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Paquetín, papelón y pedacería para 2010

Jorge Romero León analiza lo bueno, lo malo y lo consecuente del paquete económico 2010; el experto en políticas públicas lo llama ‘pedacería’: retazos de medidas sin visión a largo plazo.
dom 15 noviembre 2009 06:00 AM
“Todo indica que no habrá cambios sustantivos en la política de gasto”: Jorge Romero León. (Foto: Archivo)
dinero (Foto: Archivo)

El paquete económico 2010 avanza en el Congreso dejando a su paso inconformidades, reclamos y agravios. Las modificaciones a la propuesta del Ejecutivo representan una auténtica miscelánea, con retazos dispares en lugar de una política económica congruente. Veamos:

Lo bueno: Aunque pocos, la discusión incluye avances. La revisión del régimen de consolidación y el otorgamiento de facultades y mecanismos al Servicio de Administración Tributaria (SAT) para recaudar más son un avance, aunque tendrán que sortear diversas batallas legales. Se creó una comisión especial para analizar el presupuesto de gastos fiscales, que da cuenta de exenciones y regímenes especiales por 465,000 millones de pesos (equivalentes a 3.9% del PIB), el triple de lo que se logró con los nuevos impuestos, incluido el endeudamiento. La medida puede obligar a Hacienda a ser más precisa en los cálculos, pero ello dependerá de las acciones de la comisión en el futuro.

Lo malo: La aprobación de nuevos impuestos obstaculiza la recuperación. El aumento al IVA es regresivo y fomenta la inflación. El aumento al ISR afecta directamente a la planta productiva y limita la perspectiva de recuperación económica en el corto y mediano plazo. El gravamen a internet y celulares aumenta la brecha digital, impacta directamente a la clase media e, indirectamente, la productividad de pequeñas y medianas empresas. Nadie se salva.

Todo ello es especialmente grave porque no se consideraron alternativas viables. La decisión de aumentar el déficit sólo a 0.75% del PIB va en contra del sentido común y de las recomendaciones expresas del FMI, el Banco Mundial, la OCDE y especialistas nacionales e internacionales. Nadie proponía regresar al endeudamiento desenfrenado de los años 70, pero podía haberse aprobado un endeudamiento moderado y temporal, del orden de 2.5% del PIB, que permitiera reactivar la economía sin afectar directamente a sectores productivos y consumidores. En cambio, los nuevos impuestos y el aumento en el precio del petróleo aportan más recursos, en teoría, pero el ingreso puede esfumarse si hay volatilidad.

¿Puede recuperarse la economía en el mediano plazo?
Estas medidas impactan en sentido negativo la recuperación económica. El insumo más importante del paquete, el Presupuesto de Egresos, debe aprobarse a más tardar el próximo 15 de noviembre. Desafortunadamente, todo parece indicar que no habrá cambios sustantivos en la política de gasto, lo cual son malas noticias porque debe ejercerse ‘más, menos y mejor’, respectivamente.

Me explico. Debe ejercerse ‘más’ ahí donde prevalecen los subejercicios, sobre todo en infraestructura productiva y para el desarrollo y en provisión de servicios en comunidades marginadas. El paquete económico no incluye medidas, mecanismos ni incentivos para reactivar la economía e incorporar a los más pobres al desarrollo económico y humano.

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Debe ejercerse ‘menos’ en gasto administrativo y servicios de personal, el cual es improductivo e insostenible. Tanto el paquete del Ejecutivo como las propuestas del PRI mantienen este gasto en el mismo nivel, en la federación y los estados.

Debe ejercerse ‘mejor’ el presupuesto, generando información de los resultados del gasto y creando mecanismos para sancionar a los responsables del dispendio, malversación o subejercicio.

Visto desde la óptica de sus omisiones e impacto recesivo, el paquete económico 2010 es en realidad un ‘paquetín’. Es de esperarse una recuperación, pero es más probable un crecimiento del PIB más cerca de 2%, que del 3% considerado en la Ley de Ingresos. Nuestros gobernantes hicieron (y continúan haciendo) un papelón, evadiendo su responsabilidad, omitiendo alternativas viables adoptadas en el resto del mundo y aprobando parches económica, política y socialmente cuestionables.

El resultado es ‘pedacería’: impuestos recesivos e incongruentes, retazos de instrumentos para crecer y una nula visión de largo plazo. En suma, una política económica, y una perspectiva de reactivación, hecha pedazos.

El autor es experto en políticas públicas y fue director ejecutivo de Fundar Centro de Análisis e Investigación.

 

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