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Carlos Slim, el maestro

Ricardo B. Salinas Pliego escribe para Expansión el perfil del presidente honorario de Grupo Carso; le reconoce su capacidad para planear negocios y conversar, además de su paciencia y sencillez.
lun 28 septiembre 2009 06:00 AM
Carlos Slim Helú. (Foto: Archivo)
Carlos Slim Helú. (Foto: Archivo)

Me llama la atención cómo su reunión familiar de los lunes se convierte al mismo tiempo en un foro para conocer a empresarios, clientes, artistas y otras personalidades de interés. Es en este espacio íntimo donde te presentas con Carlos y sus hijos -yo supongo que es también aquí donde la familia Slim decide si hará negocios contigo-. Él siempre invita a sus hijos a conocer, escuchar y aprender de sus invitados.

Para Carlos, los negocios son como el béisbol -otra de sus pasiones- uno picha y el otro busca batearle; no hay agresión, sino un gran espectáculo, sobre todo cuando ambos contendientes tienen buen nivel de juego. En nuestro país debemos aspirar a tener una clase empresarial de grandes ligas.

Una de las grandes pasiones de Carlos es mantener una buena conversación nocturna sobre política, negocios, libros y tendencias globales, entre muchos otros temas.

De Carlos Slim he aprendido mucho; por ejemplo, que en los negocios y en la vida no se debe actuar de manera precipitada, al calor de la emoción. Pero la lección más importante que me ha regalado es el gran valor que deposita en la familia y en la unión familiar.

Otras lecciones valiosas son la importancia de enfocarse en el largo plazo y privilegiar las grandes tendencias por sobre el montón de detalles cotidianos.

Recuerdo que en alguna ocasión me habló sobre su experiencia con los mercados financieros en la caótica década de los 80, cuando el mundo y México en particular estaban sumidos en una brutal crisis económica y financiera: "Era el mejor momento, nadie quería comprar y todos querían vender... los malos tiempos son buenos, si sabes qué hacer con ellos". Sobra señalar el parecido con la actualidad.

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Finalmente, vale la pena destacar que bajo la óptica de Carlos Slim los negocios son simples: (1) cuida a tus clientes, (2) invierte mucho, y (3) controla tus costos y tus gastos.

Dos libros que me recomendó Carlos muestran una perspectiva interesante sobre la riqueza. Por un lado, How to be Rich (Cómo ser rico), de Paul Getty, fundador del museo homónimo en Los Ángeles, quien nos sorprende por su punto de vista con respecto a lo que realmente es la riqueza, y cómo el estado anímico y mental de la persona es lo más importante.

Por otro lado, Supermoney (Superdinero), de Adam Smith, donde explica con toda claridad el origen de las grandes fortunas actuales, como la de Carlos, con base en los múltiplos de mercado. Contrario a la creencia popular, los grandes ‘billonarios' en realidad sólo son ricos en papel, en tanto no vendan sus títulos. La paradoja es que si lo hacen, entonces ya no aparecerían en ningún listado de ricos.

A Carlos Slim se le puede admirar por varias razones, una de ellas es su gran amor por México. Otras cualidades que llaman la atención son su enorme capacidad de memorizar todo tipo de cifras y su preocupación por los detalles que afectan a las personas que lo rodean.

Es notable su gran amplitud de intereses que, además de los negocios y las finanzas, abarcan también temas diversos como la política, el arte, el béisbol, los libros y un sinfín de temas distintos.

Otra cualidad importante es su paciencia ante la crítica infundada y mal intencionada hacia su persona y sus empresas.

Finalmente es notable su sencillez cotidiana y la frase en la que siempre nos recuerda que "sólo somos administradores temporales de la riqueza".

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