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Con temple de acero

Es como Slim: su empresa, ICH, ha crecido con base en compras. Este año se avecina otra.
mar 20 septiembre 2011 02:55 PM

Rufino Vigil González necesita más que un grillete para detener su fiebre de compras en los pasillos del acero. El empresario que compra y luego existe, gastó $280 millones de dólares en 2001 para adquirir la siderúrgica tapatía Simec. La mitad de ese capital fue un crédito que liquidó seis años antes de su vencimiento en 2009.

- De su cartera volvió a sacar $150 millones de dólares para adueñarse durante el año pasado de dos plantas de la española Sidenor. Esta vez, el presidente de ICH prescindió de los bancos. Los recursos salieron de su caja, que desde 1991 mantiene con flujo suficiente para atrapar las ‘baratas’ del acero. Un caja que sigue nutriéndose debido a que sus utilidades crecieron más de 300% durante 2004.

- “Tenemos una cantidad considerable de dinero esperando una adquisición”, declara el presidente de ICH desde su despacho en la Ciudad de México. Su guardadito es un flujo de caja de más de $3,000 millones de pesos y su capacidad de endeudamiento actual es de unos $10,000 millones de pesos.

- Esto le permitirá cazar una oportunidad en cualquier momento. El carrito de compras de Rufino Vigil está tan activo que los inversionistas aceptaron con una sonrisa una nueva colocación de acciones por $213 millones de dólares de capital, en febrero pasado. Todas esas absorciones más que duplicaron sus activos y patrimonio y aumentaron en 45% su planta laboral. La interrogante es de dónde saca tanto dinero este hombre de 55 años. Su obsesión por controlar los márgenes de operación es tal que cada miércoles y jueves viaja personalmente a sus plantas en Mexicali, Matamoros, Monclova, Guadalajara, Apizaco y Cholula.

- “Superviso que haya suficientes inventarios de materia prima y producto terminado, que los productos sean los indicados, hablo con directores, encargados de área y hasta con supervisores para estar al pendiente y alinear a todos”, dice Rufino Vigil, quien empieza su día nadando a las seis de la mañana y termina de trabajar a las 22:30 horas.

- Como presidente de Consejo, no se conforma con vigilar la estrategia financiera. “Si no tengo buen costo, no voy a poder vender”, explica, una filosofía que lo ha mantenido más de 30 años en un mercado de precios internacionales.

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- La austeridad total es una de sus claves. “Más que una estructura delgada, son un esqueleto”, dice Carlos Hermosillo, analista de la casa de bolsa Vector. “Para mí, eso es un elogio”, responde risueño Vigil. Eso se nota en el estado de resultados. Durante 2004, aumentaron casi 185% sus ingresos y el costo de ventas subió 51%. Esta diferencia permitió que el último trimestre del año generara una utilidad de 37% sobre $2,666 millones de pesos.

- Hasta ahora, Rufino Vigil sólo destina los recursos en dos sentidos: para mantener y expandir la producción de las plantas y acumular efectivo para comprar más. En opinión de Hermosillo, la estrategia funciona bien porque no distrae recursos en proyectos sin rentabilidad. “No tener deuda es bueno porque evita los gastos financieros y eso les da mayor capacidad para mantener y modernizar las plantas”, explica el analista.

- ¿Quién da menos?
Su nutrida cartera de billetes ya arrancó una ola de rumores entre los inversionistas. Alfa anunció la venta de Hylsamex y AHMSA tiene los mismos planes para este año. También se habla de una alianza con la brasileña Gerdau para adquirir algún gigante de acero mexicano.

- Pero hay pocas probabilidades de que estos rumores sean ciertos. “No vamos a comprar algo que sea caro”, determina Vigil. Con estas palabras ahuyenta las posibilidades de comprar Hylsamex, cuyo capital en acciones equivale a $2,400 millones de dólares. La percepción del empresario es que está sobrevaluada.

- Por su parte, la siderúrgica de Coahuila AHMSA está contrarrestando sus deudas con generación de efectivo para buscar un buen precio de venta. “Si arregla sus problemas financieros, tampoco sería una oportunidad”, declara Sergio Vigil, hermano del empresario y director general del grupo.

- Por esta razón, Vigil analiza tres opciones de compra en Estados Unidos y otra en Sudamérica. Una sola posibilidad está en México. “Cada día es más difícil tener oportunidades de compra en el mercado nacional a precios adecuados”, explica el presidente de ICH.

- El nombre de las candidatas de compra y el monto de la transacción es algo que todavía no revela el directivo. “Contemplamos compras desde $100 millones de dólares e incluso podríamos comprar varias empresas de menor tamaño. Si la oportunidad lo requiere, sí nos vamos a endeudar”, adelanta Sergio Vigil, de 42 años.

- Una operación de este tipo ya es familiar para estos dos hermanos. Su primera adquisición fue la planta de Tlalnepantla en 1991; tres años después compraron la fábrica de tuberías de Monclova; en 1999 agregaron la siderúrgica de Ecatepec y en 2001, llamaron la atención del mercado con la conquista de Simec.

- “Desde siempre nuestro crecimiento ha sido con base en adquirir empresas”, señala el empresario capitalino. Por ejemplo, las plantas de Apizaco y Cholula compradas el año pasado, aumentaron 37% sus ventas. Este año, los hermanos Vigil González esperan que sus ingresos suban de 10 a 15% y generen resultados antes de impuestos (EBITDA) por $250 millones de dólares, el triple de la cifra que obtuvieron en 2004.

- Sus ventas están garantizadas porque están repartidas entre un millón de clientes provenientes de los sectores automotriz, petrolero y de generación eléctrica. Y ninguno de ellos absorbe más de 3% de la producción total de las plantas.

- Una ganga
“La acción de ICH tiene un precio ridículo”, dice el analista de Vector, cuando a principios de abril se cotizaba en $23 pesos, mientras que la de su competidora Hylsamex era de $35.36 pesos. Pero las últimas acciones han caído más de 11% desde que se valuaron en $40 pesos en marzo pasado, mientras que el precio de ICH se recuperó 10% en el último mes.

- Para Rufino Vigil, un precio justo sería de $30 pesos, pero los analistas de Vector la posicionan en $35. El ambiente especulativo de las tasas de interés y la caída de precios del acero han contraído las acciones de la empresa. Sin embargo, los rumores cada vez más fuertes de una adquisición siguen aumentando la cotización de ICH.

- Los vientos soplan a favor de Rufino Vigil y su empresa. A pesar de la caída en los precios del acero a principios del año, Merrill Lynch espera una recuperación cuando bajen los niveles de inventario y haya un aumento estacional en el segundo trimestre de 2005. La calificadora cree que los precios se mantendrán en $620 dólares la tonelada por la debilidad del dólar, la consolidación de la industria y el crecimiento de la demanda china.

- Por eso es muy probable que ICH obtenga utilidades consistentes en 2005. No obstante, los inversionistas mexicanos tiemblan por la alta tenencia accionaria en manos de extranjeros. Pese a que 12% de los inversionistas provienen de Estados Unidos, Inglaterra, Alemania y España, el valor de sus acciones equivale a la mitad del capital social.

- “La tenencia está bastante pulverizada, pero el riesgo es que los extranjeros llegaran a vender su participación y esto bajaría el precio de la acción”, explica Hermosillo.

- Para Vigil esto es casi imposible, pues los inversionistas extranjeros “tienen una visión de largo plazo y conocen mejor el potencial de crecimiento de ICH”. Pero la familia en la operación y en la administración todavía levanta las cejas de los inversionistas. Cuatro hermanos y cuatro sobrinos de Rufino Vigil están relacionados con el grupo. “Mis hermanos son piezas fundamentales en el esquema que tenemos”, se defiende el ingeniero civil de la Universidad Iberoamericana.

- Hasta ahora, el temor de mezclar los intereses familiares en las decisiones no ha tenido eco en los resultados que ha entregado a sus inversionistas. Con esa solidez y un proceso de institucionalización en marcha (integrando a personas no familiares en su Consejo), a Rufino Vigil sólo le falta dar el sí a su siguiente adquisición. Nada mal para un hombre que empezó a los 25 años como vendedor de tubos de acero y que hoy es el comprador más inquieto del sector.

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