Con el tiempo en contra
Además de las fallas propiciadas por el gran rango de discrecionalidad gubernamental, que sólo es posible en el sistema político mexicano, parece que en los últimos sexenios se cometió el error de tratar de implantar, fuera de tiempo y sin considerar las condiciones históricas, un modelo que quizá pudo haber proporcionado resultados positivos en otras circunstancias. Hoy, afortunadamente, a pesar de que todavía son débiles, se advierten señales que sugieren la intención de hacer correcciones.
- Lo que no fue...
Si México hubiera sido la nación más desarrollada en el momento que abrió su economía, si dispusiera de suficiente ahorro interno y si no tuviera que hacer frente a urgentes demandas sociales, todo lo que se hizo en el sexenio anterior hubiera resultado exitoso. Sin embargo, ese no fue el caso.
- El mercado castigó la decisión de la anterior administración gubernamental de jugar con reglas que los países fueron diseñando con forma ganaron fortaleza, y de abrir sus fronteras a las importaciones en un contexto en el que había excedentes de capacidad productiva en las economías industrializadas. También castigó la decisión de financiar con recursos externos y de manera indefinida un creciente déficit comercial. No es ese el objetivo de los capitales foráneos: éstos esperan y buscan obtener utilidades.
- El problema es que el deterioro que se advierte en las condiciones de bienestar, salud y educación de la sociedad mexicana ya resulta alarmante, lo mismo que los reclamos o los actos delictivos que eso genera. A esto se añade el agravante, que ya se había señalado en otra ocasión, de que la válvula de escape de la emigración podría ser clausurada.
- Se podrá decir, sin embargo, que hoy México cuenta con algunas empresas industriales que están en posibilidades de competir internacionalmente. Lo malo es que no existe una sola razón que permita suponer que esa capacidad productiva y tecnológica la lograron gracias al ajuste que durante 12 años se impuso a la economía nacional. Es más, con toda seguridad, grandes firmas como Cemex, Alfa, Cydsa, ICA, Vitro y otras de capital nacional, se habrían desarrollado más rápidamente si, para corregir los derroches y la corrupción a que se atribuyó la crisis de 1982, se hubiera castigado a los culpables de esos ilícitos y no se hubiera aplicado una política indiscriminada de contracción del mercado interno. Algo semejante se habría logrado si para aumentar la eficiencia del país, en lugar de una drástica apertura comercial, se hubiera aplicado una política competitiva de fomento y apertura selectiva sujeta a resultados.
- La realidad
El problema es que los “hubiera” no existen. Hoy el país atraviesa una difícil etapa en la que, con, más intensidad que en el pasado, se hace indispensable encontrar los mecanismos para establecer bases sólidas que permitan superar e impedir el resurgimiento de estas crisis.
- A principios de febrero, ante el riesgo de que la insolvencia de México propiciara una debacle financiera mundial, el presidente de Estados Unidos logró conjuntar un paquete de ayuda financiera por $51,000 millones de dólares. Con esos recursos, el gobierno mexicano espera resolver el problema generado por los vencimientos de los instrumentos de deuda emitidos por el gobierno mexicano. Sin embargo, no están claras las condiciones y los plazos de esos créditos, de modo que persiste la inquietud acerca del riesgo de que al paso de unos meses se está nuevamente frente a una crisis.
- Aunque es probable que esos recursos no se utilicen completamente, si ese fuera el caso, ni siquiera bastarían para cubrir la necesidad de financiar el déficit de cuenta corriente que, técnicamente, no deberá ser mayor a $14,000 millones de dólares. Para pagar esas mercancías y servicios se recurrirá a la contratación de deuda por $5,000 millones de dólares y a la búsqueda de inversión extranjera, entre otras medidas.
- Por otra parte, con el propósito de limitar el crecimiento de precios a 19% anual, el Banco de México anunció que restringirá la expansión de su crédito interno neto a N$ 10,000 millones de nuevos pesos.
- Así, las disposiciones gubernamentales dadas a conocer hasta el momento en materia económica, permiten prever un año en el que se resentirá una fuerte contracción en ventas, bajará la producción, habrá presiones salariales, aumentará el desempleo y nuevamente habrá posposición de proyectos.
- Audacia es el juego
Para no incurrir en los errores del pasado, seria deseable que para hacer frente a la situación que se vive en el país, los industriales hicieran todo lo posible para lograr, ahora si, una mayor coordinación gobierno-empresas-trabajadores. Esta coordinación no debe ser corno la que en años anteriores se basaba en negocios comunes y complicidades, sino en un esfuerzo firme, transparente, en el que los funcionarios públicos no hagan otra cosa que cumplir sus obligaciones, todo con el propósito de no cerrar empresas y no crear desempleo, sino crecer y ganar mercados.
- Aunque habrá escasez de recursos, se debe garantizar que se utilicen con la máxima eficiencia. Además, los organismos empresariales deberán promover la consolidación de las experiencias de compras en común, comercializadoras y otros esquemas que deben funcionar y contribuir a reducir costos. Asimismo deben establecerse criterios que de inmediato permitan a las empresas negociar efectivos programas de productividad de mutuo beneficio con sus trabajadores.
- Por fortuna, hay algunas señales en el sentido de que esta administración estará más sensible a las demandas de los industriales. El secretario de Comercio anunció un importante programa de fomento que debe ponerse en marcha lo más pronto posible y cuyos resultados deben ser monitoreados con toda precisión por parte de los industriales, para proponer las correcciones necesarias. La situación es de tal gravedad que no se deben permitir las actitudes del pasado. Hoy los industriales deben obligar a las autoridades a atender sus demandas y propuestas.
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- RESPIRO FINANCIERO, PERO… - |