto Privado en Salud por Entidad Federativa en México, realizado en 2005 por Sergio Sesma y Raymundo Pérez-Rico, del Instituto Nacional de Salud Pública, revela que “58% del gasto total en salud en el país es privado y de éste, más de 90% es gasto de bolsillo, ejerciéndose en su mayor parte en atención ambulatoria y medicamentos”.

Los cálculos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares indican que 10% de los hogares más pobres de México utilizó casi una décima parte de su ingreso total en pagos de bolsillo para bienes y servicios de salud, contra sólo 4.5 de 10% de los hogares más ricos.

Ahora, en un escenario de crisis económica y caída de ingresos, la consultora IMS Health considera que la autoprescripción se mantendrá, sobre todo en un intento del paciente por ahorrarse la consulta médica y también migrará a medicamentos genéricos. Otras opciones serán afiliarse al Seguro Popular o regresar a su institución de salud pública, si era un derechohabiente que se atendía en el sector privado.

Qué se ‘recetan’
Según el investigador del INSP Leopoldo Domínguez González, en el país 75% de los antibióticos son prescritos inapropiadamente en la consulta, 90% de los pacientes compran medicinas que consumen únicamente durante tres días y sólo 50% de quienes se ‘autorrecetan’ elige el producto adecuado.

Según Loria Castellanos, los fármacos que más se autoprescriben son los analgésicos (40%) y los antibióticos (30%), y agrega que sólo tres de cada 10 pacientes leen el instructivo antes de tomarlos.

Desde mayo, la Facultad de Estudios Superiores Iztacala de la UNAM arrancó un estudio sobre el nivel de autoprescripción en siete de los hospitales del instituto en el DF y la zona metropolitana. La encuesta se hará con más de 1,000 pacientes y los resultados estarían en agosto. ¿Para qué servirán los resultados? “Ojalá el IMSS inicie una campaña de información, pero no hay nada. Lo único que sabemos es que hay muchos factores en contra para acabar con esa práctica”, afirma Loria Castellanos.

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