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APEC <br>Conviene mirar al Pacífico

Aunque la región Asia-Pacífico concentra 40% de la población mundial, México sigue destinando la
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

A propósito de la presencia, en noviembre pasado, del presidente Ernesto Zedillo en la reunión anual del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés), vale recordar los alcances de este organismo, así como las oportunidades que podría tener México si decide involucrarse realmente en esa región.

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APEC nació en 1989, como respuesta a las amenazas de proteccionismo en diversos países y a la creación de bloques económicos en el mundo. Para Estados Unidos, este conglomerado de 18 naciones concita un especial interés político y económico, pues hoy su futuro depende en gran parte de su presencia allí y de su capacidad para competir, especialmente con los mercados asiáticos.

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Tanto Daniel Okimoto, analista de la Universidad de Stanford, como Robert Dole, ex candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, señalaron en su momento que su país debería cuidar su participación en todos los órdenes en esa región, como elemento prioritario de su política exterior. Si bien los asuntos políticos y de seguridad pueden atenderse bilateralmente o en otros foros, expresaban: “La presencia en APEC es fundamental para el desarrollo económico y comercial al que se aspira”.

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México, por su parte, ingresó al Foro en 1993, respaldado por Estados Unidos, una vez firmado el Tratado de Libre Comercio (TLC) y como reflejo del avance económico que en ese momento tenía el país.

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Echándole ganas a la integración
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Sin embargo, los negocios entre México y las naciones asiáticas no han sido intensos; representan 1.4% del total del comercio exterior mexicano. En 1995 el país vendió a esa zona $4,330 millones de dólares y le compró $7,790 millones; entre enero y junio de 1996 exportó $2,500 millones e importó $4,000 millones de dólares.

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Además, aplica aranceles superiores a 30% a ciertos productos asiáticos —entre otros, calzado, textiles, electrodomésticos y juguetes—, como una forma de protegerse frente a las prácticas de -dumping.

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Por otra parte, los problemas económicos y políticos que en los últimos 14 años ha enfrentado la república han propiciado una presencia inconstante de empresarios asiáticos en México.

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Así, funcionarios de la Dirección General de Inversión Extranjera de la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial (Secofi) indican que hasta junio de 1996 el capital asiático en el país representaba 5.9% del total —$1,900 millones de dólares, ubicados en 541 empresas—.

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La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) ha resaltado la necesidad de promover negocios y apoyar las gestiones de empresarios mexicanos en dicha zona. El país, dicen sus funcionarios, puede obtener beneficios al participar en APEC: capacitación de personal, cooperación tecnológica, acceso a proyectos de infraestructura con disminución de costos y aumento de la competitividad, y estrategias para elevar la productividad de las pequeñas y medianas empresas.

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En síntesis, según ambas secretarías, con una integración real a dicho Foro, México “puede estructurar su proceso de liberalización y facilitar su intercambio comercial y sus inversiones conforme a su situación económica, su nivel de desarrollo y el crecimiento de sus diferentes sectores”.

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TLC: anzuelo para los asiáticos
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Con esa idea, el presidente de México acudió en noviembre a la reunión anual de APEC, en Filipinas, junto a los otros representantes de los países miembros: Australia, Brunei, Canadá, Corea, Chile, China, Estados Unidos, Filipinas, Hong Kong, Indonesia, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Papua Nueva Guinea, Singapur, Taipei y Tailandia. Allí cada cual presentó su “Plan de Acción Individual” para lograr la apertura comercial, apoyo a la inversión, fomento a sectores industriales, actualización de leyes y programas en energía, protección ambiental y propiedad intelectual, entre otras áreas.

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Todo esto forma parte del Programa de Cooperación que culminará, en primera instancia, con la liberalización de los países desarrollados en el año 2010, y de los que se encuentran en vías de desarrollo en el 2020.

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Sin embargo, la tarea no es fácil para las 18 naciones. Hay que considerar los distintos grados de desarrollo, los intereses político–económicos internos y la relación de cada cual con la zona. Como muestra, cabe mencionar los conflictos entre Japón y Estados Unidos con respecto al mercado automotriz; Corea y su posición sobre el arroz; los elevados aranceles en el comercio entre México y China; el papel estratégico que juega este último país en prácticamente todos los órdenes, o la resistencia de Malasia a una apertura acelerada.

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En cualquier caso, el Pacífico asiático significa para México la oportunidad para diversificar sus mercados o para complementar la supuesta ventaja de integrar uno de los bloques comerciales más importantes del mundo, el de Norteamérica. Y es precisamente esto último lo que constituye un claro acicate para los asiáticos —del que también pueden beneficiarse los empresarios mexicanos—: si su relación con México se robustece, contarán con múltiples posibilidades no sólo para realizar inversiones directas y vender bienes y servicios aquí, sino para utilizar al país como puente para hacer lo mismo en Estados Unidos y Canadá.

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Al sopesar la conveniencia de que México se integre de manera más vigorosa a APEC, es útil tomar en cuenta las apreciaciones de algunos de sus miembros.

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Chile
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Esta nación otorga mucha importancia a la región. En 1994, por ejemplo, vendió a esa zona 54% del total de sus exportaciones y le compró 47% del total de sus importaciones.

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El embajador chileno en México, Carlos Portales Cifuentes, afirma que aun cuando el Pacífico asiático es el espacio económico más grande del mundo, es tremendamente heterogéneo. Por esto, añade, el que las decisiones sean por consenso y conforme a las posibilidades de cada nación, hacen de APEC un foro más participativo, “que no condiciona ni sanciona a sus miembros, como puede ocurrir en la Unión Europea o en el TLC”.

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China
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Aun cuando rechaza cualquier presión para abrir su mercado o modificar su política interna, este país está dispuesto a participar activamente en el desarrollo del comercio y la inversión a través de APEC.

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Sin embargo, Yuan Yuguang, consejero económico y comercial de la Embajada de China en México, enfatiza que si se busca el crecimiento de la zona y un mejor intercambio, no hay que olvidar la cláusula de nación más favorecida. Asimismo, considera que se debe respetar la voluntad y decisión de cada país para abrirse y no obligar a nadie a adoptar determinados programas o medidas.

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Indica que China ha realizado transformaciones sustanciales para favorecer el intercambio comercial. Entre ellas, la Ley de Inversión Extranjera, “que es más flexible que la mexicana”; además, en diversos sectores participa capital foráneo y se trabaja en mejorar la competitividad de sus productos. También avanza en medidas que protegen el medio ambiente y la propiedad intelectual.

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Con respecto a la relación con México, Yuguang considera que se ha alcanzado un importante desarrollo, con una balanza comercial equilibrada. En 1995 China exportó a México $195 millones de dólares e importó lo equivalente a $190 millones, mientras que hace dos décadas el comercio bilateral sumaba sólo $13 millones. En Latinoamérica, México es su sexto socio comercial.

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China busca ahora un Acuerdo de Protección y Promoción a la Inversión, cuyo borrador ya entregó a México para su consideración. En todo caso, mientras esa nación ha colocado en el país $14 millones de dólares —en 27 proyectos, como dragado de vías fluviales, confección, comercio y restaurantes—, México apenas estudia la posibilidad de invertir allí, en auto partes y cemento. Para el diplomático, lo que frena el desarrollo comercial son básicamente los elevados aranceles que se fijan a sus productos. Confía en una solución bilateral, respaldados por acciones en el seno de APEC.

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Estados Unidos
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Kevin Brennan, ministro consejero para asuntos comerciales de la Embajada de Estados Unidos, manifiesta que a partir de la experiencia con el TLC no ve ningún impedimento en sus negociaciones dentro de APEC, sobre todo si hay voluntad para superar todas las etapas de la apertura.

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Reflexiona, asimismo, que dicho conglomerado tiene grandes posibilidades de evolucionar. “Podemos decir con certidumbre que el interés mutuo es más grande que los problemas que puedan surgir en determinados países”. Añade que no corre el riesgo de transformarse en una región exclusiva.

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Su mayor preocupación en la zona es cómo proteger la propiedad intelectual frente a China, pues allí la piratería daña a productores de tecnología, diseño y demás. “Es lógico que ese país debe suscribirse a las disciplinas de propiedad intelectual lo más rápido posible.”

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En cuanto a México, Brennan considera que tiene un mejor futuro en APEC que en la Unión Europea, en términos de captar capitales, apoyo tecnológico y un mercado más accesible.

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Japón
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Junto con Australia, es el precursor de APEC, pero recién empieza a concretar su interés por acceder a la apertura comercial. Su participación en este organismo es fundamental para expander sus mercados —pues depende básicamente del comercio—, posibilitar la cooperación tecnológica y tomar parte activa en el proceso de liberalización regional y multilateral.

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Yasushi Sugimoto, agregado comercial y primer secretario de la embajada nipona, afirma que el organismo “no representa un interés particular o sólo de una zona para ganar ventajas, como ocurre con otros organismos o tratados; al contrario, es ejemplo de la cooperación regional, donde se conjuntan voluntades sin imposiciones”.

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Sobre la presión que en ocasiones ejerce Estados Unidos para que ciertos países modifiquen sus políticas, indica: “Tenemos que ver la realidad, no se puede aceptar su insistencia sólo porque se trata de una nación avanzada. Los procesos dentro de APEC deben ser graduales”.

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Por otra parte, el diplomático señala que “México está retrasado en su relación con Asia; Brasil y Chile tienen más contacto con la región. Pero se nota el interés del gobierno mexicano por desarrollar esos contactos en el marco de APEC”. En todo caso, no deja de lamentar la aplicación de aranceles contra las naciones asiáticas lo que, según él, es consecuencia de su integración al TLC de Norteamérica y a otros tratados.

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Esta apreciación coincide con la de ciertos empresarios japoneses que han manifestado interés por mejorar la relación con México, pero, dicen, necesitan mejores condiciones que les permitan competitividad, seguridad y facilidades para invertir.

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