Leonardo Rodríguez Alcaine, CTM
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La obediencia es un hábito difícil de modificar. Sobre todo cuando a los 83 años, y sin un PRI en el poder que lo respalde, Leonardo Rodríguez Alcaine tiene que emprender la modernización de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) para conformar un nuevo corporativismo a favor del gobierno actual o esperar la extinción final de la central obrera más numerosa, y alguna vez más importante, del país, señala Salvador Corro, periodista y autor del libro La decisión de Fidel.
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Según este autor, la gestión de Vicente Fox busca la forma de aprovechar a su favor el control de la CTM sobre los trabajadores. Rodríguez Alcaine llegó a la Confederación sin un proyecto y ahora, con un gobierno en plena reforma laboral, “no sabe a quién debe defender primero, si al gobierno, al obrero o a los patrones. Pero sigue actuando como si el Presidente fuera priísta.”
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Hoy con serios problemas de salud (hace poco abandonó la sesión de Consejo de la central por un dolor en el pecho causado por el estrés), Alcaine tampoco tiene sustituto a la vista. Entre los nombres que se barajan está el del gobernador de Sinaloa, Juan S. Millán, a quien le restan tres años de gestión; Joaquín Gamboa Pascoe, representante de los trabajadores del gobierno del Distrito Federal y, hasta hace poco, también se consideraba a Carlos Romero Deschamps, del sindicato petrolero.