Las 18 propuestas de acción del documento "Medidas urgentes para apoyar la planta productiva y el empleo", presentado el pasado 8 de agosto al presidente de la república por la comisión ejecutiva del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y avalado por las 11 principales agrupaciones empresariales del país, fueron recibidas con cierta decepción por parte de un gran número de empresarios y agrupaciones gremiales. Ellos esperaban un documento mucho más completo, que reflejara el amplio conjunto de demandas y propuestas de solución a los numerosos problemas que afectan a la planta productiva nacional y que funcionara, al mismo tiempo, como una base de negociación con el gobierno.
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Estas propuestas de acción dejaron fuera una gran cantidad de demandas y propuestas que las organizaciones privadas habían venido manejando con insistencia antes y después de presentar el documento mencionado.
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Por ejemplo, entre las cinco medidas presentadas en relación con la problemática financiera que afecta a las empresas del sector industrial se pedía especificar los compromisos financieros de Bancomext para el resto del año e incrementar los recursos para apoyar las exportaciones; se autorizara a este mismo banco el financiamiento temporal de mercancías de importación; se redujeran los plazos de entrega de los créditos de Procampo para el cielo primavera- verano 1995 a sólo 30 días, a partir de la solicitud; el ejercicio inmediato del presupuesto del Fovi pira la construcción y compra de vivienda y, la más atrevida de sus peticiones, solicitar al gobierno que proporcione garantías adicionales para la reestructuración de pasivos del sector agropecuario.
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Frente a esto, cabe preguntar, ¿dónde quedaron los intereses de los cientos de miles de empresas industriales no exportadoras; los planteamientos relativos al ajuste de los créditos vencidos a su valor real; la condena del anatocismo y los cargos moratorios excesivos; el establecimiento de tasas de interés más justas y acordes con las necesidades de la economía nacional, y el otorgamiento de créditos preferenciales para la reactivación?
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Sorprende que las altas dirigencias empresariales hayan presentado un documento tan pobre, en el que la mayor parte de las demandas corresponden a medidas ya ofrecidas antes por el gobierno. Aunque todo indica que en la propuesta empresarial predominó el pragmatismo solicitar sólo aquello que se puede obtener con cierta facilidad , también se percibe sometimiento de parte de las cúpulas empresariales a los lineamientos de política económica implementados por el gobierno. Con ello, el CCE y las organizaciones firmantes, parecen renunciar a la posibilidad de influir en la búsqueda de mejores soluciones a los problemas que afectan a la planta productiva nacional; también se arriesgan a perder representatividad y a verse rebasados por nuevas organizaciones empresariales independientes.