Apenas se empezaba a reponer de una crisis, cuando Coca-Cola ya enfrentaba otra: sus oficinas en cuatro países de Europa fueron sorpresivamente revisadas por las autoridades, en busca de evidencias de pagos ilegales a los distribuidores para que dejaran de vender refrescos de la competencia.
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La investigación fue iniciada a petición de… Pepsico.
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El segundo fabricante de refrescos del mundo se mantuvo al margen de la crisis de junio, cuando Coca-Cola tuvo que retirar de algunos países europeos cientos de botellas de sus productos.
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Pero ahora, según analistas citados por la BBC de Londres, Pepsico trata de obtener ventajas en el mercado mediante la estrategia de distraer a Coca-Cola con retos legales y regulatorios.
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El temor a la contaminación de los productos de Coca-Cola contribuyó a una caída en las ganancias de la compañía entre abril y junio, que bajaron por tercer trimestre consecutivo.
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Las ganancias en el segundo trimestre fueron de 38 centavos de dólar por acción, 21% menos que un año antes. Las ventas de Coca-Cola bajaron en otras zonas: En Kosovo, por la guerra; en China, por las inundaciones y el sentimiento antiyanqui desatado por el bombardeo de su embajada en Yugoslavia; en Rusia, por la crisis económica y en Estados Unidos, en parte por Pepsi, cuyas ventas han avanzado impulsadas por el lanzamiento del refresco dietético PepsiOne.
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