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Faltan reformas... otra vez

México tendría mejor futuro si los políticos ponen, por encima de sus diferencias, el bien común; el debate debe centrarse en los cambios fiscal, laboral y político, dice el experto Fernando Dworak.
dom 07 febrero 2010 06:00 AM
San Lázaro aún trabaja sin comisiones ordinarias (Foto: Notimex)
diputados

Para algunos es cuestión de liderazgo. Otros creen que es cuestión de voluntad política. Piensan que un día nuestros políticos van a levantarse, verán el estado en que tienen al país, les remorderá la conciencia y se pondrán a trabajar.

Pensar así llevará a que nunca se aprueben reformas urgentes como la hacendaria, la laboral o la energética. Sería mejor cuestionar las razones de por qué no salen y así plantearse condiciones para que, por fin, nuestros políticos hagan algo por México.

Hay mucho por cambiar. Pero si no planteamos los ‘cómo’ y los ‘por qué’, la clase política va a seguir engañándonos.

La reforma fiscal es prioritaria. Un sistema tributario eficaz requiere de impuestos generalizados, dándole preferencia a los que se aplican al consumo y no al ingreso; que no exista una doble tributación; y que sea fácil tributar, tanto para calcular como para pagar y devolver. Además, las auditorías necesitan ser temibles y las haciendas locales, muy fuertes.

Al contrario, nuestro sistema está diseñado para ser ineficaz: se nos ha hecho creer que los impuestos al consumo empobrecen y que los aplicados al ingreso generan equidad, la tributación es múltiple, ir a pagar y a reclamar devoluciones a Hacienda es difícil y los estados y municipios dependen, en gran parte, de las aportaciones federales.

Según datos de la Secretaría de Hacienda a septiembre, existen poco más de 400,000 millones de pesos por recaudar en materia de ingresos fiscales, una cuarta parte de la capacidad recaudatoria. Esto nos coloca en los niveles más bajos con respecto al PIB, comparada con países de AL, como Brasil.

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¿Qué ofrecen los partidos? Mientras el PRI se pronuncia por debatir el tema desde la óptica del sustento económico y el sentido social, el PRD llama a cambiar el modelo económico sin tener idea de qué se trata. El PAN ¿promueve cambios o los evade? Este partido ha hecho muy poco para cambiar las percepciones durante los nueve años que lleva en el poder.

Otra reforma pendiente es la laboral. Para atraer inversiones y recuperar los 600,000 empleos perdidos en 2009 debemos ser competitivos en mano de obra. El PRI diseñó un sistema corporativista para mantenerse en el poder, convirtiéndolo en una maquinaria de votación que en los últimos años perdió fuerza. Al perder su mayoría, algunos sindicatos tejieron alianzas con otros partidos, como el caso del líder sindical del IMSS.

La agenda es, a grandes rasgos, la misma que hace tres sexenios: el cambio de la jornada a horas de trabajo, la protección social de los trabajadores, la productividad y la transparencia sindical. Sin embargo, en la medida que las agrupaciones gremiales tienen tan elevado poder de chantaje, es difícil que haya cambios en este rubro más allá de reformas superficiales.

El Ejecutivo también propone una reforma energética de segunda generación. La anterior no sirvió para atraer inversiones para la exploración y explotación de yacimientos petroleros. El tema a debate sigue siendo el mismo que hace años: la participación privada. Pero el PRI se pronuncia por dar tiempo para evaluar lo cambiado en 2008 y llama a que se instrumenten las transformaciones realizadas entonces. ¿Cuál es su juego? Si la reforma hubiera salido bien, atribuirse el éxito. De lo contrario, usar el fracaso para el golpeteo político.

Por último está la reforma política. En diciembre, el presidente Calderón presentó al Congreso una agenda de 10 puntos en la materia. Algunos temas son simbólicos y no sirven de mucho, como la reducción de diputados y senadores, y las candidaturas ciudadanas.

Hay una propuesta que, aunque no resuelve los problemas, generaría condiciones para que los políticos se pongan a trabajar: la reelección inmediata de los legisladores y alcaldes.

¿Se imagina con el poder para retirar a un político con su voto, en lugar de que éste brinque de un puesto a otro?

La posibilidad de la reelección inmediata traería continuidad en las negociaciones, en vez de que cada tres años empiecen todo desde cero. Tal vez podríamos avanzar mejor si comenzamos por plantearnos las preguntas correctas.

*El autor es experto en temas legislativos.

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