Más allá de cualquier convención que invite al descanso, la cama juega un papel primordial en nuestras vidas y en cuestión de cine es un elemento de importancia vital en varias cintas que la retratan como artículo de reflexiones y cambios, invitaciones sensuales y sexuales, catedrales de nuestras mayores pesadillas y sueños, e incluso como últimos recintos de nuestra existencia.
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La Doble Cama (Le Lit a Deux Places) 1966, Francia/Italia, 120 minutos.
De Jean Delannoy, Francois Dupont-Midy y Gianni Puccini, con France Anglade, Michel Serrault, Margaret Lee, Dominique Boschero.
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Quizás la única película donde la cama es la protagonista, esta cinta gira en torno a una venta de camas y las historias de sus compradores.
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Extasis (Bliss) 1997, Estados Unidos 103 minutos.
De Lance Young, con Craig Sheffer y Sheryl Lee.
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Una de las mejores cintas eróticas que no cae en acercamientos soft-porn, sino que se preocupa en narrar una buena historia. La cama está presente en todo momento y sirve como marco para delinear los tonos dramáticos y narrativos.
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El Exorcista (The Exorcist) 1973, Estados Unidos, 121 minutos.
De William Friedkin con Linda Blair, Jason Miller, Max Von Sydow y Ellen Burstyn.
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Un dramatismo de la cama en la intensa historia de la niña poseída por el diablo. La cinta hace ecos del miedo a la religión y es una de las piezas claves del cine de horror.
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Misery (Misery) 1990, Estados Unidos 107 minutos.
De Rob Reiner, con James Caan y Kathy Bates.
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El terror de lo que una cama puede significar y de estar atado a ella sin poder escapar está perfectamente ejemplificado en esta adaptación de la novela de Stephen King.
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He aquí tan sólo unos de los muchos ejemplos “encamables” que podemos encontrar pero ciertamente todos valen la pena y más si se pueden disfrutar desde el lecho.