Ronquido nocturno y obstrucción nasal. Entre los múltiples padecimientos de las vías respiratorias estas dos resaltan por su incomodidad, ya sea para el afectado o para el prójimo. Si bien son males antiguos, factores relativamente nuevos como la contaminación incrementan molestias que, por una parte, reducen la calidad de vida y, por otra, aumentan el absentismo laboral.
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Las nuevas tecnologías de cirugía con láser en el campo de la otorrinolaringología se presentan como el futuro en intervenciones que hace no mucho requerían de hospitalización. El aumento de volumen de los cornetes nasales (estructuras que se encuentran en la pared lateral de las fosas nasales y que filtran el aire respirado) es un mal muy común en ciudades altamente contaminadas. La operación con láser repara la disfunción y permite al paciente incorporarse al trabajo unas horas después de ser intervenido.
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El otro problema que intenta atajar esta cirugía es la roncopatía, el tan odiado ronquido. Roncópatas simples, es decir, dormilones ruidosos sin más, y aquellos a los que la gordura, su condición de fumadores o la hipertensión han convertido en roncadores, se están quedando sin excusas a la hora de ponerse frente al cirujano. Y aunque la mayoría de la población niega roncar, las cifras hablan de que antes de los 45 años entre 30 y 35% de los hombres roncan (el porcentaje es algo inferior en mujeres). A partir de esta edad se incrementan los ronquidos en ambos sexos.
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Pero el uso del láser no es una panacea; de hecho, en muchos casos debe complementarse con otras tecnologías. Lo que sí es cierto es que resulta muy cómodo ser intervenido por la mañana, por ejemplo, y acudir normalmente a la oficina por la tarde. Y al ahorro de tiempo y molestias hay que sumar el de la hospitalización. Al menos los roncadores deberían pensarlo, sus parejas lo agradecerán…