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Arte. Se buscan compradores

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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

El Arte, con mayúsculas, siempre reditúa. En él anidan fortunas. Hace medio siglo, cuando Miró y Picasso sobrevivían en la marginalidad, su obra estaba a años luz de los precios con que ahora circula. Quienes apostaron a ellos, hoy son millonarios. Y lo mismo sucede con quienes supieron apoyar, en su momento, a artistas que aun siendo extraordinarios no alcanzaban todavía la cima de la celebridad. Hace 10 años, por ejemplo, un óleo de Toledo se cotizaba en $20,000 dólares; hoy, su valor se ha elevado 10 veces, incluso más.

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Sin embargo, ese pequeño núcleo de la población que aún conserva el privilegio de tener un excedente y puede darse el lujo de escoger en qué lo utiliza, sigue prefiriendo irse a la bolsa, a los dólares, a los bienes raíces, antes que a la plástica, la escultura o las antigüedades.

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¿Por qué? Quizá por la impaciencia por hacer dinero rápido, quizá porque se cree que no es fácil colocarlo en el mercado y convertirlo a pesos, quizá por ignorancia o desinterés. Los galeristas no lo saben, lo intuyen, pero sin duda sería interesante averiguarlo.

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Para Alberto Mizraki, director del Grupo Mizraki que maneja dos galerías en la ciudad de México y una editorial especializada en libros de arte y reproducciones, "ha faltado credibilidad del inversionista mexicano en sus artistas: Diego Rivera y Frida Kahlo no fueron reconocidos en su momento". Paradójicamente, el aprecio que el mundo ha tenido por la plástica mexicana es tan antiguo como la Colonia, y evidencia de ello es la gran cantidad de piezas que pueden encontrarse aquí y allá. Autores anónimos que son una joya del arte novohispano; obras de Miguel Cabrera, José de Páez, Landesio, Velasco o Zárraga, han sido repatriados de países como España, Filipinas, Venezuela o Francia, gracias a la búsqueda casi -sherlockiana de Rodrigo Rivero Lake, uno de los anticuarios más reconocidos del país.

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Faltan coleccionistas. Entre galeristas parece haber un consenso: en arte, es mejor invertir hoy que mañana. 0, puesto de otro modo: este es el tiempo de comprar.

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Oscar Román, de la galería que lleva su apellido, afirma que "México se encuentra en uno de sus mejores momentos en producción plástica" su obra está reconocida entre las primeras del mundo - particularmente de América Latina- y su mercado es uno de los más sólidos del ámbito internacional. No es gratuito. Ya en 1943 José Clemente Orozco señalaba que algunas naciones "sobresalen por su música. Rusia por el baile. México por la pintura".

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Este hecho, ligado a la crisis, hace del actual un momento ideal para invertir. No porque se "abaraten" los precios -"el arte nunca se abarata", dicen-, sino porque es ahora cuando se encuentran las grandes oportunidades: gente que vende cuadros para salir de un bache ("los bienes son para combatir los males", dice el dicho); artistas que reajustan sus precios a la realidad del peso mexicano; galerías que reducen comisiones o márgenes de utilidad; en fin...

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Y sin embargo, muy pocos están comprando arte aquí. Diana Nankin, directora de Arte Núcleo Galería y presidenta de la Asociación Mexicana de Comercializadores de Arte y Antigüedades (AMCAA), sostiene que el grueso del mercado lo hace el coleccionista -gente que sabe y gusta del arte-, de los que en México hay muy pocos.

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La percepción es generalizada: el mercado está deprimido; la falta de liquidez ha colapsado las ventas; muchas galerías están a punto de cerrar; las autoridades no hacen nada por fortalecer el mercado y la gente a la que le sobra dinero ("en este país hay fortunas inimaginables", sabe Rivero Lake) lo está poniendo en otras cosas... O en otra parte. Porque ocurre también que muchos mexicanos prefieren comprar al triple en las subastas de Nueva York: "Yo he tenido cuadros aquí que nadie quiere y luego se venden al alza en alguna subasta de Nueva York", asegura Nankin.

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Dice Rivero Lake que el arte se mueve mucho y que -"los pintores mexicanos como Frida Kahlo se han convertido en extravaganza". Un óleo suyo se cotiza de entre $1 y $5 millones de dólares y un Facsímil de su -Diario, editado en Europa hace unos meses, salió a la venta en $1,400 dólares.

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Kahlomanías aparte, él piensa que a muchos connacionales -"la identidad cultural les está llegando a través de las subastas estadounidenses", que han sacado a la luz artistas olvidados, menospreciados o desconocidos, así como piezas diversas a las que nadie daba antes ningún valor y que hoy están siendo revaluadas.

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Quizás no sea una mera cuestión de malinchismo. Para la presidenta de AMCAA también existen razones fiscales que limitan el crecimiento del mercado mexicano: -"En todos los países civilizados existe un deducible" en las operaciones de compra-venta de arte. En México no. Lo que aquí priva es la -"ignorancia, el desinterés, la falta de información. No tenemos ningún tipo de apoyo" y esto alienta la venta subterránea, desanimado al mercado profesional y abierto de las galerías. Nankin estima que entre 70 y 80% del arte en este país se comercializa a través de los conductos informales (cajueleros, suele decirse), sin factura, sin una garantía confiable de originalidad y sin el respaldo que permite la revalorización de la obra.

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Los mexicanos los prefieren muertos. El arte de los consagrados sigue siendo el consentido. Más que una apuesta, son inversiones seguras: los ineludibles -Diegos y Fridas (cuyos precios van de $1 a $5 millones de dólares), Olga Costa, María Izquierdo, Remedios Varo o Ángel Zárraga -(su Chango Pintor subió de $4,000 dólares hace 10 años a entre $250,000 y $300,00 dólares ahora, precio de salida en una de las últimas subastas de Christie’s de este año), etcétera.

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El problema es que pocos alcanzan la consagración en la primavera. Tamayo al margen, los precios más altos se consiguen -post mortem … Como si la muerte resaltara los talentos. Sin embargo, este mercado tiende a ser menos dinámico: ni es tan fácil que el dueño de un buen cuadro de alguno de estos artistas se deshaga de él fácilmente, los precios no dan cabida a un mayor número de compradores potenciales, ni los márgenes de revaluación son tan altos como el que suele haber en un pintor que va creciendo.

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Según Mizraki, en épocas de crisis el mercado del arte se lo reparten, a medias, consagrados y emergentes. Otros piensan que el efecto es desigual. De acuerdo con Nankin, quienes cotizan en dólares y se venden en los mercados internacionales no han sido tan golpeados. En todo caso, su mercado se mantiene sobre los mismos niveles en los que estaba. Pero los demás han tenido que ajustarse de algún modo. Puesto en pesos, advierte Román, sus precios se duplicaron, -y lo cierto es que una obra de arte no se revalúa tan rápidamente".

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Como sea, ahora la parálisis es casi general. En pleno auge de la plástica mexicana, en un tiempo donde comprar puede ser una oportunidad, lo que faltan son, precisamente, compradores. No talentos. Artistas como Toledo. Cohen, los Castro Leñero, José Luis Cuevas, Manuel Felguérez, Rafael Cauduro, han ido adquiriendo un valor que no decrece.

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Román menciona entre los artistas jóvenes con futuro -un futuro que en realidad va siendo cada vez más presente- a Estrella Carmona, Jorge Marín, Ismael Vargas, Alejandro Colunga, Jesús Urbieta (que estuvo a subasta en Sothebys con un precio que ya no se dispara tanto de un Toledo) o Arturo Rivera ("un dibujo suyo hoy debe valer alrededor de $4,000 dólares, cuando hace 10 años costaba apenas unos cuantos pesos"). Nankin habla de Macotela, Dalia Monroy, Javier Cruz y Guillermo Meza, entre otros; Mizraki suma a la lista a Trinidad Osorio, Jaime Godet, Rodolfo Morales, Teresa Morán, Manuel de Rugama (hace menos de cinco años se cotizaba en alrededor de $3,000 dólares; -hoy hay cuadros suyos de entre $18,000 y $45,000 -dólares-).

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Pero ellos son sólo algunos de los muchos que están haciendo trabajos excelentes. México, decía Orozco, es un país "de gente plástica". En los compradores está en cierta medida que lo siga siendo. De lo que puede estar seguro cualquier inversionista en arte es que su inversión no le traerá, como en la bolsa, el vértigo de la montaña rusa.

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