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México pisa talones de India en software

El sector de la electrónica exportó 12,000 mdd en 2008 y en 2009 podría facturar 5% más; el cluster de Guadalajara aumenta su personal de servicios y detona el crecimiento de la industria.
mar 20 octubre 2009 06:00 AM
En el Centro de Software de Guadalajara, los diseñadores y programadores de Batallón 52 son parte de una nueva generación de profesionales. (Foto: Adán Gutiérrez)
Centro de Software de Guadalajara (Foto: Adán Gutiérrez)

Jorge Rodríguez se considera a sí mismo un “veterano con mucho futuro” en la industria de servicios de tecnología de Guadalajara. A sus 30 años, este ingeniero en sistemas graduado del ITESO encabeza las operaciones mexicanas de GlobalVantage, una firma estadounidense de ingeniería mecánica y software aeroespacial.

Rodríguez, que tiene 10 años trabajando en “la industria”, como él y sus colegas se refieren al cluster de alta tecnología de esta ciudad, afirma que pronto estará surcando el cielo el Boeing 787, el avión icónico que ha dado mucho de qué hablar y del que se espera su estreno comercial en la primavera de 2010.

El Dreamliner, como se conoce al 787, potenciará muchas revoluciones, comerciales, humanas y tecnológicas y, según sus fabricantes, será la unidad móvil más tecnologizada que el hombre haya creado.

Su navegación dependerá del sistema generador de energía y aquí es donde Rodríguez se emociona: una parte relevante tiene denominación de origen en Guadalajara, donde los ingenieros de GlobalVantage han participado en su diseño y pruebas. Y no fue su primer hito.

“Eso vino como encomienda pues el equipo tuvo éxito al hacer una parte del desarrollo y las pruebas de la nueva generación del software de gestión de vuelo del A320 de Airbus”, dice Rodríguez.

Su equipo de 100 profesionales del software, la electrónica y el diseño mecánico industrial es sólo una pequeña muestra del capital humano que conforma un nuevo amanecer en la industria mexicana de las tecnologías de la información (TI).

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Dominada desde hace más de una década por el ensamble de equipo para cómputo y las redes de telecomunicaciones, televisores y teléfonos celulares, la manufactura high-tech ha sido una de las joyas de la corona del sector exportador de México.

Firmas como LG, Samsung, Sony, así como Jabil Electronics, Sanmina, Flextronics, Elcoq y Hon Hai son parte de un sector que exportó 12,000 millones de dólares en 2008 y este año podría facturar 5% más. Nada mal si se considera que el PIB caería hasta -9%.

A diferencia de la debacle automotriz global, con cierres de líneas de producción y de plantas de autopartes desde 2007 (a un costo de miles de plazas laborales), la electrónica se ha mantenido, con altibajos y cierres en ciudades como Reynosa, Hermosillo y la propia Guadalajara, pero no a un ritmo tan dramático.

Además, entró en vigor algo que se venía gestando desde hace por lo menos cinco años: el cambio de vocación en el cluster tapatío de la electrónica, con más personal dedicado a servicios que al ensamble propiamente.

“Sí padecimos el cierre de una planta de Hitachi, pero muchos de los 5,000 empleados se pudieron incorporar con otros fabricantes y sectores nuevos, como el del software, los servicios y nichos como la aeronáutica y la biomédica”, dice Jacobo González, director de Promoción a la Inversión de la Secretaría de Promoción Económica (Seproe) de Jalisco.

México 2.0
Parte del equipo de GlobalVantage ocupa algunas de las salas del Parque de Tecnología del ITESO, ubicado en un frío edificio de cemento a un costado del campus de la Universidad Jesuita de Guadalajara.

En medio de la efervescencia de unos 80 empleados de una docena de firmas del Programa de Gestión de Innovación y Tecnología, Gisel Hernández, gerente de Incubación, dice que hay una inquietud muy grande que lleva a egresados del ITESO a montar empresas de software y servicios.

“La vinculación de empresas, gobierno y universidades está generando una idea de que podemos competir con India y otros mercados globales emergentes del software, como Rusia y Filipinas; ciertamente, nos va mejor que a Brasil y Argentina”, dice Hernández.

Este sentir lo confirman estudios de consultoras en el ramo que ubican a México como décimo lugar en el índice global de acceso al mercado de las TI (dice la consultora en gestión ATKearney); o como el primer mercado en América Latina en ambiente de negocios para esta industria, así como poseedor de la novena reserva mundial de capital humano para TI (según McKinsey, una empresa de consultoría de negocios).

Por su parte, Gartner, una compañía que analiza el mercado de bienes y servicios tecnológicos, dice que México es uno de los principales destinos globales de servicios y que desde 2004 el país es el cuarto más buscado para el outsourcing.

En encuestas con empresas de Estados Unidos, el principal comprador de este tipo de aplicaciones, Gartner reporta que México es visto como el segundo mercado al que firmas gringas considerarían como destino de su inversión en caso de buscar proveedores de servicios de software.

“Vemos un gran potencial en este país”, dice Donald Feinberg, vicepresidente de Investigación de Gartner durante una charla en un foro de tecnología en la Ciudad de México.

“Y esto no es en cuanto al número de profesionales y personal técnico o firmas proveedoras, pues China o India son 10 veces más grandes”, dice Feinberg. “Pero sí en lo que vemos por la calidad del trabajo y el costo total de los proyectos”.

Por su parte, Fabio Bittencourt, director general de Softtek (la empresa que acuñó hace 12 años el concepto nearshore, base de la oferta mexicana de software), dice: “Estamos en la curva de adopción” del mercado global de bienes y soluciones tecnológicas.

Firmas como Softtek y Neoris (que se mueven en un rango cercano a los 3,000 millones de pesos en ventas, cuentan con miles de empleados en varios países y tienen pedigrí regiomontano) constituyen la punta de lanza de la industria mexicana del software.

Los ejecutivos de ambas empresas forman parte de los consejos de tecnología de varios estados y ven con buenos ojos (y se benefician) de fondos establecidos para dar apoyo y promover la industria como Prosoft, creado en 2004 por la Secretaría de Economía.

Desde su lanzamiento, durante la administración de Vicente Fox, Prosoft ha destinado más de 2,200 millones de pesos para promover la industria del software. 

Al mecanismo, concebido como un motor para impulsar el negocio de empresas pequeñas y medianas, le acompaña una iniciativa que permite que las entidades estatales y locales aporten una cantidad similar.

Así, a los casi 500 millones de pesos (MDP) que Prosoft tiene presupuestados en 2009, se le sumarán 1,500 millones de pesos.

Un nuevo amanecer
Por la exportación de software y outsourcing que incluye centros de llamadas y soporte, así como el manejo de nóminas y centrales de costo (una práctica conocida como BPO), México es una potencia con 3,200 millones de dólares.

“Estamos en el top 5. El líder global es India, que factura unos 20,000 MDD; seguida por Filipinas, con unos 7,000 MDD”, dice Alfredo Pacheco, director general de MéxicoIT, un programa del gobierno federal y las empresas de tecnología que promueve las ventajas del país.

Para muchos, México está mejor que India hace 10 años, cuando en ese sector exportaba 2,000 MDD.

Son los propios indios quienes reconocen la fortaleza del país en nichos como la fabricación de software, que consiste en realizar aplicaciones a la medida para usuarios de sistemas empresariales (fabricados por desarrolladores como SAP, Oracle, Microsoft o basados en el sistema abierto Linux).

Es por ello que, desde 2006, firmas como Tata Consulting Services, Wipro e Infosys han iniciado operaciones en México, validando con ello el concepto conocido como nearshore (la orilla o frontera cercana, opuesto a offshore).

“México es punta de lanza para atender a clientes en EU”, dijo S.D. Shibulal, director de Ventas Globales de Infosys, sobre una inversión de 45 millones de dólares para montar un centro de 300 profesionales en Guadalajara.

Ya antes, Narayana Murthy, CEO de Infosys, había dicho ante un grupo de inversionistas que México debería aprovechar que tiene “menos fricciones” a la hora de entrar a Estados Unidos a vender este tipo de servicios.

“México está mejor situado que India para el desarrollo de sistemas”, dijo Murthy. “Tiene que invertir en su gente, capacitación y tecnología, pero el panorama es ventajoso”.

Como Softtek lo demostró hace más de una década, en el caso de México, la idea del nearshore se basa en las ventajas que da la cercanía al mayor comprador del outsorcing, EU.

Location, location, location”, dice Bittencourt. Como parte del paquete de ofertas que hace a sus clientes, afirma que México tiene los mismos husos horarios que EU.

Además, la cultura estadounidense juega un rol importante. “Como los gringos, un mexicano entiende de béisbol y no de cricket, o de futbol americano y no de rugby”, dice Octavio Parga, presidente de Cadelec, un grupo de empresas que incluye a los proveedores de las firmas de alta tecnología basadas en Guadalajara. “Así a ambas partes se nos facilita cerrar negocios, pues cada detalle cuenta”.

“Si los indios lo reconocen es porque no son ‘hermanitas de la caridad’. Saben que más que rival, somos complemento. Si vienen a invertir, no sólo traerán dinero, sino que pueden dejar niveles de enseñanza”, dice Enrique Cortés, director ejecutivo de Perot Systems para América Latina.

Egresado del Tec de Monterrey, Cortés ha empujado el crecimiento de la firma de servicios de software de Ross Perot (el magnate gringo que alguna vez contendió por la presidencia de su país y que se refirió como “aspiradora gigante” al fenómeno del traslado de empleos de EU a México).

Cortés abrió las operaciones de Perot Systems en India hace algunos años y desde 2007 encabeza la oficina en Guadalajara, donde laboran 500 ingenieros.

“La mitad de ellos tiene una maestría”, dice Cortés. “Y trabajan en conjunto con India para atender y dar soporte las 24 horas del día a nuestros clientes”. Perot Systems maneja la relación de cadenas de hospitales de EU con sus clientes.

Diplomático, descartó comparar la capacidad de los expertos que le ha tocado manejar tanto en India como en México. Pero asegura: “Lo que veo en México me emociona porque superamos a India en cuestiones de infraestructura física, educativa y de telecomunicaciones”.

Según Cortés, si bien la cercanía de México al principal mercado ayuda, las nuevas tecnologías borran esa ventaja, por lo que es necesario una batería de capacidades para que los clientes de un mercado global de 30,000 millones de dólares volteen a ver más al país.

“Tenemos que participar en un mercado muy competido en el que empresas y organizaciones de todo tamaño buscan firmas externas que hagan el trabajo que sus áreas de sistemas no quieren realizar”, dice Ricardo Gómez, presidente de la Sede Occidente de CANIETI, la Cámara Nacional de la Industria Electrónica de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información.

El mayor ejemplo de esto es un caso de éxito a nivel mundial en la planta de Hewlett-Packard en Guadalajara. Ahí, HP pasó de ensamblar computadoras, cámaras digitales e impresoras, a procesar las actividades financieras de la empresa.

Los proveedores de este tipo de servicios (incluyendo a las más de 2,500 empresas que operan en México) buscan ganar contratos ofreciendo realizar un programa integral, o simplemente escribir código de software para que los grandes sistemas empresariales embonen con las necesidades de los clientes.

“Es una industria limpia”, dice Carlos Castilla, vicepresidente de Neoris para México. Dice que el enfoque del país en servicios de software se dio a partir de la vinculación entre universidades, empresas y gobierno que se aceleró hace cuatro o cinco años.

Para muchos en el sector, eso ha sido la base de todo, pues es raro encontrar, en México, otra industria que mueva los engranes básicos del desarrollo en el mismo sentido.

“No había antes claridad de lo que representaba esta industria en contribución al PIB”, dice Castilla. “La evidencia de que esto es importante se comenzó a ver cuando India dijo que los servicios de TI representan 10% de su economía”. Neoris, que nació como proveedor de tecnología de su matriz, Cemex, entonces miró más al sur y de Monterrey, donde tiene su mayor centro de desarrollo, se expandió a Culiacán, donde 300 ingenieros operan en tres centros vinculados a universidades.

“Nos ha ido bien creando centros de desarrollo enfocados a exportar”, dice Castilla, al tiempo que avisa que ya prepara su desembarco en Inglaterra y está por definir la apertura de centros similares en Chihuahua y Guadalajara.

Revolución digital
Al otro extremo de Guadalajara, Margarita Solís, directora del Instituto Jaliscience de Tecnologías de la Información (Ijalti), se pasea con orgullo por el Centro de Software.

En lo que en otra vida fue una Comercial Mexicana, el gobierno de Jalisco y las empresas ancla del Silicon Valley mexicano (como Intel, HP e IBM) invirtieron 60 millones de pesos para montar un sitio en el que más de 400 profesionales de 30 firmas crean aplicaciones, atienden clientes de otros países, y hasta plasman cuadro a cuadro ilustraciones digitales de lo que será una serie de cortos animados para celebrar el Bicentenario.

“Hay un promedio de 26 años de edad de los jóvenes que trabajan aquí”, dice Solís. Todos ellos fueron reclutados por emprendedores que montaron firmas como 3DMX, que se ha hecho un nombre internacional como escuela de animación y proveedora de cortos; o Aportia, un conglomerado de 12 firmas que lo mismo integra sistemas en empresas que desarrolla aplicaciones para la BlackBerry.

“No todas estas firmas exportan servicios o productos pues atienden a clientes a nivel local y nacional”, dice Solís, responsable de coordinar empresas, gobierno y academia para diseñar una agenda digital estatal.

Junto a ella, Gómez, el presidente regional de CANIETI, dice que el vuelco que está dando la industria también tiene que ver con los sueldos y con oportunidades de aprovechar los ímpetus creativos de los estudiantes.

“En México se generan 65,000 ingenieros en ramas cercanas a la informática”, dice Gómez, “y quizá suene irónico decir que mientras que el país pierde plazas laborales, en el sector hace falta mano de obra”.

Gómez afirma que en Guadalajara hay una generación de egresados de sistemas que se incorporan a labores en las empresas del cluster de la electrónica (donde pueden ganar hasta ocho veces más que en empleos tradicionales). Ello ha llevado a que distintas instancias tengan como prioridad evitar la fuga de talentos.

De ahí que la vocación de la ciudad esté en evolución: “A la par del Centro de Software, desarrollamos otros parques para fomentar nuevos negocios en ramas como la industria aeroespacial, la biomédica y la multimedia”, dice Gómez.

Alta tecnología, alto riesgo
Con todo, al tratarse de una industria en donde el riesgo es una cosa común de casi todos los días, los líderes que empujan a México por la senda de los servicios de tecnología perciben una serie de obstáculos que podrían bloquear el acceso del país a las grandes ligas del desarrollo y la innovación.

En el último reporte de competitividad en tecnología del Economist Intelligence Unit, México cayó del lugar 44 al 48 (de 66 medidos) en sólo un año. El listado lo encabezan Estados Unidos y Finlandia y México está al nivel de Tailandia y Bulgaria. Como referencia, India figura en el lugar 44, no muy lejos de México.

Según Carlos Allende, presidente de la Asociación Mexicana de la Industria de las Tecnologías de Información (AMITI), México podría ubicarse mejor que India pues aunque tiene una gran capacidad de producción de software, la adopción de las TI en ese país es muy pobre.

Pero remarca también que en México es baja la correlación entre la inversión en tecnologías de la información y el PIB. Y aunque es un sector que ha crecido a pesar de los vaivenes económicos, los 15,500 MDD que se facturan en este nicho representan apenas 1.2% del PIB nacional, cuando el promedio global es de 3.7%.

Para Allende –como de hecho lo es para todas las fuentes consultadas–, las ventajas de México, así como el bajo costo, el acceso al TLC y la experiencia ganada en décadas de ensamble high-tech, se podrían diluir por dos factores: el raquítico acceso a la banda ancha (27% en México contra 75% en la OCDE), y el pobre dominio del idioma inglés por parte de estudiantes y egresados.

Además, Ricardo Zermeño, director de Select, que lleva décadas estudiando la industria, advierte que esa industria se ‘commoditiza’ en todo el mundo, por lo que México tiene que reaccionar a fin de conservar sus ventajas.

Zermeño es autor del estudio ‘Estrategias para atraer la inversión extranjera a la industria de las TI de México’. Ahí, consigna que los profesionales mexicanos de la industria ganan un promedio de 20,500 dólares anuales. Aunque es una cifra menor que los 37,500 que se perciben en Canadá y 65,000 en EU, la mano de obra local es más cara que la de Vietnam (3,475 dólares), India (7,500) y China (7,550).

No es un asunto trivial el del inglés pues, según Zermeño, el pobre dominio denota la falta de “adecuación de los egresados a las necesidades de la industria”. El especialista subraya que las empresas siguen volteando a ver más a India, donde la oferta de mano de obra es abundante, “quizá no de la mejor calidad, pero hablan inglés”.

Con él coincide Castilla, de Neoris, a quien le preocupa saber de egresados que ni siquiera les interesa aprender. “Es más difícil enseñarles inglés que programación”, se lamenta. Según él, los esfuerzos que hace México para promoverse como destino relevante en servicios de tecnología le recuerda los avances de una película que promete ser muy buena, “pero se queda sólo en difusión”.

Y ni siquiera la proverbial creatividad mexicana es ventajosa. “Puede ser buena o mala”, dice Zermeño, pues se habla de trabajos con un alto nivel de estandarización, donde no cabe improvisar.

Para enfrentar asuntos como la capacitación, los diversos jugadores empujan iniciativas que vinculan a las empresas, las universidades y el gobierno. Un par de ellas tiene apoyos del Banco Mundial y del BID (por 80 MDD cada uno) y consisten en apoyar la certificación de estudiantes de informática en áreas como desarrollo de software, programación y otras “habilidades duras y suaves”, dice Allende.

Según Rogelio Garza, director general de CANIETI, a la fecha se han capacitado 500,000 profesionales de la industria y la meta es incluir en estos programas a la mayoría de los 65,000 que se gradúan cada año.

El problema para los involucrados es que, al momento de redacción de este artículo, el fondo Prosoft está en riesgo pues como parte del paquete fiscal para 2010, la administración de Felipe Calderón propuso un monto de 388 millones de pesos (contra los 500 MDP de 2009).

Como índice del riesgo hay que considerar que, con el presupuesto de 2009, se estarán creando más de 14,000 empleos en el sector. “Si se reduce el presupuesto, la creación de empleos caería a la mitad”, dice Garza, preocupado.

Y no es el único fondo en riesgo. Prologyca, el programa de Competitividad en Logística y Centrales de Abasto, recibiría 35 MDP menos y el Comité Nacional de Productividad e Innovación Tecnológica se quedaría con 10 MDP menos.

Según Garza, los cabilderos de las empresas del ramo estarán dando la pelea para que los legisladores enmienden la plana a la propuesta del Ejecutivo y eviten eventuales recortes a estos programas.

La oportunidad

Según un estudio de la Harvard Business School (‘El cluster de la electrónica en Guadalajara’), liderado por Michael Porter, México podría aprender a situarse con un peso específico en la industria del software si aprende de lo vivido ya en la entidad en el campo de la manufactura.

“Jalisco ha hecho un buen trabajo al crear un contexto en que se promueve el desarrollo de sus industrias clave”, se dice en el estudio. Y recomienda que “el cluster fomente y detone el crecimiento de la industria del software, el outsourcing y el diseño de electrónica”.

Según el estudio, aunque México no es el lugar más barato del mundo, se elaboran productos de alto valor agregado, lo cual sumado a una logística fácil y a bajo costo y el respeto por la propiedad intelectual conforma un mercado atractivo.

Y para Bittencourt, de Softtek, la base para crecer es crear una agenda digital que empuje proyectos masivos de apoyo a la industria y de capacitación a los egresados.

Por su parte, Castilla, de Neoris, dice que la base para que México compita y le dispute a India una rebanada más grande del mercado, es mostrar consistencia.

“La continuidad en el apoyo es básico”, dice Castilla, de 42 años. “Apuesto a que esto va a crecer; veo a gente de mi edad, o más jóvenes, empujándolo. Más allá de quitarle mercado a los indios, somos una alternativa”.

La oportunidad está ahí, con el ingenio y la dedicación. “Desperdiciarla”, dice Castilla, “nos retrasaría decenios”.

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