Cuentas claras, amigos divididos
El proyecto de crear un sistema homogéneo de contabilidad para el mundo, que teóricamente ofrecerá reglas unívocas y transparentes a todas la empresas que operan en un mercado internacional, está creando un enfrentamiento entre Estados Unidos y la Unión Europea (UE) no obstante el hecho de que los gobiernos del G-7 y las principales autoridades económicas del planeta apoyan la creación de este instrumento globalizador.
-
Tanto Estados Unidos como la UE velan, como en otros foros internacionales, por sus intereses. La Comisión Europea no está de acuerdo con la iniciativa de Sir Bryan Carsberg, secretario general de la International Accounting Standards Committee (IASC), que propone la institución de un nuevo comité ad hoc, formado por los principales organismos que se ocupan de las reglas contables. Uno de estos sería el estadounidense US Financial Accounting Standard Board (FASB).
-
La comisión recomienda crear un órgano independiente de los ya existentes. Sugiere también transformar al IASC en un organismo autónomo y con delegados provenientes de las más importantes zonas económicas.
-
Las autoridades de Bruselas consideran que la creación de un comité ad hoc, carente de una adecuada representación política y profesional, podría caer bajo el dominio del llamado “G-4 contable”, esto es, Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda y Australia, con sistemas diversos a los de Europa.
-
La propuesta comunitaria se enfrenta a costumbres que juegan en su contra. Con el fin de fortalecer su presencia en Estados Unidos, muchas empresas europeas se han adecuado a sus criterios contables.
-
Mario Monti, comisario europeo para los servicios financieros, explica que la UE, “quiere ir hacia un mejor uso y un reconocimiento oficial de los estándares contables internacionales”, pero advierte que “si los estándares no son definidos en un modo legítimo y bien aplicado no podrán ser creíblemente utilizados en la Unión Europea y fuera de ella”.