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Argos <br>Asalto al cuartel azteca

Apenas creada hace cinco años por tres viejos militantes de la izquierda, esta agencia productora d
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Con una mirada incrédula, el mundo empresarial mexicano ha visto invadido el mercado del espectáculo por un puñado de antiguos militantes izquierdistas, viejos lobos del periodismo independiente, en franca cruzada por conquistar auditorios, al sumar lo que antes hubiera sido impensable: su talento creativo e irreverente al irrefrenable instinto por los negocios de un “capitalista” de pura cepa y hacer una mancuerna de altísimo éxito, al renovar y reciclar el arte de las telenovelas, la producción de programas de ruptura, lindando con el amarillo y con demasiado corazón de por medio.

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Se trata de Argos o la empresa guerrillera y el asalto a Televisión Azteca. Epigmenio Ibarra, director general del grupo, confiesa su estrategia bélica: “Así como en el ejército se deben tener dos tipos de formaciones, la blindada, con tanques y batallones que avancen seguros pero lentos, también hay formaciones pequeñas capaces de hacer lucha guerrillera, irregular y de penetrar las líneas del enemigo. Argos es eso, una agrupación con más movilidad, flexibilidad y más rapidez de respuesta. Por eso nos hemos entendido muy bien con Ricardo Salinas.”

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Pero, ¿quiénes son estos empresarios que han logrado una perfecta mancuerna de producción televisiva y que han puesto de cabeza con sus productos (las telenovelas Nada personal, Mirada de mujer y Demasiado corazón; los programas especiales Expediente 13:22:30, Se vale soñar y otros más) al gigante de la televisión mexicana: Televisa.

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Argos surgió en 1992, integrado por Carlos Payán, a la sazón director del periódico La Jornada y actual senador del Partido de la Revolución Democrática (PRD); Epigmenio Ibarra, quien funge hoy como director de la compañía y antes fue corresponsal de guerra en Centroamérica, y el venezolano Hernán Vera, quien transmitía en Radio Venceremos, en las montañas de El Salvador, a principios de los 80.

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“A muchos les sorprende el salto que hemos dado de la información de guerra a la producción de telenovelas”, comenta Ibarra, quien orgulloso recuerda que cuando se está en el frente de batalla se aprende “a hacer de la miseria una ventaja estratégica”, lo que por cierto le permitió –“solo con su cámara”, refiere– entrevistar en 22 días a todos los presidentes de América Latina, incluido Fidel Castro. “Es la única entrevista que Fidel ha dado formalmente a la televisión mexicana”, afirma.

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A su regreso a México, Ibarra contactó con Payán y juntos crearon Argos Servicios Informativos. Sus primeros trabajos fueron culturales, al lado de Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes: cápsulas para ajustar la programación del Canal 22 y programas especiales para el Instituto Nacional de Antropología e Historia, además de 13 programas periodísticos titulados Asignación Especial, para Multivisión.

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Pero no fue sino hasta 1993 que este grupo de incipientes empresarios dio el gran salto. Gracias a la amistad de Payán con Carlos Slim elaboraron una campaña testimonial sobre las operaciones de Telmex en el país. “Empezamos a descubrir una veta muy grande entre el periodismo y la publicidad”, cuenta Ibarra.

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En efecto, de inmediato se quedaron con las cuentas de la empresa telefónica, Fundación Telmex y Sears, y con el tiempo se han sumado Televisión Azteca, Elektra, la Asociación Mexicana de Administradoras de Fondos para el Retiro (Amafores) y La Jornada.

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Cuando llegó el 1º de enero de 1994 todo el equipo de Argos Servicios Informativos se aprestó a cubrir el levantamiento zapatista y a la realización de programas especiales. “De las locuras periodísticas que se han hecho con la guerrilla en Chiapas nosotros hemos sido responsables”, asegura Ibarra. Locuras que les redituaron presencia y la posibilidad de experimentar con nuevas formas publicitarias: “Hacer de cada evento un hecho de opinión pública.”

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Y eso fue lo que hicieron con la presentación de su video Viaje al centro de la selva (memorial zapatista) presentado en el cine Las Américas (cuando todavía existía), convocando a más de 2,500 personas, quienes presenciaron una entrevista en vivo –desde la clandestinidad– con el subcomandante Marcos. El video vendió 28,000 copias, algo sin precedentes para un documental político.

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ENCUENTROS CON EL MELODRAMA
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La relación con TV Azteca se dio al poco tiempo de la privatización de la empresa. Se inició con un proyecto de noticieros, cuyo objetivo era “hacer programas que cuenten historias”, argumenta Ibarra.

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Pero querían ir más allá y tener injerencia en la estructura informativa de los canales 7 y 13. “Hicimos una propuesta de modernización y radicalización de los noticieros”, explica. Se les aceptaron dos proyectos especiales: la cobertura de las elecciones en Coahuila y en Yucatán. Hasta ahí todo marchaba bien.

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Sin embargo, “hubo diferencia de criterios” sobre el problema indígena cuando realizaron un especial del conflicto en Chiapas, donde aparecía el subcomandante Marcos en una larga entrevista que a decir de Ibarra “era muy radical para la televisión abierta”. Y agrega: “Ahora lo entendemos, no era el momento ni el lugar para encontrarnos”, refiriéndose al consorcio del Ajusco.

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Pero el reencuentro se volvió a dar y ahora sí de manera fructífera. Azteca les encomendó un video corporativo para la fusión que se iba a dar con la televisora estadounidense NBC, además de la elaboración de un programa -policíaco. Así surgió Expediente 13:22:30 –conducido por Verónica Velasco, esposa de Ibarra–, el cual en sus tres primeras semanas alcanzó 10 puntos de rating. “Era la primera vez que un programa de Azteca subía a los dos dígitos.”

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Con ese éxito, Salinas Pliego les propuso la elaboración de una serie policíaca. La gente de Ibarra respondió con un proyecto de 52 horas, pero al ver el potencial de la trama, el presidente de TV Azteca fue más allá: “Que sea una telenovela.”

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Sin ninguna experiencia en el género, y posiblemente gracias a eso, las ideas fluyeron más frescas y la producción fue más innovadora. Desde un principio se plantearon que sería una telenovela realista: “Un poco de drama, hacer alusiones a la realidad, contar una historia contemporánea”, explica Ibarra. La idea original era el atentado a un abogado pero Salinas Pliego quería más escándalo: “Mejor el asesinato de un procurador mexicano.” El resultado fue la realización de Nada personal. La estrategia de Argos fue importar talentos venezolanos, cooptar actores de Televisa, arriesgarse con actores jóvenes desconocidos y una eficiente campaña publicitaria basada en la expectativa, el misterio y el escándalo.

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ADIÓS A LAS ARMAS
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Ante el desarrollo de nuevos proyectos, Argos se vio en la necesidad de diversificar sus áreas de trabajo. A la fecha están integradas por Argos Noticias (produce programas no dramatizados como Expediente 13:22:30 y Se vale soñar, y ofrece servicios de noticias al extranjero); Argos Soluciones (agencia de publicidad que maneja las cuentas de Telmex –una parte–, Elektra, Fundación Telmex, Amafores, TV Azteca, Sears, La Jornada y la Fundación Rigoberta Menchú); Argos Producciones (casa productora de comerciales y documentales); Argos Servicios (centro de producción, con foros de televisión, unidades portátiles y servicios de post producción), Argos Televisión (producción de telenovelas), Argos Cine (que iniciará su primer trabajo fílmico durante este año) y Argos Teatro.

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El crecimiento de la compañía corre en paralelo con el de TV Azteca. Entre 1993 y 1997 creció 3,026%, al pasar de una facturación de $4.9 a $203.7 millones de pesos. Los servicios informativos siguen expresando el mayor peso de los ingresos ($73.5 millones), aunque crecen con increíble velocidad los de las telenovelas ($22.4 millones en 1997).

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El modelo que han seguido para la producción de las telenovelas es calificado por Ibarra como “híbrido”, con permanentes ajustes sobre la marcha. En cada proyecto ha incursionado en nuevas fórmulas de producción y de cooperación. En Nada personal, TV Azteca puso el dinero ($5 millones de dólares) y echó a andar sus nuevas instalaciones de Azteca Digital (foros y equipo), mientras que Argos se encargó de administrar los recursos y controlar el equipo humano. Bajo esa misma óptica se realizó Mirada de mujer. En ambos casos, Argos llevaba un porcentaje de las utilidades y bonos sobre el rating. En cambio, para Demasiado corazón, aunque el dinero lo sigue poniendo la televisora –dueña de los derechos de comercialización–, las instalaciones y el equipo se los renta Argos, que mantiene el control sobre directores, escritores, actores y técnicos, además de las campañas publicitarias. Todo un paquete. Ibarra se ufana: “No hay antecedentes de una productora así en México, es una nueva modalidad que permite el avance formal de una estación y una estructura pequeña de Argos con capacidad de reacción y flexibilidad.”

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A decir de Héctor Abadie, director de Programación del Canal 40, y quien también dirigió por más de una década la programación de los canales 13 y 7, la presencia de Argos en el mercado es algo “excepcional”. Reconoce que el éxito de las telenovelas que ha impulsado esta productora se debe a su manufactura, concebida desde un concepto netamente cinematográfico. “Esa es su gran aportación a la televisión moderna que había esquematizado hasta el anquilosamiento; también importa mucho el tema, el contenido dramático y su actualidad. Aquí lo más importante ha sido su manera de contar la historia.”

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Con una inversión de $9 millones de dólares en equipos e instalaciones, Argos se apresta en 1998 a echar toda la carne al asador con la realización de tres telenovelas y una comedia, afianzarse en producciones de corte familiar y volver a la carga con proyectos de factura periodística. Asimismo, hará sus pininos en cine y pronto estará presente en las carteleras teatrales.

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Estos planes implicarían aumentar sus horas de producción televisiva. En 1997 produjeron 300 horas y prevén alcanzar este año 644 horas, y así sucesivamente hasta llegar al año 2000 con más de 1,000 horas.

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La relación tan estrecha que se ha establecido con Ricardo Salinas Pliego no deja de despertar suspicacias. Ante estos cuestionamientos, Ibarra responde: “Parecería difícil creer que gente con distintos perfiles ideológicos nos encontremos en el camino. Sin embargo, nos une una convicción primordial: hacer una televisión distinta.”

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Admite que hay programas de TV Azteca que no son de su agrado y se lo hace saber a los directivos. “Lo discutimos y creemos que hemos servido de algo. Es gente que sabe escuchar”, agrega Ibarra. Más que un contrato de exclusividad, el director de Argos ve su relación con la televisora como un matrimonio, donde “hay respeto, cariño e intereses comunes”. Está convencido de que el futuro de su empresa está en su autonomía y en la capacidad de articular una visión integral de las comunicaciones. Se trata de darle permanentemente vueltas a la tuerca.

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