En febrero pasado, el director del Banco de Comercio Exterior colombiano estuvo en el DF con el fin de promover las inversiones mexicanas en su tierra.
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¿Por qué abre una sucursal en México el Banco de Comercio Exterior de Colombia?
Durante los últimos tres años el G-3 –México, Colombia y Venezuela– durmió el sueño de los justos. Queremos recuperar la dinámica comercial, y México ocupa un lugar importante. La idea es tener un brazo financiero en la Ciudad de México para ayudar a los exportadores colombianos a concretar negocios.
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¿En qué sectores desearían participar con mayor intensidad?
Hay algunos en los que somos competitivos: alimentos, productos agroindustriales, algunos nichos de la industria petrolera (la perforación de pozos), industria automotriz y carbón de coque.
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¿Qué atractivos ofrece Colombia a los empresarios mexicanos?
Muchos. Los mexicanos penetraron el sector de ingeniería en Colombia, un área de negocios importante. Incluso, nuestro país está dispuesto a recibir cualquier tipo de inversión, pues el gobierno eliminó varias limitantes a la participación extranjera. Existen también oportunidades en transportes e infraestructura de comunicaciones.
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¿Qué obstáculos enfrenta Colombia para aprovechar el acuerdo comercial del G-3?
Problemas arancelarios tradicionales, aspectos fitosanitarios, normas técnicas, pero lo que más daño ha causado al G-3 es la inestabilidad económica.
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¿Los problemas de inseguridad y delincuencia ahuyentan a los inversionistas mexicanos en Colombia?
El narcotráfico y la guerrilla preocupan a los inversionistas y tienen un costo directo difícil de estimar. Sin embargo, para los empresarios mexicanos no importan tanto: sus inversiones están por arriba de esas consideraciones. La realidad y la economía mexicana se parecen mucho a la colombiana, de tal manera que ese argumento no pesa.