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Qué razón tenía Keynes

David G. Blanchflower opina que los gobiernos podrían equivocarse al reducir los estímulos fiscales; algunos líderes confían en que la crisis está pasando, pero el economista advierte otra cosa.
vie 15 octubre 2010 06:00 AM
De acuerdo con Blanchflower las cifras registran una caída en el consumo en EU, por lo tanto, es necesario dar más estímulo fiscal, no menos. (Foto: Photos to go)
economia bolsa finanzas (Foto: Photos to go)

Todos sabemos que no aprender las lecciones de la historia nos condena a repetirlas, de modo que cabe preguntar por qué tantas personas inteligentes parecen cometer los mismos errores económicos.

Remontémonos al 5 de enero de 1938, cuando se publicó en el London Evening Standard una famosa caricatura.

Representaba la residencia del primer ministro Neville Chamberlain, decorada con la leyenda: "Templo del Sol de Downing St.". Hay una docena de funcionarios parados enfrente, todos semidesnudos, envueltos en toallas, junto a un cartel en el que se lee: "El informe del tiempo para hoy es bueno indefinidamente".

Por Downing Street va un hombre bajo un paraguas abierto que es reprendido por los funcionarios. Es John Maynard Keynes. En su paraguas aparece escrita la expresión: "Precauciones contra la depresión".

La caricatura seguía a una carta que Keynes había escrito al Times cuatro días antes, en la que decía que el gasto militar británico era la principal fuerza que mantenía alto el empleo, en tanto culpaba a Franklin Roosevelt por reducir el gasto y provocar la segunda ronda de la Gran Depresión en Estados Unidos.

"En todas partes del mundo abundan ejemplos en los que el gasto público financiado con empréstito mejoró el empleo. Y no conozco ningún caso contrario", escribió Keynes. "¿Alguien duda de que el empleo bajaría si mañana mismo se pusiera fin al gasto público en armamentos financiado con empréstito?".

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La visión de Keynes se oponía a la llamada ‘visión del tesoro', expresada por los funcionarios semidesnudos en la caricatura de Low. Esa visión sostenía que la política fiscal no tiene esencialmente ningún efecto en la economía y el desempleo, ni siquiera en plena recesión.

El mayor gasto público, según esa óptica, desplaza una cantidad equivalente de gasto o inversión privados. En suma, no tiene ningún impacto nítido en la economía.

La historia probó que Keynes tenía razón. Contrariamente a EU, Reino Unido no experimentó una depresión al final de la década de los 30, debido al mayor nivel de estímulo fiscal como consecuencia del gasto en armamento.

No obstante, la visión del desplazamiento pareció ser sostenida el fin de semana pasado por una serie de países en la cumbre del G-20, especialmente por los gobiernos británico y alemán.

Parece ser que ahora hasta el presidente francés Nicolas Sarkozy se sube a bordo y proyecta implementar m edidas draconianas de austeridad.

Esta posición va en contra de la visión estadounidense de que empeñarse en reducir los déficits a largo plazo es adecuado únicamente si no es a costa del crecimiento a corto plazo.

Es mucho más probable que se estén favoreciendo los gastos públicos que el desplazamiento del gasto privado.
La visión del grupo contrario al plan de estímulo es que los recortes en el gasto público y los aumentos impositivos de alguna manera nos harán volver ahora rápidamente al crecimiento estable y a una abundante contratación en el sector privado.

En una carta ulterior a Roosevelt, en febrero de 1938, Keynes explicaba que el cercenamiento prematuro de los programas de obras públicas había llevado nuevamente a EU a una recesión en 1937 debido a un "error de optimismo".

Me parece que hay un peligro muy real de que Angela Merkel, canciller alemana, el primer ministro de Reino Unido, David Cameron, Sarkozy y sus seguidores estén siendo excesivamente complacientes y que corran también el peligro de incurrir en un enorme error de optimismo.

Existe una probabilidad considerable de que estos líderes cometan el mayor error macroeconómico desde la década de 1930, que podría empujarnos hacia lo que el economista Paul Krugman llamó la ‘Larga Depresión', el equivalente de la depresión que siguió al pánico financiero de 1873.

El índice que mide las expectativas de los consumidores para el próximo semestre en EU cayó en mayo de 85 a 71, mientras que el criterio comparable en Reino Unido bajó de 105 a 93.

Los datos sobre el consumo en Europa describen un cuadro similar. No todo es bueno indefinidamente. Es hora de más estímulo, no de menos.

*El autor fue miembro del Comité de Política Monetaria del Banco de Inglaterra y es profesor de Economía en Dartmouth College y la Universidad de Stirling.

 

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